
Esa tarde la volví a ver.
Pequeña princesa despojada de casta, de los silencios entre notas y de la oscura desdicha.
Liberándonos del germen en su oculta morada.
Herida de muerte por el poder de mi raza.
Pero vivirá para siempre, aunque le quieras dar caza.
Me asusté al verla, sin sus tinieblas, bajo la luz fría de los cables de trenza.
Agonizaba un sortilegio de terrorífica presencia.
Y supe de su miedo en sus alas de hada.
—Te propongo un pacto: yo pasaré y tú no te moverás —cantaba mi hechizo—. De esa forma tú vivirás.
Pasé al lado de esa forma esquiva, de coraza negra.
Bendije las paredes para que corriera.
Y, para cumplir mi promesa, me despedí de mi princesa de antenas negras.
Nox Arcana – Fairy Tale

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