
Le gustaba caminar descalza.
Sobre un cable eléctrico.
Abrazada por el viento, despacio.
Allá en lo alto todo parecía más pequeño, menos importante, efímero:
el tráfico denso de alegres colores y humos malolientes,
las personas que gritaban a su paso,
los tristes reflejos de las nubes
dejándose caer en forma de charco.
Todo era anecdótico
a un hilo de aire,
caminando lento.
El sol se acercaba a verla, calentando sus pasos,
meciéndola uno a uno.
Avanzaba hacia el abismo
con la alegría de una adolescente en fiesta,
bañada por la luz de neón.
Caminando, se hizo lejos.
Y se volvió turbio.
Un movimiento sísmico,
ondas chocando contra sus dedos,
la hizo tropezar en el último intento:
rompió el equilibrio,
derramó su atención en el horizonte,
sacó su fragilidad de la línea
y la lanzó al espacio.Y en mitad de la espiral del vacío
voló.
Apparant – Goodbye
Unas migas de pan fueron ofrecidas.
Todo un regalo.
Suficiente para bajar del trono
y querer devorarlas.

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