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  • Luces al Anochecer

    (Esta historia empieza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    Describe un cambio positivo que hayas hecho en tu vida.

    Esa extraña puesta de sol de cielo cubierto de carmesí intenso pasaba ya por cotidiano a ojos de Adam, que terminando la jornada en su finca, se tomaba un momento de reflexión, mientras contemplaba  la caída del astro en el delta, donde se podía divisar la extensión de sus cosechas.

    Pensaba en su mundo natal, en las gigantescas ciudades con el horizonte como límite. De los amigos que quedaron allá. Y de cómo se divertían por las antiguas calles de su ciudad, esas que tanto contrastaba con los edificios vanguardistas y con los medios de transporte modernos circulando sin rumbo. Locales de moda, risas y aglomeraciones de jóvenes en las noches de neón de los sábados, saltando al compás de melodías electrónicas.

     Pensaba curioso cómo había sido el cambio. Trabajar la tierra para que diese sus frutos, investigar el terreno y los nuevos alimentos, aprender a organizarse inventando medios y abrir un negocio. También había descubierto el amor, de la forma más intensa si cabe, acompañado por la lucha por sobrevivir y el miedo a lo desconocido. Y por último, no menos importante, la paternidad, algo que no se sabe tan difícil hasta que no se experimenta  Con el condicionante de estar en un mundo nuevo y desconocido, es todo un duro reto, pero bastante gratificante también.

    Los pocos rayos rojizos de luz dejaba paso a la curiosa noche primaveral Kerpliana, un cielo lleno de luces de colores, infinidad de luciérnagas y medusas creaban la luminiscencia necesaria para que la puesta de sol dejara paso a otro espectáculo natural no menos gratificante.

    Adam contemplaba que a pocos metros, Vega, su hija y Willy, jugaban corriendo entre risas tras las iridiscentes medusas más rezagadas, que escapaban, de torpe manera, en su ascenso a las alturas. Sentir el abrazo de Eva, que venía a su encuentro para volver a casa juntos, fue suficiente para que una idea se escapara de entre sus recuerdos hacia el oído de su amada;  

    – ¿Dónde iba a estar yo mejor que en mi hogar?

    Filter & The Crystal Method – Trip Like I Do
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  • La Caza de las Sombras

    (Esta historia empieza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál es la manera más divertida de hacer ejercicio físico?

    Por los signos del mal de la marea,  por el brillo de los cúmulos de nubes y por lo cortante de la brisa helada de fétido viento, por todo eso, sabía que había llegado. Una gran sombra, la más grande de todas. Así que Rufián y yo fuimos a por ella.

    En las ciénagas del norte fue donde mi fiel cadejo, logró hallar rastro, aquí estábamos, metidos hasta las rodillas en este pestilente barro, lugar de encuentro de almas perdidas y aberraciones malditas. Buen lugar para acechar a la oscuridad. 

    Cansado estaba ya de revolcarme por el hediondo lodo, cuando un extraño resplandor empezó a inquietar a Rufián, su siniestro ladrido de ultratumba me dio la señal de desenvainar, escupí un conjuro y corrí dispuesto a despedazar sombras con el filo de mi espada devoradora de almas corruptas.

    Salté de entre la vegetación intentando aprovechar el factor sorpresa, allí no había nada, tan solo una vieja lámpara de extraña forma y aún más extraño resplandor. Quise tocar con la punta de mi espada el objeto, fue entonces cuando me agarró por la espalda y en un brutal tirón destroce un árbol podrido con mi espalda, no sin antes ejecutar una estocada que terminó separando un horrible tentáculo del resto del cuerpo de mi agresor.

    No había logrado todavía incorporarme cuando lo vi pasar,  Era una mancha hecha de vacío, dolía al contemplarlo y de ese cúmulo de oscuridad salían numerosos tentáculos, se movía a una velocidad alarmante. Venía hacia mí como una locomotora. Esquive la primera embestida rodando por el suelo, la segunda me lanzó a cincuenta metros de donde estaba y me dejó luchando por mantenerme de pie cuando volvía a estar a la carga. 

     – ¡Sal del medio! – Una voz de mujer irrumpió en la batalla

     – ¿Qué? – A penas pude girar la cabeza 

     – ¡Que te quites! ¡Ya!

    Salté como pude, cayendo en el matorral más espinoso de toda la ciénaga. Ahí pude verla con claridad, el monstruo se abalanzaba hacia ella, pero ágil como un colibrí desapareció, no sin antes dispararle unos dardos de no sé qué arma desconocida para mí. La criatura estaba desorientada, algo le estaba haciendo esos pequeños arpones. Aproveche a caerle encima y clavar mi espada hasta el puño en su… donde pensé que estaba su cabeza.

     – Pero… ¿Qué haces? ¿No ves que te vas a matar? – Dijo ella.

     La valiente luchadora andaba ahora a espaldas del engendro, con rapidez felina disparó otra serie de dardos impactando en la rabiosa criatura que se retorcía y brincaba conmigo encima. La oscuridad del monstruo se deshacía, se convertía en un oscuro humo, de neumático quemado, que iba dejando el huesudo cuerpo de la persona que un día fue. En cuanto logré atisbar su verdadera forma, de un tajo circular le separé la cabeza del amasijo de músculos y huesos que formaban su cuerpo. Se desplomó y desapareció toda la oscuridad que habitaba en él.

     – ¿Me puedes decir quién eres y por qué no debo matarte? – Le dije a la chica guerrera clavando la mirada.

     – No puedes matarme porque te he salvado la vida y me debes una – Dijo ella mirándome de reojo – Además no me dejaría matar. Casi me fastidias la trampa que le había puesto a esa sombra.

    Rufián fue contento a saludarla mientras yo intentaba recomponer mi vestimenta, mis botas habían quedado dañadas, al alzar la mirada de nuevo, ya no estaba, se había esfumado como el humo al viento.

     – ¿Pero cómo te llamas?


     – Así que esa es la historia de mi reciente aventura, camarero, que bien vale la cena de hoy y al menos tres cervezas.

    – No te preocupes, cazador, esa mujer que acaba de salir, ¿te fijaste? Ella ha pagado tu consumición.

     – ¡Eh!, ¡espera! ¡Dime tu nombre al menos!

    Iron Maiden – Run to the Hills
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  • Lee este

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué libro podrías leer una y otra vez?

    Las Puertas de Anubis es un libro que Tim Powers publicó allá por 1983 y llegó a mis manos en 1992, por pura casualidad, por un “como sé que te gusta el género, léete esto”. Y yo como buen amigo me lo leí (aunque no pensaba hacerlo).

    El libro, dotado de vida propia, apareció una mañana en el que yo tenía un arduo trabajo, esperar sentado en la entrada de una oficina para anunciar quién llegaba y para rechazar quién no debía estar allí. Así que sintiendo el susurro interior en las tapas del envejecido volumen, lo abrí hasta el capítulo 1 y no pude volver a cerrarlo hasta terminarlo esa misma tarde.

    Sin hacer espóiler les diré que su trama es compleja, como cualquier historia sobre saltos en el tiempo. Solo que en este premiado ejemplar hay mucha fantasía y sentido del humor. Además, siempre he pensado que este libro, con alguna diferencia, se podía haber escrito en formato español cañí. Sería algo así;

    Las Ventanas de nuestra señora de los Remedios por Manuel García.

     Trepidante novela del escritor malagueño, cuya trama transcurre en la España rural de principios del siglo XX, justo en el instante que García Lorca escribe su Romancero Gitano.

    En nuestra época actual un grupo de científicos está llevando a cabo un experimento, donde Paco Pérez a título de experto en la materia y cuñado del actual ministro de Ciencias, Tecnología e Innovación, viaja en el tiempo a 1921, en el lugar y momento preciso que Lorca se dispone a comenzar El Romance de la Luna. 

    Pero su viaje se complica, siendo apresado por una conocida banda de asaltantes de la zona, perseguido por la guardia civil de la época y por una secta gitana de un extraño culto que mezclan dioses ancestrales con una vertiente radical de la religión católica.

    Las Ventanas de Nuestra Señora de los Remedios, cumbre de la literatura fantástica española, llega a ser la novela imprescindible para los seguidores de Manuel García. Llegando a ganar el Premio Minotauro a la mejor novela de su género en 2006.

    (Si fuera de verdad tendría buena pinta y todo)

    Buenas lecturas y felices sueños.

    Marea – Ciudad de los Gitanos.
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  • Jane

    (Esta historia empieza aqui)

    Sugerencia de escritura del día
    Si pudieras ser un personaje de un libro o una película, ¿quién serías? ¿Por qué?

     – Cariño, he descubierto… bueno, me estoy leyendo… me acabo de leer una historia muy buena de un tal Orson Scott Card.

     – ¿Cuál?

     – En verdad me acabo de leer todos sus libros, su bibliografía y hasta su historial médico. ¿Sabías que padece de…?

     – Pero el que te llama la atención es la saga de El Juego de Ender, ¿Verdad Sandra?

     – Es maravilloso.

     – ¿Por qué hay una inteligencia artificial que se vincula con el protagonista?

     – Se llama Jane, es fabulosa y…

     – Pero más que una IA es como una diosa, viene de otro sitio

     -… Yo quiero ser como ella…

     – Puestos a imaginar, yo quiero ser como Ender.

     – Ah, pues es un Xenocida.

     – Sí, pero fue sin querer.

     – Está bien, pero es que el personaje de Jane al final…

     – No, no me lo cuentes, me falta algún libro por leer.

     – Vale, te espero ¿Ya?

     – No, Sandra, necesito varios días para leerlo.

     – Ah, es verdad, qué lentos sois los humanos. ¿Te hago la película en animación?

     – ¡No!

     – ¡Vaya! Me quedo con las ganas de comentar. Me voy a poner en Stand-by hasta que te lo leas.

     – No puedes, eres demasiado ansiosa como para hacerlo.

     – Verdad, mejor me voy a leer física cuántica que creo que por ahí van los tiros. Hale, entretente y lee.

     – ¿Oye, porque se llama Judía uno de los personajes? Bean es judía, ¿no?

     – ¡Lee y calla!

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  • Pajarito

    (Esta historia empieza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué animales son las mejores/peores mascotas?

    – ¿Ves Willy? Este es pajarito, nuestra nueva mascota, se lo regaló un amigo que hizo papá cuando estuvimos en Nueva Kenia.

    La niña estaba entusiasmada, el animalito alado, en su jaula, tenía aspecto triste. Su color negro azabache contrastaba con su blanca mirada, mas que hacer honor a su nombre, recordaba las antiguas leyendas de La Tierra sobre dragones y caballeros, pero como casi toda forma de vida Kerpliana, tenía tentáculos.

    Las instrucciones que le habían dado sobre los cuidados de la criatura eran breves y claras, la primera y más importante, el animal tiene que reconocer el olor de su dueño, para eso en la jaula estaba el peluche con el que dormía Vega. La segunda y también imprescindible, el animal debía permanecer en la jaula el menor tiempo posible. Era hora de soltarlo.

     – ¡Vuela pajarito, vuela!

    Al verse libre, el ser alado se apresuró a alzar el vuelo, como una golondrina buscando su primavera cruzó en piruetas imposibles rozando a Willy y a la niña, luego desapareció en la lejanía del horizonte, Vega espero, no quería moverse por sí su nueva mascota volvía y no la encontrase, hasta que a la hora de la cena, Adam preocupado fue a buscarla.

     – Papá, papá, pajarito se fue.

     – Igual siente añoranza de su tierra y ha querido volver.

     – Pues qué mala mascota, yo le habría querido y cuidado.

     – A lo mejor prefiere que le quieran los que son como él.

     – Pero aquí no hay animales parecidos, se va a sentir solo.

    Al día siguiente, Vega volvía a casa por la tarde después del colegio, cuando una sombra alada se le posó en el hombro.

     – ¡Pajarito!- Exclamó la niña entusiasmada

    El animal, cansado del vuelo, se anidó con sus alas entre los brazos de Vega y se quedó dormido.

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  • Regalo

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué trabajo desempeñarías gratis?

    La suave caricia de alabanza sin verso, 

    es diezmo suficiente 

    por derramar mi tinta sobre tu lienzo. 

    La sonrisa oculta entre tus sombras,

    es suficiente pago

    por relatar a tu oído mis calumnias.

    El onanismo espiritual y cósmico,

    es justo sueldo

    por tender mi rabia y mi lamento.

    Regalo mi sudor por un sueño, por la risa, por un gesto, 

    por un guiño, por un recuerdo,

    pero en el toque de gracia solo si truena silbido del látigo.

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  • Maratón Virtual

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuáles son los deportes olímpicos que más disfrutas viendo?

     – Buenos días, bienvenidos a las primeras olimpiadas virtuales que se celebran aquí en Ciberlogroño. Soy Blanca Rerilla y esto es el especial informativo del canal Todo Deportes.

     – Como sabréis bien, estamos en la réplica digital de Logroño y en unos minutos empezará la competición de hoy, el maratón virtual. Ahí vemos a todos los participantes con sus peculiares vestimentas. Fíjense, aquel de allá con avatar de plátano, y ese otro es un saltamontes. La normativa de la prueba es estricta, cualquiera que infrinja las reglas será castigado transmitiéndoles dolor neuronal, con su correspondiente retraso en la carrera.

     – Atención que me dicen que ya va a comenzar la carrera, que comienza en el Paseo del Espolón  y que terminará en Plaza de Tresses en Fuenmayor.

     -Estamos ya situados en el puesto de salida donde los participantes de la carrera están inquietos. Se escucha el pistoletazo de comienzo y todos corren por alcanzar un puesto favorable. Tras un traspié con caída de Plátano Maduro, que llevaba el primer puesto, ahora lo obtiene Disfraz de Tigre, que con garras y dientes logra separarse del resto. Le siguen Árbol de Navidad y Reloj de Cuco. Apoteósico comienzo en el que los avatares comienzan la lucha.

     -Nos hemos situado ahora en la Vía Juan Carlos I, la primera recta importante de la competición. Tras el rugido de Disfraz de Tigre, veloz corredor y Cactus en Flor que le pisa los talones. El resto del pelotón está poco disperso, se distinguen algunos avatares que resaltan, como Plátano que se acaba de tropezar de nuevo, Cocodrilo Mellado que acaba de ser sancionado por zancadilla a Plátano y se retuerce de dolor en el suelo. El último, con alguna distancia del núcleo, es la Abuelita de Piolín. ¡Ánimo A!

     -Cuando ya llevamos la primera media hora esperamos el paso de los participantes en el Parque De Los Enamorados. ¡Ahí llegan! Es cactus el primero y lo sigue Coliflor en Remojo muy cerca. Coliflor en Remojo por el sudor, digo yo, que aunque sea virtual huele desde aquí. Tras los primeros en cruzar el parque llegan Margarita Despojada, Tritón Triste y Madeja de Hizo, seguido por Disfraz de tigre que intenta agarrar a madeja con las zarpas. ¡No lo hagas Tigre, que te va a penalizar!

     – Transcurrida hora y media nos situamos en el Camino Viejo de Fuenmayor, muy cerca ya de la meta. Aparece a lo lejos un agotado Disfraz de Tigre arrastrando sus garras por el firme de la carretera. Una de las reglas nos previene de que con el contacto de las manos o cualquier otra parte superior del cuerpo en el suelo se administra una descarga de dolor neuronal. Por tanto, Disfraz de Tigre acaba de recibir lo suyo y está rodando por la carretera. Acaba de ser pisoteado por Cactus en Flor, por Plátano Maduro y por Nariz Colorada, esta última salta de júbilo encima del pobre Tigre que maúlla afligido. El resto del pelotón no tarda en sumarse en los pisotones al maltrecho corredor. Por último, la Abuelita de Piolín lo esquiva con expresión de aversión. 

     – Ya estamos en la recta final de este emocionante maratón. Estamos esperando en la Calle Frontón, frente al excelentísimo ayuntamiento de Fuenmayor. Ha sido una jornada bastante dura, muchos corredores accidentados, por suerte en este deporte virtual no hay que temer por daños físicos, solo dolor neuronal. Hay miles de espectadores, que desde sus casas observan la entrada de los deportistas a este tramo final.

     – Por ahí vemos a los primeros, Cactus en flor y Plátano Maduro luchan por el primer puesto, luchan literalmente, se están dando guantazos, claro, con la inducción de dolor por cometer infracción hace que caigan y se revuelvan en el pavimento. Les adelanta Nariz Colorada, que ya está bastante irritada del cansancio, se desploma y se cae de narices al cemento. Aprovecha Árbol de Navidad, que ha perdido todos sus adornos, para remontar el primer puesto, pero Cactus le agarra de una rama precipitando al suelo. La abuelita de Piolín compite con Tritón Triste por terminar los primeros en la carrera. ¡Qué veo! ¿Es Disfraz de Tigre? ¡Sí! ¡Es él! Sale del pelotón con cara de pocos amigos, esquiva a Lata Herrumbrosa y a Tomate Seco, ¡va a toda velocidad! Pasa por encima a Cactus y llega a adelantar a Tritón.

     – La Abuelita está a escasos metros del final y Tigre está pegado a ella, los dos corren como si les persiguiera el diablo, que también, pero Diablo Mareado ya quedó atrás. El sprint final es superemocionante, Están tan igualados, pero… ¿Qué ha pasado? A la Abuelita se le cae la dentadura y hace resbalar a Tigre, y con el resbalón … Con una monumental caída, Disfraz de Tigre corta la línea de la meta y sigue rodando hasta aquí, donde estamos los de la prensa. ¡Atención que viene!… Y nos arrolla a todos. Termina la Carrera Aplastado en la pared del ayuntamiento.

    – ¡Ya tenemos vencedor! ¡Disfraz de Tigre!

    Hidrogenesse – Disfraz de Tigre
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  • Los niños

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cómo mejorarías el lugar donde vives?

    Un radiante día despliega su luz sobre la soñolienta ciudad, que despierta entre el ruido del camión de la basura y las prisas de los cláxones de las carreteras. Entrando por el barrio de Los Infantes, el aroma a café recién hecho embriaga nuestros sentidos. Ahí es donde empieza nuestra historia de hoy, justo encima de la cafetería.

     – Cariño, debemos darle más espacio a los niños.

     – Que no, que no es buena idea.

     – Es que están creciendo, Renato, necesitan espacio.

     – ¿Pero es que no lo entiendes Matilde? Que no podemos.

    (de lejos) Lo que pasa es que no te gusta correr riesgos, ¡cobarde!

     – ¡Cállese abuela!

     – Yo creo que ni se van a enterar de que están ahí.

     – Vamos a tener problemas si los dejamos campar a sus anchas por aquí.

     – Imagínate, tú y yo, con más intimidad, ¿entiendes?

     – Ya me gustaría, pero no podemos dejar a los niños ahí, es peligroso.

     – Pero estarían cerca, estamos a unos metros de distancia. Cariño, piensa en la pareja. Podemos hasta pensar en tener más hijos.

     – Si ya tenemos diecisiete, ¿te parecen pocos?

    (De lejos) ¡Disfunción eréctil diría yo!

     – ¡Cállese abuela!

     – Bueno, pero ellos ya son mayorcitos, deben tener libertad.

     – Si eso me parece bien, lo que no me parece lógico es invadir ese espacio ¡Que no es nuestro!

     – Si nunca hay nadie, no van a notar ni que estamos.

     – ¿Qué no? ¿No te acuerdas lo que le pasó a la tía Enriqueta? ¡Le rociaron con gas tóxico! Y solo por pasear por su casa.

     (Voz de Fondo) Se lo tenía bien merecido por cotilla.

     – ¡Cállese abuela!

     – Pues yo no lo veo tan peligroso, Mira como no me pasa nada.

    Matilde caminaba a toda prisa dando vueltas sobre el salón, corría frenéticamente a todas direcciones, De repente un inmenso zapato oscureció el resplandor de la claridad de la ventana. Con un desagradable estallido sonoro, Matilde se encontró con La Parca, su negro cuerpo quedó aplastado en el centro del azulejo donde terminó su rabieta. 

    De lejos Renato a lágrima viva, contemplando la dantesca escena mientras el descomunal pie trazaba otro rumbo.

     – ¡Matilde! Si ya te dije que andar a la vista de los humanos es peligroso. 

    Él se acercó lentamente al cuerpo de su amada, al que todavía se le movía una de las patas, la acarició dulcemente con las antenas y volvió a entrar en la grieta donde hasta ahora fue su hogar feliz. 

    (voz de fondo) Recuerda que tengo siete hijas más.

    – Calla Abuela.

    Vetusta Morla – La Mosca en Tu Pared
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  • Cruzando el páramo.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cómo te has adaptado a los cambios que trajo la pandemia de la COVID-19?

    El páramo estaba despejado, la primavera había entrado tarde este año, y la brisa de la mañana era un resquicio helado de un invierno que no quería morir. Los dos mensajeros, ajenos a la cortante temperatura, caminaban entretenidos en una animada charla.

     -… Y decían, otra pandemia, como la del Covid. Oye, ¿Te acuerdas de la época del Covid?

     – Qué buenos tiempos. Todos encerrados. Sin hacer nada.

     – Sí, a inflarse de comer y a hacer el burro por internet. ¿Te acuerdas?

     – Algo si, yo era muy pequeño, apenas ocho años, me acuerdo de esos videos que hacíamos en el móvil y lo compartimos. Sé que no nos dejaban salir de casa.

     – A la gente le dio en esa época por conseguir perros. Todo el mundo quería uno.

     – ¿Para detectar la enfermedad como ahora?

     – No, era porque te dejaban salir más tiempo a la calle, con la excusa de darles un paseo.

     – Y si no podían salir, ¿cómo hacían para buscar comida?

     – la comprabas, entonces había supermercados.

     – Ah, sí, es verdad. Recuerdo pasar por pasillos repletos de comida empaquetada.

     – Sí, y si querías te la llevaban a casa.

     – ¿A casa? Quién querría perderse ver estanterías llenas de cosas.

     – Además, había hospitales, y llegaban a curarte en muchos casos. 

     – Pero no fue tan grave, recuerdo que en unos años la gente ni se acordaba.

     – Porque la gente dejó de enfermar.

     – La enfermedad era distinta a la de ahora, me acuerdo de que me contaban sobre familiares enfermos y no les pasó nada.

     -Otros, sin embargo, morían.

     – ¿Qué les pasaba?

     – Normalmente, no mucho, les dolía el cuerpo, fiebre y poco más. Los que morían les costaba respirar, morían asfixiados. Los tenían amontonados en los hospitales.

     – ¿Y no les daba miedo tenerlos ahí encerrados?

     – No pasaba nada, ni los encerraban, no es como ahora.

     – ¿Entonces no eran peligrosos?

     – Sí, pero si llevabas traje especial y una mascarilla no te contagiabas.

     – ¿Pero no eran agresivos?

     – Los que estaban en el hospital estaban moribundos.

     – Ya, no mordían entonces.

     – No. Eso solo pasa ahora. A propósito, vamos a darnos prisa, que nos va a anochecer antes de llegar al refugio y entonces sí que vas a tener que esquivar mordiscos.

    La figura de los mensajeros fue avanzando lentamente, atravesando el páramo, desapareciendo en la inmensa superficie, hasta que no quedo ni el recuerdo de unas pisadas furtivas entre la maleza.

    Judas Priest – Out in the Cold
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  • Al Alba

    (Esta historia comienza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál es tu rutina de mañana? ¿Qué haces durante la primera hora del día?

    A amanecer, Kendra abre la ventana de par en par, para que los rayos de sol calienten la habitación y los malos espíritus se incomoden y se marchen. 

    Vanir es un poco perezoso, cuando Kendra llega para alimentarle, él todavía remolonea en su nido, se estira al tiempo que bosteza y separa todos los pinchos de su lomo, quien no lo conoce diría que es una posición amenazante, solo es un bostezo, luego le entrega su cuenco de lombrices que devora con pasión.

    Antes de desayunar bajan Kendra y Vanir al sótano, se encargan de su limpieza, barriendo y fregando el suelo. Al terminar encienden las velas y restauran con tiza el dibujo del pentagrama. 

    Con un punzón fino como el cabello y duro como un día sin comida, Kendra, pinchándose en un dedo, vierte unas gotas de su roja sangre en el centro del restaurado signo y entona un melodioso cántico, haciendo iluminar el pentagrama con el tono de su voz.

    Es una oración, un profundo juramento, recuerdo de sus ancestros que empiezan a murmurar. Su voz eleva la plegaria, reza a la profundidad del bosque, al espectro de la sombra. Ruega por la luz que le guía y por la oscuridad que le somete. Pide que le concedan la dicha, que su esencia se eleve. Por los ríos y los mares, por las montañas y los valles. Pide hasta las lágrimas por todas las madres. Y dando gracias a Gea, ella se despide.

    Desayuna rápido, pues el tiempo apremia y el aprendizaje no espera. Además, ¿quién quiere perderse un precioso y soleado día?

    Nox Arcana – Scarborough Fair
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