Recital de poesía para la cola del paro

La cola era inmensa, una serpiente hambrienta, inquieta, intentando cazar su presa. Tanto trámite moderno por internet, y aún así, aquí estábamos: esperando. El cielo reflejado en gris me devolvía al mismo lugar de siempre, la cola del paro.

—Perdona, ¿eres la última?
—Pues sí. Ya lo ves. Ahora eres tú el que va detrás.
—Eso parece.

Venía bien distraerse con esos pantalones cortos y esa cara de descaro. Eran días malos y cualquier distracción servía. Tanto luchar por mantener un trabajo digno y, después de diez años, echarme por no cumplir no sé qué requisitos. En fin, mejor pensar en el futuro, aunque la crisis en ciernes y la falta de estudios no presagiaban suerte, sino malos augurios.

—¿Ha cambiado mucho la cosa? Hace unos diez años que no venía por aquí.
—No lo sé, mi caso es parecido.
—Pues andamos apañados.
—¿Diez años en la misma empresa?
—Sí. Me echaron por no tener determinados estudios.
—¿Qué hacías?
—Trabajo de oficina: revisaba contratos, llamaba a clientes… algo así como secretario de un gestor. ¿Y tú?
—Camarera, en un bar de copas. Me pillaron sisando el bote. Pero en realidad descubrí quién lo hacía: nuestro propio jefe.
—Qué cabrón.
—Y aún así, un cabrón intocable.
—Me imagino. ¿Y cuánto tiempo llevabas?
—Cinco o seis años. Aunque ya estaba buscando otro curro. Un restaurante te deja sin vida.
—Ya, trabajo de actores y estudiantes.
—¿Cómo?
—Que se gana dinero, pero para toda la vida no sirve.
—Nada, te ha salido una rima.
—¿De verdad? Es que llevo un poeta dentro.
—¿Ese es tu método para ligar?
—¿Qué? No. En serio, me gusta la poesía. Pero no lo voy pregonando.
—Pues ya que tenemos tiempo, recítame algo.
—Pero soy muy malo recitando… además no me sé ninguno de memoria.
—Venga ya, seguro que un poeta tiene recursos.
—No, de verdad. Qué vergüenza.
—Si me gusta, te invito a una cerveza.
—Vale… intentaré improvisar algo.
—Pero me tiene que gustar, ¿eh?
—Ejem, a ver…

“La cola era inmensa, una serpiente hambrienta, inquieta, intentando cazar su presa. Tanto trámite moderno por internet, y aún así, aquí estaba de nuevo, en la cola del paro. El cielo reflejado en gris me lo recordaba.”

—Me gusta. Pero eso no es poesía.
—Es prosa poética.
—Sí, lo que tú digas. Pero te lo estás inventando.
—De eso se trata: inventarme algo.
—¿Para ganar una cerveza?
—Para beber de tu risa.
—De mi risa y de mi tiempo.
—Ya que nos sobra… vivámoslo en el momento.
—Pues nos queda una eternidad.
—Vivirla contigo no suena mal.
—Más que poeta pareces rapero.
—Trabajo pendiente… si volvemos a vernos.

—Vale, la cerveza te la has ganado. Aunque no sé si con tus rimas fáciles conseguirás trabajo.

Carolina Durante – Perdona

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Comentarios

Una respuesta a “Recital de poesía para la cola del paro”

  1. Avatar de BDEB

    A veces las largas esperas se pueden hacer agradables y de algo malo salir algo bueno.
    Divertida historia Oniro.
    Feliz sábado.

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Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.