
Había subido algo de peso y en su cabello se podía ver un adelanto del reflejo plateado que algún día cubrirá su cabeza. Aun así, era inconfundible ese porte marcial en la sala de espera del hotel que habíamos acordado, por supuesto, el primero en llegar. Tras el abrazo que tantas ganas tenía de darle, nos pusimos a charlar en la cafetería mientras esperábamos a los demás. Hacía muchos años que no veía a él y al resto del grupo. Por fin, después de meses planeándolo, habían conseguido hacer una reunión de amigos de la infancia.
– … Como adolescentes, y tú estarás de acuerdo conmigo, amigo mío, fuimos de lo más felices, el problema fue más adelante ¿Te acuerdas cuando nos juntamos con el grupo de Patri?
– Como no acordarme, tú estabas frito por Patri ¿Verdad?
– Lo confieso, me encantaba, pero a ella le gustaba Miguel.
– A Miguel le gustaba Ángeles, me lo dijo él. Pero no le hacía caso ninguno.
– Porque a Miguel quien realmente le gustaba era Fernando ¿Cómo te quedas?
– Pues no me extraña, siempre estaban juntos.
– A Fernando le gustaba Marta, pero también Miguel, la época no era para ir saliendo del armario, así que mantuvieron sus coqueteos en secreto. Los tíos se lo hacían en mi casa cuando los demás no estaban. Y Marta participó alguna vez.
– ¿Eran un trío poliamoroso?
– No, solo se liaban algunas veces, a Marta le gustabas tú.
– No jodas, nunca noté nada.
– Eso es porque Fernando alardeaba de que tu estabas detrás de el.
– A mí me gustaba Sonia.
– Y Lidia, y Clara, lo sabré yo. Bueno, a marta tampoco le hubieras hecho ascos.
– A Lidia le gustabas tú, a Clara no lo tengo tan claro.
– Lidia decía que le gustaba yo, pero en verdad le gustaba Clara, a Clara no le gustaba nadie, pero se acostó con todos, menos contigo, claro. Incluyendo a Lidia. Ella solo buscaba pasarlo bien.
– Joder, yo no estuve con nadie del grupo.
– Estuviste con Ángeles, bribón.
– ¿Pero tú cómo lo sabes?
– Yo lo sé todo ¿De quién era el apartamento? Mío, así que yo veía y sabía todo y si no, me lo contaban. A parte tenía una cámara en la entrada.
– Mira, ahí viene Marta.
– Pues ahora que sé todos los líos amorosos, no sé de qué manera mirarlos.
– ¿A Marta? Con cariño, que está recién divorciada.
Dorian – Algunos Amigos
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