
Que poco a poco fuera recuperando la salud no lo consideré extraño, a pesar de los achaques de la edad, pues siempre he gozado de buena forma. Sí que me pareció curioso que mi pelo, gris hacía ya años, volviera a su tonalidad oscura de la noche a la mañana.
Empecé a sospechar que algo misterioso pasaba tras ver desaparecer esa cicatriz que tanto afeaba mi figura. La visión volvió a ser limpia y mi paso firme. Además, tenía la desagradable sensación de que mi corazón palpitaba en el sentido contrario de las agujas del reloj.
En poco tiempo no hizo más que mejorar mi estado anímico, mi oído se agudizó hasta límites insospechados y tenía la certeza de que, en susurros, escuchaba el pensamiento de quienes me cruzaba. “Qué bien le sienta el cambio de peinado”. “Qué cambio más impresionante, le rejuvenece mucho”.
Vivía pleno de felicidad tras el cambio. Hasta que una noche empecé a experimentar una intensa atracción por algunas personas. Me preocupé cuando descubrí que no era de manera emocional, no era puramente un engatusador sentimiento romántico. Lo que sentía era hambre.
Cradle Of Filth – Crawling King Chaos
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