Manual de estilo para un alma en tránsito

Primer plano de espaldas de un joven con peinado psychobilly, chaqueta de cuero con tachuelas y botas, iluminado por una farola amarilla en una calle urbana nocturna. Estética rebelde de los años 80, con aire nostálgico y contracultural. Imagen relacionada con el blog DeOniros sobre tribus urbanas, identidad y memoria generacional.

Revolviendo el baúl de los recuerdos, en busca de los nombres que quise tener, encontré una fotografía en la que salía muy serio. Era mi yo de hace mucho tiempo. Me miró desafiante y, sin poder evitarlo, se nos escapó una sonrisa de Mona Lisa. Total, solo hacíamos pose.

Él, de tipo duro, con el pelo del color del combate, cubierto por cuero negro, encadenado en plata y vida, con aires de eterno.
Yo, de mechas blancas de salir de entuertos, con ojeras de cansancio y pijama de “hoy no salgo, que mejor me quedo en casa ordenando estos trastos”.

Me quedé pensando: ¿y si fuera hoy? ¿Qué sería de mis tachuelas de filo romo si hubiera nacido más tarde?

Mi yo más joven, el de la foto, salió de su marco de celuloide revelado, dispuesto a vivir el presente. Se desprendió del pasado.
Se quitó las botas de montar a caballo, las cadenas de ferretería y su camiseta descolorida de bandera pirata destilada en bourbon americano.

Tomó asiento así, sin la ropa puesta. Sabía que la búsqueda interior, tras el milenio, se hace sentado, golpeando letras en un teclado.
Descartamos buscar en lo común, en lo que está en voz de todos. Apagamos la idea de lo que satura las redes y se ve en la calle, e investigamos desde la pasión.

—Lo primero es la música. Es la que mueve el mundo —reflexionó mi yo pasado.

Buscamos los sonidos de ayer reflejados en voces enlatadas, la electricidad vibrante en aparatos electrónicos y el golpe de ritmo bit a bit.
Encontramos que todo se transforma, pero que no cambia nada. Seguía habiendo el ritmo arrítmico de un corazón roto por promesa,
la rabia del “no sé quién soy” y melodías ocultas impresas en binario. Elegimos un himno y lo adoptamos.

—Lo primero es la estética; la música fluye entre varios cauces —le expliqué, indagando.

Encontramos nuevos colores brillando desde el pasado, filtrados por licra y carmín, filmados en sillas ergonómicas
y convertidos en carne cosida a filtro, de piel más lisa y fragancia azul eléctrica. Pero que, a su vez, era auténtica.
Era querer vivir un sueño y que todos lo vieran.

Vestí de negro a mi yo pasado, sin cuero, más cercano. Cambié sus cadenas por un reloj de bolsillo
y le di botas nuevas, que marcaran sus pasos.

—¿Y la ideología? —me preguntó.

—Se ha disuelto en los hilos del destino. Ya no la marca un estilo, ya no está en los acordes, ni hay rastro en el estribillo.
Ahora la eliges tú, a merced de tu criterio.

—¿Y si no sé qué pensar?

—Estarás vacío.

Devolví a mi yo confundido a la antigua foto, que ya harto de experimentos, quería volver a su mundo de cuero y cemento.
Lo que encontré ahora no es nada nuevo, pero sí distinto de vivir.
Así que, cada cual, que vuelva a su tiempo.

South Arcade – DANGER

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Comentarios

8 respuestas a “Manual de estilo para un alma en tránsito”

  1. Avatar de BDEB

    Tu yo de la foto me ha recordado a una persona muy muy cercana, melena, esas chaquetas de cuero o vaqueras con parches y adornos plateados, las botas y algún pendiente en su oreja.
    Yo al contrario, pelo muy muy corto y ropa ancha eso si, sonriendo en las fotos.
    Divina juventud!!

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    1. Avatar de El Onironauta

      Ese era mi yo del pasado, el que me dio una adolescencia arrastrada, tardía, que me duró hasta poco más de los treinta. De viajes buscandome, como lo hago ahora, pero con fuego en las manos. Ahora me atrapó la calma, aunque siga pensando en mañana. Que ya mi ración de sueños me promete camino y metas. Aunque ahora yo también con el pelo corto, sin botas y sin tachuelas, llevo palabras conmigo dispuestas en una chistera.
      Que gratos sean.

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      1. Avatar de BDEB

        Imagino que conforme pasan los años, ese yo se «tranquiliza» un poco. No quiere decir que no nos guste lo de antes, sigue gustando pero lo disfrutamos a otro ritmo.
        Tú el pelo corto y yo ahora me lo dejo crecer (lo justito solo).

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        1. Avatar de El Onironauta

          Si, y contando que ahora el heavy metal se ha fusionado mucho con el folk… Pues hasta viene bien para bajar el ritmo.

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          1. Avatar de BDEB

            Tengo un amigo aquí en el camping que se ha bajado estos días, porque en Villena, desde hoy hasta el día 9 (un pueblo de la provincia de Alicante) está el festival «Leyendas del Rock» seguramente te gustaría.

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            1. Avatar de El Onironauta

              Ya lo creo, un festival con mayúsculas. Aquí se hacen pocos festivales interesantes, aunque alguno si que hay.

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  2. Avatar de Esther

    Seguí imaginando ese yo suyo de antaño hoy y vi que se acercaba con paso pausado y elegante a una moto, tenía colgados unos carteles de «se vende» y pensé que le había interesado pero no, los desató de manillar; los había colgado allí con un cordón de algodón de esos ecológicos, entonces, para mi sorpresa, descolgó también el casco del otro lado del manillar, abrió la carcasa de la moto, sacó una cazadora de cuero y unas botas de cuero también, altas, se descalzó las zapatillas, se calzó las botas, la chupa, el casco, se subió a la moto, miró hacia donde yo estaba, de alguna manera se dio cuenta de que lo observaba, muy serio, bajó la visera, arrancó y se fue en total silencio. Me quedé estupefacta, ¡ese pedazo de moto era eléctrica! Dulces sueños ;)))

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    1. Avatar de El Onironauta

      Moto electrica como la de Akira, pues si, ese contraste me gusta. Soy muy de imaginar un motor de fusión nuclear, pero como el de los libros de Julio Verne, totalmente limpio y que excreta oro. Y con una estética muy Somewhere in Time. Me gusta la imagen que has creado.
      Gratos sueños.

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Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.