
—¡Auuuu! ¿Qué pasa ahora?
Tras el zarpazo del gato había un misterio. El gato sonrió sin demostrarlo. Se acercó al humano para susurrarle al oído un conjuro de ánimo.
—¿Ves a esa chica con la que acabas de cruzarte?
—Sí.
—Felicidades, ha sonreído. Y esta vez ha sido a ti.
Javier, variando el ritmo, dio una sutil vuelta a su recorrido y, jadeando un poco, fue en dirección a la dama mencionada. Su guía felino le propinó otro zarpazo.
—¿Se puede saber a dónde vas, grumete sin rumbo?
—Me ha sonreído. Iba a ver si lo hacía de nuevo.
—No lo quieras todo a la vez, joven padawan.
—Pero ¿por qué no?
—A ver… ¿sabes imaginar?
—Creo que sí.
—Visualiza en tu mente. Yo tengo una sardina.
—Vale, tienes una sardina.
—¿La ves? ¿Ves la sardina?
—Bueno, imagino la sardina.
—¡No! Tienes que sentir la sardina, ser la sardina, oler como la sardina.
—Qué asco, ¿no?
—¡No! A ti te encantan las sardinas.
—Vale, soy una sardina y me encantan las sardinas.
El gato, impaciente, le dio otro zarpazo.
—Pon que, en un momento, yo, que tengo una sardina, te la doy.
—Vale, qué rico —dijo con una sutil cara de desagrado.
—Ahora ves que yo estoy esperando a que te la comas.
—Pero si acabo de desayunar.
—Cómetela.
—Que no.
—Que te la comas, coño.
—Ufff… me está empezando a oler mal esa sardina.
—Pues a la chica de la sonrisa le va a pasar lo mismo. Se va a hartar de sonreírte si la fuerzas.
—¿Y qué debo hacer?
—Esperar y…
—¿Esperar y qué?
—Debes ser paciente, Javi-san. Solo tienes que esperar y tener aroma a sonrisa.
—Pues es buen nombre. Creo que te voy a llamar Sonrisitas.
—Hazlo y morirás joven.
Niña Polaca – Joaquin Phoenix
“Fin del capítulo. O eso parece… porque el gato ya me observa como quien prepara un plan.
Y cuando ese felino planea… siempre acabamos en la pescadería.”



























