
Como mi mundo es desierto, ardiente pradera de pastos mustios, le doy mis frases al viento, el que con las hojas secas se lleva mi lamento.
Nubes grises replican cantarinas, vida de musgo, canto de grulla en el inmenso cielo cubierto, gris, como esperanza de mi suelo, como el aroma inconfundible de cuando está mojado.
Como el sol ya se esconde, que la melodía del trueno ilumine el camino. Que el fallecimiento aparente de luz y vida, cuando sea el momento, que en el sueño del mirlo descanse mi abrigo.
Con las gotas de lluvia de recuerdos perdidos, vuela la oscura promesa del mañana ornado. De colorido pleno, de esperanza en el barro que reverdecerá con la calma del aliento de Eolo.
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