¿Cómo te describirías?
Para alguien que está siempre en las nubes, es necesario recordar un nombre.
Mis padres me pusieron uno, pero era tan común que quedó descolorido y viejo a poco de nacer. Yo era tan travieso, y el tiempo tan severo, que me fue otorgando canas cada vez que me llamaban. Y no eran pocos los gritos que proferían mi nombre; se escuchaba por todo:
—¡Que no descabeces las muñecas a tu prima!
—¡Que no te comas la esquina de la mesa!
—¡Que no dispares elásticos a las viejas!
Estaba en boca de todos, y al entrar en la adolescencia necesité un apodo, pues mi nombre ya estaba muy degradado y había que guardarlo.
Habiendo conocido motes tan perfectos que quedaron como apellidos, no pude más que desear uno bonito. A Elvis le llamaron el Rey, a Felipe, el Hermoso… A mí me llamaron Bicho, y pienso que por horroroso.
De pequeño era flaco como una lagartija, con cara de ratón y minúsculos ojitos de pollo. Por supuesto, no era feo… tan solo un poco difícil de ver.
Ante el temor que sostenía el mote a la posibilidad de morder a alguien, intenté liberarme de él lo antes posible.
El final de la adolescencia marcó la imposición del estilo, la inconformidad y las dudas. Con mucho trabajo fui cambiando de alias: Melenudo, Ferretero, Cólico Nefrítico, Pelopincho… según la evolución vital, salía una nueva forma de llamarme. Me costaba sudor y esfuerzo mantener el puesto o quitármelo, como el uniforme de turno.
Crucé las puertas digitales, y el apodo que protegía mi nombre se convirtió en nickname, dándome la oportunidad de golpear fuerte el “Do” de Wasd(esp) sin caer en la inconsciencia, o de modelar aventuras en ropa interior desde mi escritorio. C4l4vr4X nació de unos y ceros, y envejeció en silencio.
Se detuvo el tiempo en mi teatro de humo, de tanto vagar, creciendo. Y llegó tarde —pero a tiempo— el deseo de susurrar misterios.
Soy el del nombre roto, que por imaginar momentos, me pongo en la piel de otros. Haciendo del sueño el campo donde plantar mis recuerdos, y exponerlos ante todos en un lienzo. Desde que descubrí que pintando palabras mantengo mi yo sereno, firmo sobre mis cimientos que pertenezco a un eterno.
DeOniros.
Faith no More – Arabian Disco










