
-Ese extraño tatuaje ese que tienes en la espalda. ¿Qué es?
-Es una maldición.
– Una maldición, ya. Si es una maldición, ¿por qué te lo hiciste?
– No me lo hice yo, fue el resultado de la maldición.
– ¿Cómo fue?
“Hace tiempo, cuando era muy joven, casi un crío, me enteré de la noticia que marcaría mi vida. Marta era el amor de mi vida, el ser más lindo que he visto jamás en este mundo, pero la desgracia había caído sobre ella en forma de enfermedad. Le diagnosticaron una terrible dolencia cardíaca y le dieron pocos meses de vida.”
“Yo la amaba tanto que revolví cielo y tierra por un método para salvarla. Cuando se me terminaron los recursos, empecé a buscar en el infierno. Investigar entre demonios me fue más fácil de lo que había pensado. Sabía que iba a tener un precio y encontré el mío.”
“Al saber de mi búsqueda, un día se me presentó un ser con un contrato. Bajo el contrato había un hechizo. Bajo ese hechizo, la perdición de mi alma. Me propuso la posibilidad de una curación milagrosa, pero toda muerte prevista tenía que tener una de cambio. Me propuso un sacrificio.”
“Decidido cómo estaba, aunque salvarla era la prioridad, decidí, ya que no me veía capaz de matar a nadie, ser yo mismo el sacrificio. Así que planifiqué mi muerte.”
– ¡Ah! Pero tú estás vivo, te lo aseguro.
– Déjame explicar la historia y sabrás qué ocurrió.
– Sí, claro.
“En mi búsqueda por salvar la vida de Marta, aprendí mucho, nada bueno. Descubrí que la magia tenía muchas caras, pero la más oscura trataba, sobre todo, de engañar a los demonios. Y eso quise hacer.”
«Preparé una trampa, un círculo hermético donde atrapar al demonio que me procuraba el pacto. Busqué el lugar ideal para recitar el conjuro y así convocar a mi mecenas. Busqué para ese asunto una profunda cueva, en el lugar más recóndito que tuve tiempo a encontrar. Para ese entonces, ella ya estaba muy enferma. La muerte fue fácil de imitar, solo necesitaba de una droga que detuviera mi corazón el suficiente tiempo para que me diera por muerto.»
“Te puedes sorprender la cantidad de tipos de porquerías que puedes comprar en el mercado negro, solo deseaba que no me hubieran engañado. Pero no tenía nada que perder. Encendí las velas, pinté el círculo con un aerosol que me prometieron imborrable y comencé a recitar el hechizo. Trece interminables minutos hasta que, delante de mi cansado rostro, se transfiguró la bruma del ambiente en una criatura detestable.”
“Se dirigió a mí con una sonrisa cruel y reclamó su trofeo. “Quiero la muerte prometida”, me dijo, escupiendo al hablar. Yo, ingerí el brebaje adquirido a dudosas personas anónimas y empecé a padecer el peor dolor imaginable. Mi mente se fundió a negro y ya no recordé nada más.”
“No sé cuánto tiempo pasó hasta que empecé a recuperar mis sentidos. No tenía tiempo, en el momento en que supe que era capaz de caminar, corrí, sin terminar de abrir los ojos, corrí. Sentí un grito de rabia a mis espaldas, también el roce de unas garras, calientes como el infierno, duras como el anuncio de la desgracia. Un golpe con la pared de la cueva me hizo suspirar, eso significaba que estaba a salvo.”
“Mire atrás y me encontré al demonio golpeando con fuerza el muro invisible que lo retenía. Volví a correr, todo lo que mis pocas fuerzas me permitían. Más de lo que yo podía creer. Cuando percibí que estaba muy lejos, me desplomé y volví a morir. Un día, quizá dos, y una debilidad inmensa que me devolvió a rastras a la civilización. Me recogieron algunos lugareños y les di la escusa de que me había perdido en el bosque…”
– Entonces, el tatuaje no es una maldición, es una prueba de que venciste.
– No, es el recordatorio de que si en algún momento el círculo se rompe, ese ser vendrá a por mí.
-¿Y la chica sobrevivió?
– Sí, se recuperó milagrosamente bajo la mirada estupefacta del personal médico. Acto seguido rompió conmigo por haberla abandonado en su enfermedad.
– No hubo final feliz.
– Contigo sí, hoy.
Dark Tranquillity – Atoma
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