
¿Es tu pelo?
O no sé qué es. Ese aroma.
¿No te ha pasado nunca? Que te transporta.
Te lleva a una ciudad anciana, a azahar de marismas,
mirando con rabia el futuro entre humos y risas.
Fue entonces cuando te conocí.
Desafié tu mirada y me dijiste que sí.
Que sería eterno mientras sigamos queriendo.
Y que, si no, pues nada:
no habría nada que no se diluyera con el tiempo.
Me seguirás esperando en el puerto.
A ver si vuelvo.
Con la mar en calma, brisa marina y labios de sal.
Volveré con las gaviotas.
Acariciando las arrugas de tu piel
en cada pared,
en cada esquina.
Volveré siempre.
Saurom – Amanecer
Si tu amor fuera una ciudad… ¿Cual sería?

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