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  • Evolución

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué pequeña mejora puedes hacer en tu vida?

    – Hola, buenas noches a todos, todas, todes, bienvenidos a este programa llamado «La Luna brilla y no lleva enchufe». Gracias, gracias. Como ya sabéis ustedes la noticia más actual del momento es que, por fin, se ha descubierto vida fuera de nuestro planeta. Nosotros, en exclusiva, contamos con el invitado más espectacular del momento. Un fuerte aplauso a Jose Luis, la vida extraterrestre.

     – Hola, buenas noches.

     – Para quienes nos escuchan desde la radio, les describiré a nuestro invitado. José Luis es un señor bajito, con un pequeño bigote y está vestido con esmoquin y bombín. La única peculiaridad que le hace distinguirse de nosotros es que su piel es un tanto transparente. Aunque se asemeje a nuestra raza, les aseguro que no tiene nada que ver, ¿verdad?

     – Efectivamente, yo soy una ameba.

     – Aquí conocemos a las amebas como seres unicelulares, un protozoo para ser más exacto.

     – Sí, pero en mi caso llevo milenios de evolución.

     – Según los científicos, le encontraron durante la primera visita tripulada al planeta Marte. 

     – Sí, pero estaba de visita. 

     – Si estaba de visita, ¿En qué parte del universo suele residir?

     – Oh, yo voy cambiando constantemente de lugar. Una parte del universo que me gusta mucho es Andrómeda, una galaxia muy interesante, pero también frecuento mucho la Nebulosa de Orión. Por lo general voy por las distintas galaxias desparramando vida.

     – ¿Me está explicando que usted crea vida en otros lugares?

     – Claro, visito un planeta, me reproduzco y dejo que la evolución haga su proceso.

     – ¿Y cómo se reproduce usted?

     – Pues como todas las amebas, por fisión binaria. Una división celular completa y ya soy dos amebas con los mismos recuerdos y capacidades.

     – O sea, que si usted se reproduce aquí, ¿tendríamos dos señores como usted?

     – Pero, ¿qué me está pidiendo?, por favor, qué pudor.

     – Del resultante, ¿cuál sería José Luis?

     – Los dos. Aunque según la evolución nos convertimos en otros, pues generalmente cada uno seguimos nuestro camino. El mío es viajar de galaxia en galaxia.

     – Y que le trajo a este sistema. ¿Se quería reproducir en Marte?

     – No, vine de visita, quería ver qué tal le fue a mí yo de aquí. Hace unos cuatro mil millones de años vine por primera vez. Entonces había un océano inmenso y unas playas preciosas. 

     – Pero, no hay señores con bigote paseando por el planeta, ¿qué les pasó?

     – Pues, no tengo ni idea, aunque tengo mi teoría. Verá, en esa época yo era un ser distinto, más pequeño y moldeable. Mi otro yo se debió haber adaptado al medio, se tuvo que haber dividido infinidad de veces y cada uno de sus dobles se habrá desarrollado en seres distintos. No sé en qué punto hubo una biodiversidad considerable, ni en qué punto migraron, pero no es la primera vez que la vida pasa de un planeta cercano a otro. Así que creo que ustedes y yo somos parientes lejanos.

     – Pues qué alegría ver a mi primo ameba. ¿Vuelve entonces por cariño a su descendencia?

     – No, no, vengo a alimentarme. 

     – ¿Qué? ¿Viene a comerse a sus hijos como Júpiter?

     – No sé de Júpiter, vengo a fagocitar a algunos de los organismos nuevos que han resultado de mi visita. ¿Qué si no?

     – Bien, señores, a partir de ahora empiezan mis vacaciones, no me busquen que no estaré. Y con esto damos fin al episodio de hoy de… “La luna brilla y no lleva enchufe”

    Babylon Zoo – Spaceman

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  • La generosidad incomprendida.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué pequeña mejora puedes hacer en tu vida?

    El suelo era rojo, arenoso, con pequeños guijarros color arcilla. Había una huella bien impresa con la forma de la suela de una bota. Destrozando el centro de la forma impresa en el suelo, justo donde se leía claramente, NASA, apareció un apéndice que transportaba un ojo. Pestañeando a ratos, hizo un giro completo y miró hacia abajo. 

    A su lado comenzó a salir otro ojo, imitando a su congénere, aunque de una manera más lenta. Siguió con la mirada el camino de huellas que se perdía en las dunas rojizas del paisaje y entonces se permitió pestañear.

     – ¿Otra vez están aquí? – Le dijo un ojo al otro.

     – Ya ves, la última vez, el individuo metálico estuvo dando vueltas por toda la superficie.Vaya ser más extraño. Recogía rocas, yo supongo que se las comería. En una ocasión hizo un agujero en la tierra con un apéndice giratorio, que casi le dio en la cabeza a Pgñor.

     – ¿Sabes lo que quieren? ¿Alguien ha hablado con ellos?

     – No, el individuo hacía ruiditos incomprensibles, parecía muy poco inteligente. A veces le daba por chocar constantemente con la misma piedra, otras se pasaba horas caminando en círculo. Ni idea de qué estarán buscando por aquí. Igual tienen hambre, aquí hay muchas rocas.

     – Será que de donde vienen no hay.

     – ¿Qué no hay rocas? ¿Qué lugar conoces que no las haya?

     – ¿Será que las que hay aquí son más sabrosas? Quizás deberíamos ofrecerles algunas como acto de buena fe. Aunque los que han venido ahora son algo distintos, tienen dos patitas, dos bracitos y un cabezón monumental. Quizás coman otras cosas.

     – Les podemos ofrecer unas raíces de Kgbrauna.

     – Muy sabrosas las del tío Rñ Fauro, ¿cómo lo hacemos?

     – Mejor se las tiramos, por eso de mantener las distancias.

     – ¡Vale!


    Era muy distinto ver el paisaje desolado desde la comodidad de la base que caminar por aquí. El cielo, enrojecido por el reflejo del propio planeta, daba el aspecto fantasmagórico de una película de John Carter al paisaje. Eric Moore sentía el calor del orgullo de ser el primer humano en pisar estas tierras, seguido de su compañero Vladímir Ivanov y RAI el primer autómata dotado de inteligencia artificial expresamente ensamblado para esta misión. 

    Habían recorrido casi dos kilómetros, con una visibilidad mínima por la suspensión de polvo del ambiente, haciendo el trayecto monótono.  Las dunas de arena le recordaban los pasajes que recorría Paul Muab´dib en las novelas de Frank Herbert. En una pausa para recuperar aliento, sintió un golpe en la parte trasera del casco. Se dio la vuelta con preocupación, pero no pudo divisar nada.

     – Vladímir, ¿me copias?

     – Afirmativo, Eric, estoy pendiente.

     – He notado algo en la parte posterior de la escafandra, ¿has visto algo extraño?

     – Nada, ningún sensor me ha señalado algo anormal. 


     – Parece que el extraño no ha visto la raíz de Kgbrauna. – Le dijo el ojo que sobresalía de la huella al otro que estaba a su lado.

     – Tírale una más grande.


    El golpe esta vez fue tremendo, tanto que le hizo caer quedando postrado a gatas. Al mirar atrás, no podía creer lo que vio.

     – Vladímir, me acaban de lanzar un objeto. ¿Habéis captado algo?

     – Esta vez sí, un objeto redondo, como un balón de baloncesto, ha salido de debajo de la tierra. ¿Ves el proyectil?

     – Sí, parece un nabo, una zanahoria redonda de color granate, vamos, una hortaliza.

     – Cuidado, agáchate, que viene otra. 

     – ¡Coño, Vladímir! ¡Avisa a Houston! ¡No atacan los marcianos!

    The Ghost Aura – In Machine

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  • La señal de la Cruz

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuáles son tus marcas favoritas? ¿Por qué?

     – La ciruela es la forma que tiene Dios de comunicarnos placer.  -Dijo metiéndose la fruta de golpe en la boca.

     – Hermana Valentina, algún día, con sus impertinencias, se va a atragantar y morirá sin remedio

     – Mejor, así conoceré por fin a Dios, me han dicho que es mi marido.

     – Si no vas directamente al infierno, por blasfemar tan a menudo.

     – Igual, en el infierno incluso me tratan mejor, porque mi marido no es capaz de tener un detalle conmigo. ¿Será guapo el diablo, hermana María?

    La monja, que fingió no haberla escuchado, pero no pudo evitar que le enrojeciera el rostro dejándole las mejillas color cereza, agachó con espanto la cabeza.

     – Hermana Valentina, deja de meterte con la hermana María, ¿no ves que anda ocupada con sus labores? 

     – Bueno, ¿qué mal hay en una conversación agradable mientras se trabaja? ¿O es que hay también que guardar silencio al remendar o barrer? Que yo sepa la penitencia del silencio es voluntaria.

     – Lo que no puedes hacer, hermana, es incordiar a todas tus compañeras todo el tiempo. Ya podías echar una mano en vez de andar siempre de acá para allá deambulando.

     – Ya, si me dejarais salir de vez en cuando, yo no me aburriría tanto. 

     – Ya hemos hablado de eso, las normas son las normas. Pienso que el castigo es una solución bastante efectiva para evitar caprichos innecesarios.

     – Y ¿quién me va a castigar, Dios? Pues la Madre superiora aprecia mucho la cantidad de dinero que le da mi padre, el duque, para que yo no moleste en sus asuntos y pase desapercibida. 

    La joven novicia cerró de un portazo la sala y desapareció por el laberinto de pasillos.

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  • Reformular palabras con letras perdidas

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué haces para integrarte en la comunidad?

    Cierto día, dibujando nubes en mi cuaderno viejo, descubrí con espanto que había vocales que, como presos de pánico en una cárcel de situaciones incómodas, estaban huyendo de mí.

    Me di cuenta de la desaparición de la a cuando, al expresar alma, apareció en su lugar el éter, que con su efluvio desordenado me invitó a la calma. Yo, carente de la comprensión de la letra en fuga, quise entender que era el colmo, condenado el significado de la paz, convirtiéndola en la lid de un ejército sin batalla.

    Se me atragantó la vocal, cuando quise amar y solo supe querer, cuando al caminar solo pensaba en volver y cuando un rato después, la presencia de la desaparición de mi amiga sonora, se convirtió en tartamudeo sordo, no solo por no ser capaz de pronunciar, tan solo poder enmudecer, sino que además, la mar se convirtió en lamer y en vez de llorar, al no poder usar mis lágrimas, solo me quedó querer perder y esconder las palabras.

    Fue en un grito que supo a sorpresa cuando, de repente, en un atisbo de cordura, encontré a la letra que se había quedado muda. El miedo de la rima fácil que, con mi ingenio también perdido, y mis ganas de recuperar el tiempo, que en la juventud tanto gastaba, la había hecho esconderse en el paladar, justo en su curva, simulando ser la d de duna.

    Fue más fácil de encontrar la erre que se quedó entre mis dientes, Cuya ausencia me obligó a hablar en chino cantones, o la y griega, que vino sola, expresando afirmativos sajones, o cuando se extinguió la equis, que todavía no sé si existe o es tal vez, el amor de una madre en la alegría imberbe del día de antes de la noche de reyes.

    Love of Lesbian – Planeador

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  • Mi senda

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué hace que te centres en la vida?

    Al recorrer el sendero de la vida, fui recolectando momentos maravillosos, instantes de ensueño que me animaban a seguir un camino inmenso, de emociones profundas apresadas en memorias escritas y alegrías carentes, en apariencia, de estigmas. Con cada paso, granos de arena de tiempo pasado, que se depositaban en mis bolsillos. Pequeños baches de adoquines quebrados, tristes de pisotones insolentes de transeúntes sin piedad, que se incrustan en mis botas a cada paso. 

    Con el recuerdo de caricias descuidadas de hábito, sonrisas necias de latido lento, que cicatrizan corazones zurcidos con el roce del sereno, canciones de la marcha fúnebre a coro de guirnaldas célibes que, festejando el trato del tiempo, conformándose en el despojo de un sentimiento. Y la suma se convierte en peso, que me hunde en el barro, me arrastra en alegóricos pasos de rastro olvidado.

    Probaré, soltando una lágrima por cada lamento a dar, impulsarme despacio en el negocio de amar, inventar verbos errantes de ritmo, que signifiquen instantes de rezos al mar. Y que las olas me impulsen lejos, me hablen del silencio y me hagan flotar, muy lejos. Ojalá que los nudos se deshagan en llanto y dejen la brisa guiando mis manos, que a tientas, las caricias, lisonjeras de tu piel, remiendan la senda del acervo ajeno.

    Portishead – Wandering Star

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  • El cuentacuentos

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué trabajo te gustaría desempeñar por un día?

    – Mil años atrás, cuando las ramas de los árboles se tocaban entre sí, susurrando misterios en un bosque interminable, vivía una princesa encantada…

     – No, no hay presupuesto para una princesa, debe de ser otra cosa.

     -… Vivía una doncella encantada, apresada en la torre más alta de un castillo…

     – Tampoco castillo, ¿si no tenemos presupuesto para la princesa, lo vamos a tener para un castillo?

     -… Vivía una doncella encantada apresada en la habitación superior de una casa de campo…

     – Casa de campo también suena ostentosa, ¿podemos cambiarlo?

     -… La doncella estaba apresada en el sótano de una cabaña. Suspiraba la bella dama mirando por la vent… esto… y no miraba nada. Ocurrió que, por casualidad, el príncipe cazaba…

     – Sin príncipes, por favor.

     – … El cazador sin título nobiliario cazaba por la zona, montado en su caballo blan…

     – Tampoco nos da para un caballo.

     – Montado en su burro tordo.

     – ¿Puede ser sin animal? Se nos van a quejar los de las protectoras.

     – ¡Pero qué andaba cazando! ¿qué más da un burro?

     – ¿Es verdad, podemos variar algo?

     – ¿Qué variamos?

     – Todo, por favor.

     – Bien, empecemos. En el presente, en mitad de la gran vía, cuando los tubos de escape de la circulación matutina, bramaban a más no poder, secuestraron a Jimena. De familia humilde y corazón valiente, se enfrentó con un grupo de delincuentes juveniles de los años ochenta, que vestían mayas apretadas y camisetas de «Airon Maiden» y la encerraron en el garaje de la casa de uno de ellos. La dama suspiraba con la oreja pegada a la pared, ansiando la libertad como cualquier cantautor en épocas pasadas. Ocurrió que, pasaba por allí, por mera casualidad, un inspector de instalaciones de gas llamando a las puertas de las casas del barrio. Iba montado en un patinete eléctrico hecho en china, derrapando con clase por las esquinas…

     – ¿Iba por la acera? 

     – ¿Qué? 

     – Que si circulaba según las normas municipales, es por dar ejemplo.

     – Hombre, que es un cuento de hadas, ¿qué más da si da ejemplo o no?

     – Es verdad, y la chica ¿todavía estaba encantada?

     – ¿Encantada? Claro, claro, encantada. La chica, que había leído todos los manuales de construcción y reparación que había en la  biblioteca pública, pues de tan pobre que era no tenía otra distracción, consiguió hacer un puente en el mecanismo de apretura del garaje. Esto provocó un cortocircuito que prendió fuego al edificio y facilitó la apertura de emergencia de las puertas. Escapando casi fue atropellada por un patinete de la marca Guan Ming que, desestabilizado por el acto de esquivar, chocó contra una farola. La joven volvió felizmente con su familia sin que fuera necesaria la aparición de ninguna figura masculina al rescate. Cabe indicar que la familia de Jimena estaba constituida por dos madres lesbianas, una hermana saharaui adoptada y una lagartija de plástico reciclado como mascota. Además, eran veganos, practicaban budismo musulmán y apoyaban la práctica del comercio justo. Colorín colorado, este cuento se ha acabado. ¿Está bien así?

     – Solo un detalle mas, no me gusta lo de colorín colorado, es muy ambiguo.

    Iron Maiden – Run To The Hills

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  • Algún día de verano.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál es tu festivo preferido? ¿Por qué?

    El verano me regaló tu nombre y el invierno me lo hizo olvidar. Sabor a licor, de frío norte, buscando el cálido contacto de una caricia. Azul penetrante en mar en calma, susurrabas de camino la canción que te enseñé en la alcoba. Fue tan breve que olvidarás mi rostro, tan intenso que compartiremos el dolor de las hojas de otoño al caer, heridas al suelo. Pensaré en tu extraño “te quiero”, en el silencioso abismo del adiós.

    El verano me regaló tu nombre, otra vez.

    Doble Pletina – Música Para Cerrar las Discotecas.

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  • El elegido.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Votas en las elecciones políticas?

    Aurelio miraba pensativo a las palomas, se peleaban por unas migas de pan, que con cuidado depositó frente a ellas. Y es que a él le encantaba observar conflictos, no se perdía los partidos regionales, donde el árbitro discutía de manera feroz con los jugadores bajo la lluvia de insultos del público. Disfrutaba en el mercado, donde clientes y dependientes reñían por la frescura del pescado o por la calidad de las alubias. Por supuesto, no se perdía ni una sola vez la edición del mediodía del telediario.

    Ocurrió esta vez algo inaudito. Frente a Aurelio, en el lugar donde las palomas se disputaban el pan, hubo un desgarro en el espacio-tiempo. Una grieta enorme y luminosa quedó suspendida entre los dos árboles que custodiaban la placa conmemorativa al soldado nacional. De ella, entre aleteos y tronar de fanfarrias de trompetas, apareció una figura alada. Vestido con una túnica alba y portando una espada llameante.

     – Alabado seas – dijo el ser aparecido ante la mirada de terror de Aurelio. – No temas, pues es Dios, nuestro Señor, quien me envía.

     – No me castigues, no me castigues.

     – No soy yo quien castigue a los hijos de los hombres. Traigo buenas nuevas para compartir con tu pueblo…

     – ¡Oiga! ¿Usted es el arcángel Uriel?

     – Este… No. Soy el ángel Ereliel, suplente del querubín, él está de baja maternal.

     – ¿De baja maternal? ¿Su señora ha dado a luz?

     – No, verá, los ángeles no tenemos sexo, la nuestra es una reproducción divina que ocurre cada doscientos cincuenta millones de años, más o menos. Trescientos millones en caso de los arcángeles. Aunque ese no es el tema, verá, yo vine para…

     – ¿Y os cubre vuestra seguridad social el embarazo completo?

     – Bueno, no, nuestra reproducción es distinta a la de ustedes, ocurre por disociación molecular y no representa ningún desgaste para nuestro organismo. La baja es más bien para estar presente en la educación de nuestro vástago, ya sabe, enseñarle a volar, a dividir por dos cifras, los peligros del infierno… cosas así. En realidad necesitaba decirle que…

     – Ah, muy interesante, entonces existen organismos bien estructurados en las funciones administrativas y sociales del cielo, ¿no?

     – Por Dios, claro que sí, llevamos miles de millones de años de evolución, pero esa no es la cuestión que me trajo aquí, señor Malaquías, mi misión es para revelar…

     – Aurelio.

      – ¿Qué? 

     – Que me llamo Aurelio, no Malaquías.

     – ¿Entonces usted no es Malaquías de La Línea de la Concepción?

     – No, señor, Aurelio de Triana.

     – Ya se me han vuelto a equivocar en administración.

     – Eso debe ser lo que coloquialmente llaman “problemas en el paraíso”

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  • El arte de acechar.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Hay alguna cita que describa tu vida o sobre la que pienses a menudo?

    Estaba tan ocupado, indignándose por el comportamiento humano, que no se dio cuenta de su sordera. Es más, empezó a imaginarse diálogos torpes, de situaciones inventadas, creó un universo de feroces palabras, donde los círculos rojos de una diana desgastada, eran su rostro desafiante a la puntería, que habitualmente era mala.

    Con la frase de Sun Tzu por bandera, atrincherarse tras las líneas de texto en pijama se convirtió en costumbre y, a golpes de un viejo teclado, se convirtió en tormento de alegres tertulianos y humildes comentaristas sin más ánimos que la distracción efímera y sintonizar suspiros y sonrisas de alivio.

    Estaba tan ocupado siendo víctima rebelde, que se le olvidó en que en el acto de ajusticiamiento, el verdugo llora a la desdichada forma, que se esconde en las sombras de que una vez fue su tormento y que en los labios abiertos están las espinas de los rosales.

    Saurom – Mejor sin Ti

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  • Marcha atrás.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué hace que te centres en la vida?

      – Este sí, este es el invento definitivo, es el mejor de todos.

     – A ver, qué tenemos esta vez.

     – Este aparato es capaz de dar marcha atrás a la vida.

     – Eso suena raro, suena a aborto o a eutanasia programada.

     – Que no, que no, le das atrás a tu vida.

     – ¿Cómo una máquina del tiempo?

     – ¡No, hombre! Ocurre que rejuveneces.

     – ¿Cómo en la película de Bratt Pitt?

     – Sí, pero no te vuelves más guapo, solo más joven.

     – Pero eso es fantástico, ¿recuperas la firmeza en la piel? ¿Se te quitan las arrugas?

     – Algo sí.

     – Eso suena a que hay limitaciones. ¿Se te quitan las enfermedades?

     – Verás, con este aparato se puede rejuvenecer células, pero no revivirlas.

     – Vale, explíquemelo ahora en cristiano, como en un manual de estos decorados por Forjes.

     – ¿Sabe usted que las células tienen una vida limitada, no?

     – Sí, claro.

     – Las células van muriendo y dividiéndose, tienen una duración limitada, ¿verdad?

     – Sí, lo sé.

     – Algunas viven unos cuantos días y otras varios años, pero todas tienen un fin y son sustituidas por otras. Eso nos limita en tiempo, esta máquina solo puede rejuvenecer las células vivas.

     – Vale, pero, ¿puede dar marcha atrás algunas enfermedades?

     – Si las cogemos a tiempo, sí.

     – Eso ya es bastante, es como tener una copia de seguridad de nosotros mismos, ¿de cuánto tiempo estamos hablando?

     – Doce minutos y treinta y seis segundos.

     – ¿Me dices que podemos rejuvenecer unos quince minutos?

     – Eso he dicho.

     – Otro invento para la lista de cacharros inútiles, vamos.

     – Oiga, me siento incomprendido.

     – Invente un psicólogo portátil.

    Los Punsetes – Amanece mas Temprano

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