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  • En OVNI

    Sugerencia de escritura del día
    Estás a punto de emprender un viaje por todo el país. ¿Avión, tren, autobús, coche o bicicleta?

     – Fíjate lo curioso que son los humanos, Gñorf.

     – ¿Qué andas investigando esta vez, Wgñerf?

     – Tienen una forma de reproducirse de lo más interesante.

     – Pues será como la de los demás animales del planeta, supongo.

     – Bueno, sí, al fin y al cabo un sujeto introduce un miembro dentro del otro sujeto y le escupe un chorro de células incompletas que compiten en una maratón para fecundar o morir. Lo apasionante es el comportamiento sexual.

     – ¿Qué hay de particular?

     – ¡Uff! Es muy complejo, Gñorf. Existen muchos géneros, varios tipos de orientación y todos tienen una interrelación de lo más compleja. Fíjate, ¿Ves ese humano? 

     – ¿El del holograma? Sí, claro.

     – Pues se llama Andrea y es del género femenino, pero ella se siente masculino, así que gracias a la tecnología humana la han podido transformar y ahora se hace llamar Andrés.

     – Como quien cambia de traje, no le veo gran inconveniente, nosotros cambiamos de forma y no pasa nada.

     – Resulta que a Andrés le gusta una humana que se llama Rosanna, que es hembra, pero le gustan las hembras y, ya que Andrés es algo femenino, se han propuesto tener descendencia. Algo imposible, ya que entre los dos no pueden.

     – ¿Por qué no?

     – Pues porque la tecnología humana no produce una transformación completa, en este caso le faltarían los órganos internos masculinos.

     – Vale, ¿cómo solucionan esta ecuación de carácter sexual?

     – El factor z es Javier, amigo de toda la vida de Rosanna.

     – Es el masculino faltante, ¿no es así?

     – No, él es demisexual, birromántico y antroxesual. Con Rosanna ha acordado la fecundación, pero con condiciones.

     – ¿Qué se repartan los vástagos a partes iguales?

     – No, que en el proceso copulativo también participe su pareja.

     – Vale, y qué condiciones impone.

     – Se llama Anabel y el pansexual poliamorosa, quiere que Andrés también participe.

     – ¿Y qué problema hay?

     – Que Andrés no quiere participar en el acto si está Javier, que Rosanna se inhibe si está Javier y necesita el vínculo afectivo de su amiga María.

     – Vale, ¿cómo solucionaron esto?

     – Pues todos juntos en un cuarto oscuro.

     – ¿Y fueron felices y comieron perdices?

     – Bueno… Andrés y Anabel se hicieron más que amigos y se fueron a vivir a Marbella. Javier ahora está con Rosanna y María fue la única que fue fecundada, que como ella no quería tener descendencia, ahora ejerce de vientre de alquiler. Por lo demás, Anabel es vegana, así que no come perdices, que ahora tiene una relación abierta con Sandra.

     – ¿Quién es Sandra?  

     – La vecina, que se fue a quejar porque había mucho ruido y se quedó a participar.

     – Todo esto es como el fútbol de segunda división, ¿verdad?

     – No, la realidad del deporte es más complicada aún.

     – Bueno, ese problema no lo tenemos nosotros, que con un roce y un poco de convicción ya nos quedamos fecundados.

     – Como me vuelvas a poner el tentáculo encima, sales por la escotilla del ovni.

    Joe Santriani – Not Of This Earth

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  • Querido Diario

    (Esta historia empieza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    Estás a punto de emprender un viaje por todo el país. ¿Avión, tren, autobús, coche o bicicleta?

    Querido diario, 

    Hoy ha sido el mejor día de mi vida, Willy y yo hemos acompañado a papá a abrir una nueva ruta comercial en el planeta. Y hemos viajado a miles de kilómetros de distancia. A Nueva Kenia.

    Cuando papá propuso que le acompañara yo no sabía cómo podíamos ir tan lejos, no hay aviones de pasajeros como en La Tierra y el transporte terrestre no puede cruzar el océano. Él me dijo que había una forma, que si conocía a las ballenas kerplianas.

    ¡Claro que las conocía! Sí, las veía todos los días. En el cole la profe nos contaba que cruzaban de norte a sur a menudo, y que lo hacían a una velocidad sorprendente. Lo que no sabía es que se habían domesticado y ahora se usan para llevar mercancía.

    Nos llevaron en un cuatriciclo de pasajeros hasta el acantilado. Ahí estaba, enorme, a unos metros de distancia del suelo, esperando paciente a que embarcáramos. Era de color gris azulado, tenía tentáculos en el morro y unos alegres ojitos pequeñitos que abría y cerraba sin parar.

    Subimos a la cabina, una estructura que habían construido en su lomo abrochado con un inmenso cinturón. Me estremecí cuando empezamos a elevarnos, fue lentamente, yo estaba nerviosa y Willy también, aunque sabíamos que no nos iba a pasar nada, la ballena sabía qué hacer para llevarnos seguros a nuestro destino.

    Cuando estábamos tan alto que las personas que quedaron en el aeropuerto parecían hormigas, una señora nos dijo que nos abrochásemos el cinturón de seguridad, también había uno pequeñito para Willy adaptado al mío. Por suerte se lo dejó poner sin rechistar.

    Todos los pasajeros estaban en sus asientos cuando la ballena empezó a cantar, de la cabina salía otra melodía, la que le decía a la criatura voladora que podía empezar la marcha. Entonces fue cuando empezó a acelerar. Iba muy rápido cruzando el mar, entre las nubes. Pasamos por un banco de medusas que revoloteaban cerca de nosotros jugando con sus aletas.

    Llegamos a Nueva Kenia en tres horas. Según mi papá habíamos recorrido cinco mil kilómetros y que se parecía a lo que hacían los aviones de La Tierra. Hacía mucho frío y los habitantes de allí eran distintos, casi todos eran de color negro y estaban muy abrigados, sonreían mucho y eran muy amables en todo momento. También vimos una señora de color azul con enormes orejas de punta que paso por nuestro lado y nos saludó. Papá me contó que venía de un planeta cercano y que tenemos relaciones comerciales con su especie.

    Ha sido un día apasionante, también es la primera vez que me hospedo en un hotel, mañana curiosearemos todo el edificio, dicen que tienen entretenimiento para niños, pero hoy ya estoy muy cansada para seguir escribiendo. Así que me despido por hoy.

    Gracias, querido diario, por escuchar mis aventuras.

    Vega.

    Sonic Youth – Sunday
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