
Mi lugar es mutable, de existencia superflua, de profundidad sombría. Tiene el brillo de aquel amor olvidado,que entre la nieve del desierto queda. La chispa de tu mirada perdida, que en tu mente la rutina no es excusa. Tiene sabor a mar, olor a lluvia, a tierra mojada, es suave como la seda, o áspero como dialecto felino.
Es un lugar terco y volátil, que te apremia sin buscarlo a escondidas, de un estruendo se hace el silencio que se filtra suave en melodía, su cosecha mancha pentagramas si su recuerdo no se derrite al sol de la mañana. Donde se agrieta el espejo en el que Kora refleja su brillante cabello recién carmenado.
Es el tétrico lugar, donde figuras sombrías, raptan la inocencia sagrada, de Venus ultrajada por Eros, en una arrebatada pugna de caricias del acento. De recuerdos urgentes atados y de la voluntad deshecha en el viento. Deseo intacto de nube sublimada en hielo, o de hielo evaporado en nube.
Ese rincón es donde anhelo mi morada, donde mis raíces arden en el empeño de agarrarse en su insustancial terreno, en la desidia de un rincón mundano, dejé el frívolo mundo cuerdo, para liberar el enredo me he aventurado de reino de la poesía al mundo de los sueños.
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.