
Se me olvidó la tristeza. Me aburrí de ella al asomar, ya de tarde, mi mirada por el balcón.
Encontré entre los recovecos mariposas azules anidando en flores de blanco, roto por la brisa y el oscuro rostro de una noche de primavera, que amanece en verano y se estira entre el otoño y el invierno.
Sin más prisas que las de mis ansias por volar, quise abrir el armario para vestirme de gala, hacer resbalar en la ducha las penas por mi espalda y dirigirme a la oscura senda del ruido, allí donde las luciérnagas bailan y el espíritu se sirve en vaso de tubo.
El turbio color del fracaso ya era pasado, y grité futuro en un mar de espíritus alados.
Duende de estrella perdida, buscando reyes de barro, llegarás a verme pasar esta noche a tu lado.
Duende de risas perdidas, cartas de ajuste con melodía de fin de año y principios de la mañana, donde, con tu mano prendida, pasearemos por la orilla a ver cómo el sol despierta.
Wolf Alice – Don´t Delete the Kisses
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.