
Los tres jóvenes se habían colado en el gimnasio del instituto, sentados con las piernas cruzadas, habían hecho un refugio entre las colchonetas, con un banco de ejercicios frente a ellos, se preparaban nerviosos para culminar sus planes.
– ¿Lo has conseguido, Rafa? Dime que sí.
El adolescente, con una leve sonrisa en la cara, depositó su pesada mochila sobre la improvisada mesa, sacó el portátil y lo conectó al enchufe más cercano. Momentos antes, había cogido prestado dicho aparato del aula de informática, aprovechando la falsa alarma de incendios que ellos mismos habían provocado, lo sustrajo mientras el profesor comprobaba la alarma y los niños entraban en pánico.
– ¡Genial! Ahora tú, Marcos, ¿tienes la contraseña de la WIFI?
En el revuelo formado por los alumnos, Marcos, había entrado en secretaría, y con su móvil, había fotografiado las últimas páginas de la libreta de claves que sabían que tenía allí.
– ¿Cuál es?
– ¡Yo qué sé! Una de ellas será. Prueba esta.
Se escuchó la cerradura de la puerta, en segundos, los tres amigos se cubrieron con la polvorienta funda usada para tapar los trastos de gimnasia. Se escucharon pasos alrededor, pero en breve cerraron la puerta. No salieron de su silencioso escondite hasta que escucharon el giro de la cerradura.
– ¡Joder! Pensaba que nos pillaban.
– Chicos, que estamos dentro.
– Ahora te toca a ti, Manu, a ver que sabes hacer.
– ¡Aprender nenas! – Dijo el joven sacando un viejo pendrive del bolsillo y lo insertó en la ranura del portátil. Abrió la carpeta y apareció un ejecutable con el símbolo pirata de una carabela. Al ejecutarla se abrió la consola de comandos y empezó a salir caracteres – ¿Rafa, te sabes la dirección?
– ¡Sí! De memoria.
– Escríbela aquí – El flujo de letras y números había parado, ahora el cursor esperaba.
– Ya está, ¿pulso enter?
– ¡Dale!
Abrió el navegador en una página con un conocido logotipo azul donde había una joven con unas orejas de gato en ropa interior, señalaba un video borroso con un candado en medio.
– Vale, de ahí no pasa, no se puede ver más.
Manu pulsó con el ratón en el video prohibido donde salió una casilla para depositar una contraseña.
– Ahora viene lo bueno.
La casilla empezó a rellenarse sola de asteriscos, se escribían y borraban constantemente hasta que de pronto se abrió un menú.
– ¡Joder, que entramos!
En el video, la chica de la portada se sentaba en una silla gamer y apartaba sus minúsculas braguitas dejando ver su sexo totalmente depilado.
– Esta tía estuvo en el instituto – Dijo Marco con la cara visiblemente colorada – Estaba con mi primo en su clase.
– ¡Es mi hermana, estúpido! – Aclaró Rafa.
– ¡Hostias! ¿Y tu padre le deja hacer estas cosas?
– No creo que lo sepa, atontado. Ya no vive en casa, se que se fue a Madrid a vivir con su novio. Mis padres piensan que está estudiando una filología asiática.
– Ah, por eso tiene ese estilo tan hentai.
– Sí, pero mientras ella menea el culo con desgano, cientos de desesperados como tú pagan una pasta por mirar. Que esto no salga de aquí, chicos.
– Tranquilo, que aquí respetamos a nuestros Bros.
– Y a sus hermanas, aunque aparezcan en OnlyFans metiéndose cacharros raros por ahí.
Nofx – All Dinosaurs Will Die
