Etiqueta: dailyprompt

  • La constelación

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Alguna vez has ido de acampada?

    Infinidad de destellos tintineaban en la noche. El cielo de verano, limpio de nubes, apartado de contaminantes lumínicos, regalaba un espectáculo brillante de estrellas. Con el dedo, Meissa jugaba a darles forma uniéndolas con una línea imaginaria.

    – Pues yo no le veo forma.

     – Que sí. Solo tienes que unirlas, ya verás, tiene forma de…

     – ¿De cangrejo?

     – Bueno, no, es un símbolo, no es una forma exacta.

     – ¿Lo ves? Parece más una Y o una X.

     – Claro, una Y, un cangrejo de río con sus dos pincitas.

     – Pues le faltan las patas y la cola. ¿Quién dijo que tenía que tener esa forma?

     – Creo que fueron los griegos.

     – Pues qué imaginación, ¿se aburrían mucho?

     – No lo creo, estaban bastante ocupados creando las bases de la filosofía.

     – Lo que yo digo, eso debe ser bastante aburrido, las estrellas son más bonitas y se puede dibujar con ellas. 

     – Será por eso que en su tiempo libre se lo pasaban mirando el cielo. Hace frío ya, ¿volvemos a casa?

     – ¿Papá?

     – ¿Qué, Meissa?

     – Aquí se ven muy bien las estrellas, pero en casa casi no se ven.

     – Allí hay demasiada luz, demasiados objetos alrededor y, a simple vista, nos impiden ver más allá. Está la esfera, que nos da la suficiente energía para poder movernos hasta aquí, pero nos quita visibilidad. 

    El hombre sacó del bolsillo un pequeño dispositivo que proyectó una figura holográfica pegada a su mano, manipuló con los dedos de la mano libre sobre la imagen tridimensional y pulsó el lateral del artefacto. Frente a ellos comenzó a abrirse una grieta flotante, cortada por un afilado cuchillo invisible, que fue ensanchando para permitirles el paso a otro lugar.

     – ¿Repetimos la semana que viene, Meissa?

     – Siiiii.

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  • Lunares negros

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál es tu festivo preferido? ¿Por qué?

    Recuerdo aquel día nublado y triste, hace tanto tiempo que me sabe borroso ya, en la primavera de mis primeros versos, marcado en la memoria del calendario, rodeado en el rojo de los besos más tiernos. Pasé un rato escondido de rabia, pero supiste encontrarme. Tu cabello en ese instante, fue el sol que brillaba dorado, desafiando el gris despertar de la lluvia de otoño. Y me dejaron solo, solo la luz azul de tus ojos, no había más a mi alrededor. Tu sonrisa, el mar y un “te quiero” con un adiós en medio.

    Me hablaste del calor de los vientos de levante, de la alegría a palmas de primaveras bajo el olivo, de las lágrimas que saltaron por volver a vestir lunares, del perfume de azahar que a tu cuello se agarra, salvaje. Quise creer pasear por el río contigo de la mano, burlar la curva de los girasoles, agarrando tu cintura, alrededor de faroles y caballos, danzando a ritmo de una guitarra. 

    El abrazo no quería terminar solo, me quemaste los labios con tu dedo y el adiós murió en deseo.

    Sr. Chinarro – Gitana

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  • La fuente.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuándo fue la última vez que corriste un riesgo? ¿Cómo te fue?


    Recuerdo la fuente seca, aquella en la que nos dijimos adiós. Tú te ibas lejos, llena de ilusión, yo te quería cerca, lleno de pasión. Tú me cogiste de la mano y me susurraste un misterio. Yo quise aquel beso que se quedó en el aire y que ahora recuerdo cierto.

    Jinjer – Pisces

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  • ¡Ha llegado!

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Sobre qué temas te gustaría debatir?

    Las dos amigas, entre risas y bromas, abordaron la puerta de la cápsula de transporte, que de tanto uso, abría sus acristaladas puertas con un suspiro agónico. 

     – Joder, tía, ya está aquí, no me lo creo. 

     – ¿Es el primero, Sofi?

     – ¡Qué va! Ya lo he tenido. Bueno, el primero era de mi hermana, pero sin que se diera cuenta.

     – ¡Sofi! – La chica puso cara de asombro por el atrevimiento y las dos rieron sin parar mientras la cápsula se elevaba en su carril. El sistema de sonido del medio de transporte bajó la música ambiental y empezó una locución.

      <Por favor, tomen asiento y abróchense los cinturones, lugar elegido: Centro Comercial Central Park zona B. Tiempo estimado de llegada 11 minutos 42 segundos>

     – ¿Y tú, Patri? 

     – Mi madre no me deja, dice que todavía soy muy joven.

     – ¡Oh, vamos! ¡Tienes 18 años! ¿A qué va a esperar? ¿A qué envejezcas? 

     – ¡Yo qué sé!, ya le dije que tú ya tenías, a ver si te ve con él y se decide.

     – Mira, ya estamos llegando, qué ganas.

    La cápsula se posó suave en su base y las dos chicas estaban desesperadas por salir, no dejaron terminar de abrir las puertas cuando ya andaban, a paso ligero, camino al lugar acordado. 

     – ¡Estoy de los nervios!  

     – ¡Mira, Sofi! ¡Son chicos!

     – ¡Qué asco! ¿Qué hacen estos aquí?

     – He oído que los sacan de la granja para pasear, mira ese, qué mono.

     – Mandril, todo lo más. Bueno, a lo que importa, tenemos que entrar.

    La puerta del establecimiento se abrió de par en par al escanear la retina de Sofía, que sonriendo al sensor, no podía con sus nervios. Entraron y se acercaron al mostrador donde le esperaba una señora con una apariencia impecable.

     – Sofía Beltrán, ¿verdad?

     – ¡Sí!

     – Vale, marque con su huella aquí para formalizar la entrega.

    La joven, con la respiración agitada por la emoción, apretó el sensor hasta que el dispositivo se iluminó en verde pálido. 

     – Perfecto, ¿le mandaron las instrucciones? ¿Hizo el test de inicio?

     – Sí, sí, conozco el procedimiento.

     – Vale, si no hay ninguna duda, procedemos a la entrega. Les espera en la habitación 24, marque con la huella para entrar. 

    Las dos jóvenes corrieron hacia el pasillo, entraron en la pequeña habitación que les habían indicado. Dentro había una silla con un casco, frente a la silla estaba él. Ansiosa, tocó el logotipo en forma de manzana que tenía en el pecho. Él abrió sus artificiales ojos y sosteniéndole la mirada le dijo con una voz ligeramente metálica.

     – Buenos días, Sofía, he estado toda mi vida esperándote. Soy tu iBoy XI, por favor, siéntate, ponte la interfaz de datos y empecemos con la configuración. Estoy deseando que me lleves a tu casa.

    Iron Maiden – Caught Somewhere in Time

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  • Zureo

    Sugerencia de escritura del día
    Explica un riesgo que hayas asumido y del que no te arrepientas.

      – ¡Míralo! ¡Por ahí viene!

    Agapito salió de su trabajo cuando todavía no eran las cuatro de la tarde. Caminaba sin ánimos, arrimado a la sombra de los árboles por el paseo de La Castellana. El calor le hacía estragos en forma de sudor, que perlando en su amplia frente, le hacía maldecir el verano. 

     – ¡Está cerca! ¡Prepárate!

    Lejano en pensamiento y con prisa por llegar a casa, Agapito cruzaba la zona con la celeridad que le permitía su cansado cuerpo. El trayecto era largo y la temperatura ambiente ejercía de resistencia para una caminata cómoda.

     – ¡Cuenta atrás! ¡Cuenta atrás! Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco…

    Su imaginación se disparó al cruzarse con la vecina del perrito. (cuatro) Siempre había contacto visual y un tímido hola. (tres) Esta vez hubo algo más, en su fantasía, claro. (dos) Soñó despierto con un “¿Qué tal estás? Aparte de preciosa (uno) ¿Querrías venir a tomar un café?” 

     – Aprieta, que ya está aquí. (cero)

    Agapito sintió en su uniforme nuevo algo denso y caliente que, caído del cielo, humeaba a verano y olía a estiércol de ave. Al mirar la solapa manchada con dos rastros iguales, de color blanco y textura desagradable, tornó rojo de la rabia y gritó fuerte a la copa del árbol más próximo.

     – ¡Hijas de putaaaaa!

    Agapito agarró con rabia de la papelera un botellín de cerveza vacío, y lo lanzó con fuerza al cielo. Desde la rama reían con ganas, como solo las palomas lo saben hacer. Esquivar la botella no les supuso ningún esfuerzo, pero decidieron alzar el vuelo y dejar a Agapito allí, con el traje manchado y sus sueños rotos.   

     – Oye, Curruquez, ¿De verdad que estos humanos están por encima de toda la cadena alimentaria?

     – No sé, Palomez. Pensar que muchos animales viven de sus alimentos y en sus refugios, me hace pensar lo contrario.

     – ¡huy, mira! ¡Coche rojo! Apunta, Curruquez, apunta.

    Igorrr – ADHD

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  • ¡Dios mio!

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuándo fue la última vez que corriste un riesgo? ¿Cómo te fue?

    De repente se vio agarrado por varias manos, fuertes y ásperas, que le impulsaron con violencia al suelo. Cayó en un poste de madera donde notó el crujir de las vértebras. Sin darle tiempo a siquiera respirar, le habían atado los brazos en cruz. Intentaba revolverse, patalear con rabia, pero ya estaba inmovilizado.

     – ¿Pero qué es esto?

    Sintió el calor de su sangre en la cara, el cabello empapado le tapaba los ojos y el dolor empezaba a ser insoportable. Ahora empezó a comprender lo que pasaba y no le gustó la idea de lo que venía a continuación.  Un frío objeto punzante fue colocado en su muñeca izquierda y fue clavado a golpes de martillo.

     – ¡Por Dios! ¡Paren! ¡Sáquenme de aquí!

    Se escuchó un golpe y otro y otro. Comenzaron a clavar también en la otra muñeca.

     – Sácame de aquí ¡Ya! – 

    Grito a todo pulmón.

    Y cerró los ojos.

    El silencio cayó sobre él. 

    Al abrir los ojos, se encontró con una pared blanca, no había rastro del dolor que le afligía, pero estaba desorientado. Sus ojos se enfocaron en un pequeño crucifijo de madera colgado frente a él.

     – ¿Dónde estoy?

     – Jesús, ¿estás bien? – En ese momento fue consciente de que no estaba solo, había un señor con gafas y pelo claro, que anotaba algo en una tablet. Le resultaba muy familiar. – ¿Necesitas algo? ¿Agua?

     – No, estoy bien.

    Notaba en la cabeza un peso anormal, fue con cuidado a comprobar con las manos que tenía alrededor del cráneo. Donde se esperaba una corona de espinas, encontró un casco lleno de cables y luces.

     – ¿Me puedes decir mi nombre completo?

     – Oye, Jesús, me estás asustando.

     – ¡Que me lo digas!

     – Jesús Martín Rivero, eres el técnico supervisor de proyectos. 

    De golpe todo cobró sentido. Un flujo constante de recuerdos fue entrando en su cabeza, llenando su consciencia de entendimiento.

     – ¿Javier?

     – ¿Estás mejor, Jesús?

     – Sí, mucho mejor.

     – Menos mal, ¿cómo lo vistes? ¿Tan traumático ha sido?

     – Ha sido un poco intenso, Javi. Comprendo la cantidad de trabajo de desarrollo que hay aquí, todo es muy realista, muy vivido… ¿Qué te dijeron en el encargo? ¿Cómo llamaron al proyecto?

     – Me dijeron que querían una noche de pasión en Semana Santa.

     – Me parece a mí que andamos algo equivocados. Aunque sean altos cargos de una congregación religiosa, en esta experiencia virtual creo que esperan otra cosa bien distinta. 

    Black Sabbath – Sabbath Bloody Sabbath

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  • Sollozo de gato

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué te saca de tus casillas?

    Con la fuerza de la presión del aire se abrió de par en par, aullando como un gato enfurecido, arremetiendo en improperios por los recovecos. La brisa que entraba por la ventana heló sus pies descubiertos y ese fue su despertar.

    Ondulante se proyectaba la luz de la farola sobre la pared, extendiéndose en sombra. Fue entonces cuando se incorporó y se arropó con la manta que, dispersa en la cama, dejó de abrazarlo hace rato, olvidando así su cometido.

    La silueta derramada en la pared se contoneaba insinuante, bailaba reflujos de aire bajo su mirada, al son del crujir de los muebles. Contorno desnudo que se acariciaba suplicando atención, pidiendo un abrazo urgente, acompasado por el silbar del movimiento que en la cortina parecía haberse escondido.

    Rápido como el miedo, saltó de la cama a tiempo de tirar de la tela. El terror desinfló de aire la cortina en oscilante giro, borrando de la pared todo rastro de deseo imaginario. Cerró con violencia el pestillo de la ventana, acallando el fiero aullido del gato enfermo, desapareciendo el misterio.

    Otra vez en la cama, feliz de aspecto y ojos cerrados, quería conocer de nuevo el umbral de los sueños. Mientras, la sombra proyectada desde la ventana, con la suavidad de una amante experta, acarició su rostro dormido.

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  • Te espero

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué lugar del mundo no visitarías nunca? ¿Por qué?

    Allá, donde los límites descansan en pilares escritos en leyendas atemporales, donde no hay más y el bucle de lo desconocido descarga su flujo oscuro, allí es un buen lugar para esperar. No temas el fluir de los acontecimientos, que la aventura se vuelva tu guía, que el temor no estanque tus pasos.

    Allá, donde las fronteras disuelven secretos, te espero.

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  • ¡Aquí no!

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué lugar del mundo no visitarías nunca? ¿Por qué?

     – …Salimos despedidos, proyectados sin compasión y con tanto movimiento quedamos desorientados. Mis compañeros cayeron todos por la gruta, y yo quedé atorado en un apéndice blando que colgaba en el centro de la entrada. Así que pude bajar poco a poco, siguiéndoles el rastro.-

     – Me dice que estaban entrenados para llegar a su destino, ¿Qué les pasó?

     – Verá, agente, al salir de nuestro transporte me di cuenta de que algo no cuadraba, el escenario no era tal y como lo habíamos estudiado. Había una explanada móvil que se agitaba alrededor del conducto donde entramos. La caverna absolvía frenéticamente todo lo que había alrededor. Era un espectáculo dantesco, todos estábamos preparados para nadar por un conducto más estrecho, no se parecía en nada al sitio previsto.

     – ¿No tiene pistas del paradero de sus compañeros?

     – Cuando terminaron de salir los demás, el vehículo fue retirado, también salieron muchos de mis camaradas impulsados por el movimiento de la caverna. Creo que estarán todos muertos, no creo que nadie pueda sobrevivir ahí fuera. De los que entraron no sé nada.

     – ¿En qué consiste la misión?

     – Principalmente, en llegar al objetivo, agente, los pormenores no son importantes.

     – Necesito saber cómo es el objetivo, o algún dato relevante para intentar situarlo.

     – Es grande, poco conozco de su forma, redondeada, creo. Solo sé que al menos uno de nosotros tenemos que traspasar su membrana y entrar dentro.

     – ¿Si no sabéis cómo es, cómo lo reconocéis?

     – Por el olor, nuestro rastreo es por olfato.

     – Una vez dentro, ¿qué hacéis?

     – Entrego la información que hay en mi cuerpo.

     – ¿Información?, ¿Qué información?

     – No sé, algo relacionado con el milagro de la vida. ¿Sabrá dónde encontrar mi objetivo, señor guardia?

     – Verás, mi trabajo es mantener este sector libre de amenazas, acabar con los invasores que vienen a atacarnos. Conozco bien el canal, su funcionamiento, sus habitantes, pero nunca he pasado de las fronteras de la zona.

     – ¿Y no cree usted que al final de este túnel podría estar? Percibo por mi olfato que los demás compañeros se han dirigido hacia allá. 

     – No, muchacho, allí solo hallarás una terrible muerte ácida.

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  • La curva del tiempo.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Dónde te ves en 10 años?

    Era un cuadrado de cartón con una figura iluminada de luz negra en el centro. Hice el gesto de saludar a mi fortuna con él y lo deposité en la punta de mi lengua. Amargo era el sabor y también la despedida, que me dejó perfume en el abrazo, un tal vez confuso y un deseo cierto. Me quité la careta y salí del antro de estridentes tonos y espacio apartado para los apodados por Cayetano.

    Quise pasear por las sombras de los árboles, llegar lejos andando lento, pero la carita sonriente, que habitaba en mi boca, empezó a cantar su canción. Y me quedé perdido en la cadencia de su ritmo. 

    Los pasos se me hicieron cortos y el aire espeso, el rocío era de colores extraños y la brisa eran susurros, que tomaron forma de mí, allá dentro de unos años. Salió de entre los arbustos, mi anciano yo, de aspecto serio, de mirada intensa por vivir mis pecados y aprender a esquivarlos.

     – ¿Buscas acaso la muerte, niño? – Me dije desde el cuerpo del otro más viejo.

     – Lentamente, ya va en camino. – Respondí mirándole lento. – Desde que nací está conmigo.

     – Ahora para ti es un juego. – Reprocho mi yo vetusto.- Pero no eres eterno. No eres, como te crees, un ser infinito. Vendrán más y te cogerán de la mano. Te llevarás contigo su futuro, o te dejarán y caerás solo. Serás tu propio olvido.

     – Y vienes con el sermón

     – Vengo a permanecer vivo.

    El anciano, cojeando despacio, se dirigió hacia el frondoso bosque imaginario. Allí se fundió entre las brumas de mis recuerdos.

    La cabeza me arañaba dentro, amanecí desnudo. El río se llevó la mancha de mi vicio, mojó mi ropa y embarró el recuerdo. Amaneció el frío frente a la decisión de respirar hondo y caminar lento.

    Epica – Aspiral

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