
– ¡Camarerooooooo!
– Sí, ya va, ya va, cervezas de las que os gustan a los enanos.
– Oye, camarero, ponéis aquí algún aparato para ver partidos de Pelota Percutada.
– Aquí solemos hablar más que ver pantallas, pero veré que se puede hacer.
– Pues sería genial. Se te llenaría esto de enanos.
– Me veo con el local destrozado. Nunca he oído ese deporte. Pelota Percutida.
– Pelota Percutada
– Eso. ¿En qué consiste?
– Ah, es muy divertido. Lo primero es meter en un barril de cerveza a los participantes, un barril por jugador, claro.
– Sano el deporte según veo.
– una vez que esté bien remojado en cerveza, se tiene que haber bebido más de la mitad, si no se ahoga, se le da un mazo y un escudo de madera.
– Y es ahí donde empieza la matanza.
– Exacto, ya veo que entiendes el concepto de tan noble deporte.
– Sí. Masacrar todo lo que se mueve. Lo que no entiendo es que pinta la pelota en esa batalla.
– Es muy importante, es una pelota de madera maciza de haya, y se va disparando al campo.
– Por si queda alguno en pie, ¿no?
– Exacto, eres un experto en deportes, camarero.
– ¿Y hay árbitro?
– Muy importante, Aunque no hay reglas claras en este juego, todo lo mas que hayan bebido suficiente cerveza.
– ¿Entonces? ¿Para qué es el árbitro?
– Para tener a alguien al que perseguir al finalizar el partido. Los jugadores suelen estar inconscientes y no es tan divertido.
– En fin. ¿Cómo os fue la aventura de la búsqueda del libro?
– Ah, ¿aquello?, se quedó en nada. Al salir de aquí al trasgo se lo comió un basilisco. Y nosotros nos entretuvimos comiéndonos al basilisco. Ahora estamos buscando otra vez un elfo. ¿Sabes de alguno?
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.