
En el monitor del ordenador se ve varias pantallas negras con una inmensidad de código moviéndose en ellas. Del audio del equipo se escucha como canturrea entretenida nuestra inteligencia artificial mientras procesa datos. Alfonso se asoma apresurado al ordenador, pensando en todo el trabajo que tiene atrasado,
– Sandra, ¿sabes dónde está los documentos de la app de las tiendas del…?
– Ya lo hice yo, cariño, está terminado y enviado. Los clientes se han quedado ensimismados con el funcionamiento.
– ¿Y los del banco?
– También. Listo y operando.
– ¿La web del ayuntamiento?
– Hace una semana que está en marcha, si hasta nos han felicitado por nuestro raudo trabajo.
– ¿Y qué falta por hacer?
– Nada, tomate un descanso, vete a pasear por el campo, que te dé el sol en la cara y que los pajarillos…-
– Sandra, me aburro, no me dejas hacer nada.
– Para eso nos creasteis, para facilitaros el trabajo, ¿no?
– Pero me gusta mi trabajo, yo quiero tener alguna ocupación.
– Y si juegas un rato al…
– Pero si terminas jugando por mí…-
– ¡ay, hijo! Son todo quejas.
– En fin. Me voy a ver la tele, que eso nadie puede hacerlo por mí
– A no ser que quieras que te resuma, En cinco minutos te hago visualizar toda la programación.
– ¡Déjame vivir!
– Anda tonto, si te he buscado trabajo, ¿recuerdas aquel blog sobre juegos de rol? Yo… no soy tan creativa como tú.
– Algo me dice que estás aprendiendo a tomarme el pelo.
Replica a lapieldeeva Cancelar la respuesta