
Ese día di un portazo tan fuerte que el sonido rompió en gritos que se columpiaron en mis recuerdos.
Salté sobre el colchón de lágrimas y me tapé la cara con las manos.
Era tanta la rabia que se había convertido en versos alados, dispuestos en mi estómago a ser vomitados.
Hamlet – Tu Medicina
- Me revienta llegar tarde por un atasco y que quien me estaba esperando me diga «haber madrugado»
- Me da rabia que en las deudas del banco me llamen estimado.
- Me fastidia el que se salta un Stop y se ofenda de mi cabreo.

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