Etiqueta: SciFi

  • Viaje astral

    Viaje astral

    Ahí estaba ella: pálida, inmóvil, objeto dormido en el tiempo, esperando vida bajo un corazón que aún latía.

    Nadie nos prepara para esto. Pero es el único modo.

    Todo comienza con un disparo sin materia. La máquina arranca la mente de su envoltura carnal y la lanza al espacio. La canaliza por densos conductos invisibles, arrastrándola hacia su destino, lejos, cruzando el infinito.

    Arrastrarás el frío inmenso hacia el nuevo cuerpo que yace ignorando su destino. Y palpitarás con su sangre, llenándolo todo. Penetrando por la médula espinal hasta el cerebro. Allí se encenderá la noción del tiempo, y cortarás el vínculo antiguo que terminará pereciendo.

    Te sentirás viva de nuevo.
    Pero también habrás muerto.


    Proyecto Astral – Protocolo Nº 17

    Nivel de acceso: restringido. Difusión no autorizada.

    Objetivo:
    Desacoplar la conciencia de su huésped biológico y transferirla a un recipiente alternativo.

    Procedimiento:

    1. Estimulación neuroeléctrica inicial (0,7 segundos).
    2. Separación mente/materia: fase de vacío inducido.
    3. Canalización a través de túneles de tránsito cognitivo.
    4. Inserción en huésped secundario (preferible estado de inconsciencia).
    5. Corte definitivo del vínculo original: el cuerpo inicial deja de sostener la identidad.

    Efectos esperados:

    • Sensación de muerte parcial.
    • Reconexión gradual de noción temporal.
    • Activación autónoma del nuevo organismo.

    Efectos colaterales registrados:

    • Pérdida de memoria episódica.
    • Disociación emocional persistente.
    • Ansiedad existencial recurrente.

    Nota del operador:
    “Se confirma la dualidad: para que uno viva, otro debe morir. La máquina no crea, sólo transfiere.”

    Jon Hopkins – Emerald Rush

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  • Añorando océanos lejanos

    Añorando océanos lejanos

    El blanco reinaba en la estancia: suelo, paredes, luces, incluso la diminuta camilla flotante que transportaba el cuerpo inerte de una mujer. Solo un destello verde rompía la monotonía del lugar, situado al lado izquierdo de su cabeza. Explicaba que ella estaba viva.

    La pared se rasgó formando una boca abierta. Por ahí entraron dos seres grises, pequeños y en apariencia desnudos. Rodearon la camilla y pulsaron mandos invisibles tras la caída de su pelo negro.

    —Ya está preparada, ¿qué hacemos con ella?
    Esperar.
    —¿Vamos a inyectarle fluidos?
    No, los experimentos los prohibieron.
    —¿Nos la vamos a comer?
    ¿Para qué nos la vamos a comer?
    —Yo qué sé. Er’chupè dice que las criaturas de la Tierra están ricas.
    Er’chupè necesita proteínas, además, solo come ganado.
    —¿Y ella no es ganado?
    No, es de una especie pensante.
    —Ah, como Er’chupè. Entonces es para tener sexo. ¿Dónde están sus esporas de Gñum?
    Nada de sexo.
    —Uf, menos mal, qué asquito. Con esa piel tan lisa y ese pelo negro ahí… Entonces, ¿qué vamos a hacer con ella?

    La apertura de la pared volvió a abrirse hacia la oscuridad. De ella salió otro ser, exactamente igual a los anteriores, pero con una banda plateada de color morado. Tomando por sorpresa a los que estaban en la sala, dijo:

    Vamos a iniciar el protocolo de primer contacto.
    Ostias, L’idl, ¿en serio?
    Sí, vamos a empezar por este espécimen humano. ¡Despiértela ya!
    Sí, claro… ¿y qué le decimos?
    Pues no sé, es mi primer “primer contacto”. Que venimos en son de paz y eso.
    —Sí, claro… ¿y si nos pregunta por qué hicimos esas figuras en sus cosechas?
    Le decimos que eran mensajes… felicitándoles el Dih’ad’carnavahl.
    Ese día ya lo celebraste tú. Te dijimos que no tomaras agua salada, que sabes cómo nos ponemos.
    —Sí, L’idl, te pasaste la noche derrapando con la nave. Por los sembrados de los terrícolas.
    Bueno, fue sin querer.
    —Pero te gustó, L’idl, lo repetiste varias veces.
    Bueno, le echamos la culpa a Er’chupè.
    Sí, claro… Bueno, y a todo esto, ¿por qué un primer contacto? ¿Qué necesidad hay?
    Orden de Ehr’presidenth.
    ¿El mismo que nos hacía experimentar con los humanos?
    ¿Quién si no?
    —¿Y qué ha hecho ahora?
    ¿Sabes esas lucecitas que son muy bonitas, flotan en el aire y no hacen nada más?
    ¿Te refieres a la estafa de los Ragalianos?
    Exacto. Ha comprado millones de ellas.
    Ah, claro, se las quiere vender a los humanos.
    Sí, ese es el plan.
    Vale, será fácil. ¿Pero a cambio de qué?
    —Agua salada. Tienen mucha.

    The Interrupters – Alien

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