Etiqueta: Cartas de un soñador lúcido

  • Carta 18: Vestido verde con vuelo de estrellas

    Carta 18: Vestido verde con vuelo de estrellas

    Querido diario:
    Me pierdo en su mirada sin poder evitarlo. No sé por qué. No sé si es esa parte del sueño que escapa a mi control. Solo sé que es algo que necesito: estar a su lado.

    La veo venir con su vestido verde, cercana, sonriendo. Me trae mundos de colores, donde luchar con las sombras es imposible y rendirse no cabe. Me enseña a saltar entre nubes y a llover con ellas. En la calma, nos tumbamos en ellas. Conoce el nombre de las estrellas, aunque sean imaginadas. Aunque yo no vea más allá de sus labios al pronunciarlas.

    A veces todo parece extraño. Pienso en esta realidad como fragmentos desconocidos. No distingo lo real de lo fingido. No sé qué es mío y qué es suyo. Si el disfraz que lleva es mi invento o tan real como puede ser un sueño. Y ahí está, delante de mí, con su eterno cuerpo de hada. Quiero dejar de mirarla, pero no puedo.

    Sin darme cuenta, comienzo a hablarle en voz alta:

    —Estás muy raro hoy, ¿qué te pasa?
    —Estaba pensando si esto es real.
    —¿Real? ¿Qué quieres que sea real? Son sueños, y los sueños están vivos. A nosotros se nos ha dado el don de recorrerlos.
    —¿Pero nosotros seremos reales en el mundo despierto?
    —¿Nosotros? ¿Nuestro equipo? ¿Nuestra amistad?
    —Sí, lo que sea que tengamos.
    —No sé muy bien a dónde vas. Pero si te refieres a conocerme fuera del sueño, te diré algo… Es complicado.
    —¿Por qué?
    —A ver, aquí somos una cosa y en el mundo despierto somos otra. No es mentira lo que pasa aquí, simplemente es otra realidad.
    —¿Y cuál es tu realidad despierta?
    —¿Quieres saber de mí entonces?
    —Sí.
    —Vale. Pero vas a conocer a alguien que no es la que estás viendo ahora.
    —¿Te comportas distinto cuando estás despierta?
    —No… bueno, sí. Somos distintos, más capaces…
    —Sí, podemos ser más aventureros, sin tantos límites, pero también hay cosas interesantes, ¿no?
    —Bueno, es nuestra otra vida. ¿Qué quieres saber?
    —Nunca me he aclarado mucho si la distancia tiene que ver con el sueño. Yo vivo en Elche. ¿De dónde eres tú?
    —¿Elche?
    —Sí, cerca de Alicante.
    —¿Alicante?
    —Sí, España.
    —Conozco Barcelona, fui una vez en viaje de estudios.
    —¿De dónde eres, entonces?
    —De Bekkestua, muy cerca de Oslo.
    —Pues hablas muy bien mi idioma.
    —A duras penas: “Hola” y “Guapo”.
    —Entonces, ¿por qué te entiendo tan bien?
    —Porque en el sueño el idioma es otro, y siempre sabemos hablarlo.

    Beach House – Space Song

    Todas las estrellas unidas en una figura:

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