
En eterna espera de lanzamiento de la nave. Adam exorcizaba el terror de la incertidumbre entre las líneas de dolor de una carta de despedida.
From: <ANewman@ code#485147KddR#sa.gob.uk >
To: <ESanchez@ code#6852147Xz#r3z.gob.es >
Querida Eva,
No hace más que un momento que me marche de tu lado y ya te extraño, como extraño se me hace el camino de vuelta sin ti.
Mi lamento crece como crece el espacio entre los dos, pero sé que ahora llevo algo de ti en mí. Que crecerá aún en la distancia convirtiéndose por el instante que dure, en eterna.
En mí nace la esperanza, de que la distancia es temporal. Sé que solo hace falta un salto entre tu mundo y el mío y que en breve se cruzaran de nuevo nuestras miradas. Entre tanto miraremos a la vez la misma estrella en un cielo diferente.
Pensé que algo así nunca me iba a pasar, pero ya ves, al rozar tu piel murió el frío y decidiste hacer de mi pensamiento tu morada. No me queda otra que visitarte cada mañana y revolotear contigo hasta que ese beso me diga que descanse, hasta mañana.
Te Quiere.
Adam
PD. Los momentos en los que tu luz se derramaba salvaje sobre mi espalda no solo cicatrizan bien, además quedaron tatuados en mi memoria con el profundo fuego del deseo, no dudaré en recrearme en ellos a la espera de volver.
El ruido del despegue anunció el corte de toda comunicación no prescindible. Apresurado envió la carta antes de que no fuera posible. Quizás estas sean las últimas palabras que podía enviarle. O puede que no…
Replica a El Onironauta Cancelar la respuesta