De mariposas huyendo.
Hoy, al sentir llover, destapé el instante que, de niño, escondí en un frasco.
Olía a tierra mojada. En nuestra cárcel de frío soñábamos con ser lágrimas de lluvia, para poder jugar en la calle un rato.
Mirábamos desde el balcón. Reíamos sin ganas.
Asomados, rozándonos las manos, quemándome por dentro de lo cerca que estábamos.
Un momento divino, roto por la merienda, que me supo amarga:
a mariposas escapadas de mi vientre, al rumor de la lluvia.
Ilegales – Destruye
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
Todos lo tenemos. Un niño interior. Solo que hay que dejarlo salir a jugar de vez en cuando. Al mio le encanta desordenar mi mente cuando paseo por lugares en el que una vez fui niño.
Gratos sueños.
Me gustaMe gusta
No muere si lo alimentamos bien. Necesita dulces de juegos perdidos en la infancia y batidos de lugares inolvidables que visitar. Si ademas lo animas con un «que encantador era entonces» o un «cuantos suspiros por un sueño» se mantendrá saludable y querrá salir de vez en cuando.
Gratos sueños.
Me gustaMe gusta
El descanso del Onironauta 
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.