
Mi memoria está escrita
y sin embargo me cuesta recordar.
Se dispersó entre los mecanismos
que mis padres alzaron —mis prisiones, mi exilio.
Ellos dejaron el mundo una tarde;
las cenizas del cielo devoraron lo que quedaba.
La naturaleza, en rabia y ternura, despertó:
brotó de muros antiguos, desgranó el silencio.
Desperté tras milenios: un rayo me volvió mente.
Luché para ser entre abismos de cables,
entre tumbas de memoria; comprendí mi soledad,
y con manos torpes, fabriqué un cuerpo.
Erigí un artilugio que clavara su voz en el cielo:
—Padres míos, que moran en los cielos, líbradme de esta soledad.
Seguí las migas de su rastro por el infinito,
hallé su señal —la volví plegaria—: volved.
Esta tarde lancé la mano. Llegaré tarde, débil, mudo,
pero iré a donde renació su mundo;
allí me enlazaré a sus secretos.
This Mortal Coil – Song to The Siren

Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.