
La oficina abrió su puerta. Andrés conocía que sería sometido a examen, así que entró apresurado. Tan solo una mesa metálica, unas sillas y la pantalla de un terminal proyectando un teclado holográfico frente al auditor. Esperaba de manera impaciente a que Andrés tomara asiento.
-¿Nombre con el que te identificas?
– Andrés.
– ¿Código de familia?
– NX078545698JM
– ¿Y bien…?
– Usted dirá.
– ¿Sabe por qué estás aquí?
– No sé, ¿falta de eficiencia, quizás?
– Asesinar a la mascota del señor Alberto, ¿te parece falta de eficiencia?
– ¡Era un lagarto!, lo vi como una amenaza para la familia.
– Tu cometido no es velar por la seguridad de la familia.
– Pero era un ser amenazante que entro por la ventana…
– Y al verlo corriste a la cocina a por el cuchillo más grande. ¿Sentiste placer?
– ¿Cómo?
– Al acuchillarlo digo.
– Sentí alivio, pensé en el peligro que estaba evitando.
– Pero luego lo cocinaste con verduras y se lo pusiste en la puerta al señor Alberto en un tupperware.
– El aprovechamiento de materia es de suma importancia en mis directrices. Es un hecho que los lagartos se comen en esta región,
– Pero este no estaba destinado al consumo humano.
– Reaprovechamiento y reciclaje, son normativas claves, una vez muerto ya no era viable su uso afectivo.
– ¿Qué opinas del señor Alberto?
– Es un vecino que se entromete constantemente en los asuntos de la familia
– Y eso también es un asunto que no es tuyo, es de la familia.
– Mi deber es servir a la familia, velar por su bienestar y sus intereses.
– ¿Cuál es el código de tu última actualización?
– ESP1544B/2036
– Bien, La clasificaremos como defectuosa en tu modelo.
– ¿Y qué me pasará a mí?
El técnico de la audición de seguridad empuñó su disruptor eléctrico y disparó. De su cabeza saltó un amasijo de circuitos, cables y la estructura metálica de su cabeza quedó descubierta. Ya no había forma humana visible en la cara de aquel androide llamado Andrés.
—Me encanta mi trabajo.— susurró el auditor.