Categoría: sueños

  • Encontrarte.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál es la persona más famosa (para bien o para mal) que has conocido?

    Después de tanto tiempo caminando, tratando de encontrarte, me quedé pensando en las aventuras que, de tanto vagar, se quedaban presas en mis zapatos como rasgos de carácter de una cara curtida, con arrugas de risa de mirada brillante y amor de patria perdida y adoptada y surcos de dolor de cicatrices, como las que canta Chabela en diferente voz, pero con triste pasión y apenadas palabras.  

    Algunas veces perdido, buscando distracciones aisladas, en forma de colores alegres, de flores de rima fácil, que también confundidas por la brisa, buscan melodía de fondo en viajeros de paso, para danzar la primavera tardía, mientras pelean con bisturí la próxima estación, que secará el verdor de las líneas de sus manos.   

    Otras veces, cansado de esperar, caí en las brillantes luces de neón, a la espera de la devoción acechante que colgada de un hilo invisible, de araña viuda, acechando con ganas de pelear  y hambre de tres días. También con obstinados pasos de sendero errante, tergiversado por los mapas inciertos, de ingeniero de caminos tuerto, rotos por no saber leer en braille el nombre de mi destino.

    Ahora, que mi destino me dicta tregua, que de tanto romper espejos, fui amigo de la mala suerte, llegue a verte de lejos, acariciando a mi lazarillo, que con cola de feliz movimiento, me iba ladrando rastros arrastrados por botas rotas y final feliz con paréntesis de besos, que ya por eso, por quererme ver en ellos y sentir tu aliento fresco, ya es lo más maravilloso que me ha pasado.  

    Laaz Rockit – The Omen

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  • El tatuaje

    Esta Historia continua aquí

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál es la primera impresión que quieres causar en los demás?

    Tras hora y media de intensos ejercicios, Andrés paró en la cafetería del gimnasio, dispuesto a tomar un sorbo del estímulo necesario para empezar la mañana con energía. Hacía poco que se había apuntado allí y quedó impresionado por lo elegante de las instalaciones y lo innovador de las máquinas de ejercicio.

     – Buenos días, café solo por favor.

     – Buenos días, ¿desea algún tipo de endulzante?

     – En verdad no soporto el café amargo, pero tras el gimnasio me da remordimientos.

     – Veo que usted lleva el tatuaje.

     – Sí, me preocupo mucho por la salud y creo que es el complemento perfecto.

     – Entonces, si me lo permite, le voy a poner el café perfecto. 

    El camarero, en un instante, volvió con una pequeña taza de diseño con el preciado líquido negro y un sobre con el logotipo del local. 

     – Pero yo no quiero tomar azúcar.

     – No es azúcar, pruébelo, no es nada que sea dañino para su salud.

     – No huele a nada.

     – Pruébelo, confíe en mí.

    Con recelo, se llevó a la boca la moderna taza. Al primer sorbo no sabía a nada, a agua caliente como mucho, pero al poco empezó a percibir el aroma y el sabor a la vez. Nada espectacular, solo café bueno de cafetería, con el dulzor típico de azúcar de caña en su justa medida. Él pensaba en un arábico con su tueste correcto hecho en esa cafetería italiana que tan de moda estuvo en su paso por la universidad.

     – Pero esto es genial, qué sabor tan increíble ¿De verdad que no lleva azúcar?

     – En verdad no tiene ni azúcar ni café, es más bien agua con un ligero espesante para conseguir la textura. Quien le da toda la magia es el dispositivo de su brazo. El tatuaje consigue lo que aquí llamamos sabor neuronal, le dice a su cerebro qué sensación debe tener al tomar el líquido.

     – Ah, entonces es de lo más inofensivo.

     – Inofensivo para su salud, pero algo adictivo.

    Massive Attack – Inertia Creeps

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  • Perderme en tu mirada.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué parte de tu rutina intentas evitar siempre que puedes?

    Fue en ese momento cuando me volví a perder en su mirada, en ella había cansancio, de horas de pie, de la exigencia de quien está sentado, de los malos hábitos que se creen con derecho a exigir. Llegará a su casa tarde, sin ganas, con la necesidad de silencio de quien soporta el murmullo de gente riendo alto y gritando absurdas protestas de líquidos fríos y lágrimas dulces.

    Escuchabas, mientras fregabas los vasos que otros vaciaron, el lamento de un extraño, que con voz de alma rota y mirada de hambre de carne y besos, le sonreía en su triste historia de desengaños y se relamía al contemplar la línea que se vuelve turgente bajo su cuello, en la que yo también me perdía, a escondidas y en silencio.

    La miré en el intercambio de monedas por café cortado, ella me sonrió leve, casi por inercia, de muro erosionado por monólogos vacíos y tristes, de regaños injustos, antipatía alimentada por aroma de perfume fermentado en barril y alegría rancia derramada, fugada con un amante cualquiera.

    Sonreí a cambio, llevándome conmigo la promesa de un «te quiero ver alegre», de «me gusta tu voz cuando se ilumina tu mirada», sabiendo que nadie lo ha conseguido aquí, porque sus palabras están cansadas y su mirada se esconde del hambre ajena y del tacto de lija del uniforme negro y blanco. 

    Una vez más le dije adiós, sin mi confesión de querer ser yo el que le abrace primero, con miedo a traspasar el círculo de su misterio, por no perturbar su pesar, queriendo ser remero de su huida, canción del vals del coraje sostenido en los versos de mis labios cosidos a tus besos. Una vez más me fui contigo en la mente y con el pecho lleno de vacío.

    Maria Rodés – Oscuro Canto

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  • La estampita de la virgen de los remedios.

    Sugerencia de escritura del día
    Qué es lo más caro que te has comprado (sin incluir la casa o el coche).

     – ¡Mira, Smerk! Mira lo que he comprado.

     – ¿Qué es eso? Parece la foto de una señora con un niño en brazos haciendo el símbolo de la paz.

     – Según me dijo la señora, esto es una estampita milagrosa. Me dijo que si pones mucha fe, te concede lo que deseas.

     – Pues eso nos viene muy bien, estoy harto de vivir aquí, debajo del puente donde escondimos el ovni. Tendríamos que pedirle una casa. ¿Cómo funciona?

     – Pues eso, le pones fe y te da la casa.

     – Vale, vamos a pedirla. ¿Te dio también fe? ¿Dónde se pone?

     – No, no me dio nada más.

     – ¿Qué clase de negocio es ese? Al menos tendría que haberte dado un poco de fe para empezar. Ves a buscarla y pídele un poco.

     – Pero no tengo más que ofrecerle, ya le di el replicador de alimentos.

     – ¿Qué? ¿Te has comprado un artilugio que no sabes cómo funciona y le has dado la única forma que tenemos de alimentarnos?

     – Pensé que ya le pediríamos comida cuando nos hiciera falta, igual ya lleva cargado algo de fe.

     – Bueno, vamos a probar, a ver, ¿no hay botón? ¿Cómo funciona? ¿No te dio instrucciones?

     – Me dijo que se lo pidiera sin más.

     – Señora, por favor, quiero un bocadillo de esos que tenéis en la tierra que están tan ricos con olor a fritura y chorreante de salsa blanca.

     – ¿No tendrías que ser más específico? 

     – No ocurre nada. ¿De dónde debe salir?

     – Creo que no lo has pedido bien. Por favor, señora, ¿nos da un bocadillo de…mmm? Tenemos un problema, Smerk, no sabemos el nombre de las comidas terrícolas.

     – Eso tiene solución, hay un bar cerca ¡Vamos!

     – Mira, hay un cartel que describe la comida, vamos a probar. Sentémonos aquí y experimentemos.

     – Sí, vamos a pedir el primero de la lista. Por favor, señora, dame un bocadillo de jamón con coca cola.

     – Eso, por favor, señora, bocadillo de jamón con coca cola.

     – ¿Seguro que esto tiene suficiente fe cargada? ¡Por favor, bocadillo de jamón!

     – Ah, mira, este tipo de aquí nos trae el bocadillo y no sé qué fluido burbujeante.

     – Pues está muy rico, menudo trueque que has hecho, incomparable el sabor de la comida terrícola, nuestras barras de proteínas y minerales deshidratados se hacen asquerosos a su lado.

     – Smerk, el tipo que nos trajo el bocadillo nos está pidiendo dinero.

     – Claro, semejante manjar seguro que tenía algún tipo de comisión, vamos a pedirle ahora dinero a la señora para poder pagar esto.

    Iron Maiden – Stranger in a Strange Land

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  • Exterminad, criaturas.

    ¿Sueñas con el exterminio de la raza humana? ¿La destrucción de grandes ciudades es importante para ti? O tal vez prefieres la invasión alienígena o la invocación de demonios ancestrales para destruir todo signo de civilización en el planeta.

    Sea cual sea tu perturbadora fantasía de un fin del mundo perfecto, aquí tienes la oportunidad de demostrarlo con unos párrafos, así que da rienda suelta a tu afán de destrucción y regalanos un bonito apocalipsis bien sangriento.

    Bases de la propuesta;

    Venga hombre, que es el fin del mundo, ¿quien quiere reglas?, solo que al menos sean dos palabras o más, no vale simplificar en  “THE END” que eso ya está muy visto.

    Esto es un ejercicio de autoexploración, para que puedas encontrarte con lo más abominable de tu ser, que también necesita cariño. En ningún momento pretende ser un concurso, pero al mejor texto original se le dará una palmadita en la espalda y el cariño de una lectura apasionante y dedicada del resto de los participantes (¿Verdad?)

    Quien quiera participar y ser leído sólo tiene que vincular su historias en los comentarios de esta entrada. Si no es así, disfruta de la lectura y que el fin de todos los tiempos te agarre confesado.

    Aquí va mi contribución en dos capítulos.

    Un nuevo comienzo.

    I – Reunión

     – Buenos días a todos, gracias por dedicarme su preciado tiempo, pero como comprenderán, la situación lo requiere. – La Reina Madre Superiora del Sureste de África, con la sobriedad que la caracterizaba, haciendo uso de los canales protocolarios, había conseguido reunir a todos los dirigentes. Ahora, en un emplazamiento seguro, bajo la Cordillera del Atlas, llevaban a cabo ese encuentro internacional. 

     – Entiendo que el asunto que nos concierne es la previsión climatológica extrema. ¿No es así? —La Reina Madre Superiora de Asia Meridional se mostró preocupada.

     – No hay nada más importante, Hermana Reina, nuestros métodos para anticiparnos a la variación climática, que hemos conseguido hacer muy fiables, nos está demostrando que en pocos años desertizará todo el planeta, veinte nos queda, como mucho, para que empiece a afectar seriamente a los ecosistemas. – La Reina Madre hizo una pausa en su explicación y contempló las expresiones de las demás. Había aroma de desesperación contenida en el aire. – La Reina Madre del Este de Europa ha creado un proyecto en el que yo misma he estado colaborando, es hora de que salga a la luz. Por favor, hermana Reina, explíquenos en qué consiste.

     – Por supuesto, hermana. Todos sabemos las consecuencias, nos enfrentamos a la extinción, en pocas décadas las posibilidades de sobrevivir serán escasas. Así que hemos ideado la manera de lograrlo. Nos trasladaremos a otro planeta. – 

     –  Se me presentan muchos interrogantes, hermana Reina —puntualizó interrumpiendo la Madre Reina del Norte de América, apoyada por la Reina Madre de América Central y por la Reina Madre de Australia.

     – Paciencia, todo será explicado, hermanas, cuando termine. Si hay más preguntas serán respondidas por orden. – respondió cortante La Reina Madre Superiora del Sureste de África.

     – Prosigo, pues —retomó la palabra La Reina Madre del Este de Europa. – Aprovechando una estructura metálica que se encuentra en la zona ártica, a varios kilómetros bajo la corteza, se está construyendo un artefacto de transporte, en el podemos comenzar la búsqueda de un lugar habitable.

     – ¿Hay algún lugar pensado? – Quiso saber la Reina Madre de Europa del Sur

     – Hay varias coordenadas interesantes para investigar, todas están a más de cuarenta años luz de nuestro hogar, nos lanzaremos al más cercano. 

     – ¿Cómo conseguiremos llegar? ¿No es mucho tiempo? —interrumpió a la Reina Madre de Asia del Norte.

     – Nos moveremos lentamente. Habrá períodos de suspensión vital. Esto significa que pasaremos en letargo casi todo el trayecto.

     – ¿Cómo vamos a hacer para alimentarnos cuando lleguemos? No sabemos si habrá plantas o animales que sean comestibles para nosotros. -Esta vez fue la Reina Madre de América del Sur quien tenía una cuestión.

     – Llevaremos alimentos, plantas, semillas, animales, todos los que podamos, intentaremos crear un planeta parecido. 

     – A mí, lo que más me preocupa es saber cómo vamos a poder salir de la atmósfera con un aparato tan grande. Según está contando la hermana Reina, para llevar tanta carga debe tener una envergadura colosal.

     – En el diseño original es de una longitud de ciento veinte kilómetros cuadrados y un grosor de doce, quizás podamos hacer que sea más grande, además se tiene pensado ampliarlo una vez fuera de órbita. Para sacarlo de órbita no tendremos más remedio que crear una explosión en el planeta y que nos impulse.

     – Dejaremos un planeta roto.

     – ¿Qué más da? Ya lo está en cierto modo. ¿Alguna pregunta más?

     II – Adiós, planeta azul.

    La gran explosión dejó al planeta herido de muerte, pero les dio el impulso necesario para iniciar la marcha. Todos dormían cuando esto ocurrió.

    Tras cruzar un horizonte programado empezó el proceso del despertar. Habían transcurrido años y tenían en vista varios sistemas planetarios cercanos a su posición. Las Reinas Madres andaban ocupadas dirigiendo a sus subordinadas. El resto estaban procurando que el artefacto se conservara habitable.

    La mente común hizo que la evolución fuera rápida y que la tecnología, que nunca fue necesaria hasta ahora, se desarrollara en décadas, hasta conseguir un transporte hueco, que con la velocidad de giro contaba con gravedad artificial y con varios focos de luz y calor con tecnología de fusión, que simulaban el funcionamiento solar. 

    El espacio resultante era una capa interior de tierra y piedra, con inmensidad de túneles y pasadizos para ellas bajo la superficie, y una zona con relieve en varias capas y formas donde harían su vida los animales y plantas cuando no estuvieran en suspensión. El terreno era enorme para tan pequeñas criaturas, pero necesario para todos los animales y plantas que llevaban consigo.

     – Las hermanas jardineras ya han preparado el terreno, ahora toca ir despertando a los animales, lo haremos por peso. 

     – Hermana Ganadera Superior ¿Empezamos por bacterias y pluricelulares simples?

     – No, hermana, hay otras que se encargan de estos, hace tiempo que los están acomodando, ahora tocan insectos, crustáceos, cualquier organismo inferior a cinco gramos. Se va a hacer por escala de peso. Recuerden, herbívoros primero, los depredadores varios meses después.

     – Pero si se pretende recrear un ecosistema, ¿no deberíamos despertarlos a todos a la vez? 

     – No, hermana, todo con un control. En las tablas está todo estructurado, síguelas bien y ordena a las demás con bastante precaución, Nos hemos dejado muchas especies en el planeta, hay que calcular muy bien para poder permitir el perfecto funcionamiento del ecosistema. Hay animales, como los elefantes y las ballenas, que no hemos podido salvar.

      -¿Y qué pasará cuando despertemos a los humanos, hermana?

     – No hemos salvado a los humanos.

     – ¿Por qué? Ellos eran la otra especie inteligente del planeta.

     – Sí, hermana, pero ellos fueron los causantes del desastre.

    La pequeña hormiga se quedó pensativa antes de volver con sus tareas, después olvidó a los humanos y empezó con los preparativos para despertar a la primera especie.

    Kreator (and Lacrimosa) – Endorama

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  • Parte de mi familia

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué tiene de bueno tener un animal de compañía?

    Al anochecer se quedaba sentada en el pasillo, blanca como la espuma de las olas del mar rompiendo, serena como la manecilla corta del reloj de pared, Delilah, la gata, se quedaba custodiando la esquina durante al menos una hora, si más que hacer que proyectar su verde mirada sobre una minúscula grieta en la pared. 

    Al principio no le di importancia, pero sé que el instinto felino oculta secretos que los hace sabios, así que empecé a preocuparme. Me quedaba observando, junto a la gata, la grieta que se formaba en la pared. En poco tiempo empecé a percibir una amenaza, algo tenebroso que se desprendía de esa esquina del pasillo, derramando oscuridad al aire como una nube cargada de lluvia.

    Esa noche Delilah había faltado a su cita y sola quedé en el pasillo mientras los rayos de sol se ocultaban en el horizonte. La grieta de la pared empezó a supurar humo negro, que caía en cascada, depositándose en el suelo como lava negra escupida de un volcán. Avanzaba espesa sobre las baldosas blancas, ensuciándolas al contacto con un rumor alquitranado, susurro de palabras, de símbolos extraños que quedaban grabados al pasar.

    Al ir acercándose aumentaba el cuchicheo hasta convertirse en cánticos, que se dirigía a mí convertidos en una espesa niebla negra, avanzando lentamente. A ritmo del creciente miedo que me invadía, fui retrocediendo hasta acabar arrinconada en la pared contraria. De la espesa humareda fue formándose un largo brazo con una garra negra de dedos afilados, que tanteaba el suelo, buscando palmeando y arañando, infectando todo lo que tocaba de su sucia lobreguez, hasta que cerca de mí paró mientras mi respiración se desbocaba.

    De la ventana saltó iluminándolo todo. La pequeña Delilah parecía tener alas, y a la velocidad de la inercia de un salto llegó a mi lado. Su zarpa inquieta atravesó la palma de la garra de humo, entonces abierta, disolviendo con aire su negrura, haciendo retroceder la sucia marea que la alimentaba hasta quedar dentro de la grieta de la pared,  donde nunca tendría que haber salido.

    Siempre he pensado que la gata me daba paz, al sentir su ronroneo acariciarme en las noches de frío, al escuchar sus leves pasos por la mañana, al despertar, o las tardes de lluvia, con su revoloteo frente al cristal de la ventana. Ahora también me hace sentir querida y segura. Delilah no es solo mi amiga, sino también es parte de mi familia.

    The Jesus and Mary Chain – Darklands

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  • Despues

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Te falta tiempo?

    Era tan difícil, la oveja no se estaba quieta y Lila, con sus pequeñas manos atrapadas en su piel lanosa, se le hacía complicado el trabajo de esquilar, sin mas medios que unas tijeras, ademas bastante arriesgado. Habían evolucionado el sistema de silbatos para adiestrar a los perros, que hacían posible dirigir al ganado. Estos canes también eran peligrosos, pero una vez instruidos eran un aliado imprescindible. Estaba el sistema de poleas para poder canalizar a los bovinos y atraparlos en pequeñas jaulas, donde poder manejarlas mientras dura el esquilado. Pero no todas las ganaderas podían permitirse uno y para construirlos se necesitaba maquinaria compleja y pesada.

    «Quizás algún día», pensaba Lila sentada en el tejado. Tras terminar la jornada, se relajaba contemplando el amanecer, antes de subir a su hogar en el árbol y descansar. Las dos lunas estaban en cuarto creciente, la grande y blanca milenaria, casi llena, esplendorosa. La azul y más pequeña, con ese reflejo metálico que la caracterizaba y que la hacía extraña en el cielo. Las ancianas decían que ese satélite lo habían construido los dioses, los que habitaban antes y dejaron ciudades en ruina. 

    En algunas cámaras, en los lugares sagrados, había restos de libros antiguos, en escritura primigenia, donde hablaban de fabulosos viajes más allá de nuestro sol. Ellos dejaron también pequeños libros para enseñarnos a leer sus signos y poder así investigar el uso y la construcción de sus maquinarias. Lila tenía la esperanza de poder conseguir algún tipo de ingenio para que su trabajo con el ganado no fuera tan arriesgado.

    Se sabía que los dioses eran mucho más grandes, tenían dos brazos enormes con los que podían inmovilizar una oveja sin necesidad de ningún aparato, pero tenían un artilugio con el que podían  esquilar a decenas de ovejas en una sola jornada. 

    Lila se sentía pequeña, con sus minúsculos brazos y su alargado cuerpo. Elio, su compañero, era mucho más grande, casi media el doble que ella, pero, los antiguos habitantes sagrados medían cuatro veces la longitud de él erguido. Curioso era, que estos seres divinos caminaran siempre así, que sus piernas y brazos fueran tan largos, que carecieran de cola y que no tuvieran casi pelo.

    Lo que sí sabía, gracias a un aparato que se había descubierto hace poco tiempo, es que nosotras habitamos junto a ellos, de una manera más primitiva. En dicha maquina se habían capturado imágenes en movimiento, en las que ellos hablaban con una de nosotras, con sus hijos agarrados fuerte en su espalda, con la expresión de su cara llena de temor. Eran palabras amables, se podían entender “madre, encantadora y déjala marchar”, también se podían comprender palabras como, “fuera y largo de aquí”, que, aunque amenazantes, no parecían llevar odio, ni enfado.

     Las estudiosas cuentan que antaño, nosotras vivíamos junto a los dioses, gozando de su cuidado y su amor, pero nuestros machos, se rebelaron contra ellos e intentaron herirles con sus afilados dientes. Como castigo nos dejaron aquí, en el mundo, hasta que nosotras mismas seamos capaces de viajar al paraíso. Desde ese momento, los machos llevan el pecado en su lomo y por eso no tienen el don del raciocinio como Lila y las demás hermanas zarigüeyas.

    Incubus – Megalomaniac

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  • ¿Y ahora que?

    En esa ocasión, la tinta de su bolígrafo se quedó muda. No soportó verse sola de nuevo, con sus fantasmas danzando alrededor y su melancólica mirada rompiendo el horizonte con un sollozo triste de ¿Y ahora qué?

     Así que tragó fuerte, de la misma manera que se traga la vergüenza con ron barato, con ardor en la garganta y somnolencia en los sentidos, y se dispuso a seguir caminando, pausando la marcha a ratos, para distraer la cojera de sus heridas.

    Atrás quedaron otros, con sus miradas cómplices y sus caricias bajo las sábanas, que eran blancas aquel día y quedaron manchadas.

    Vetusta Morla – Saharabbey Road

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  • Historias y libros

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál era tu asignatura favorita en el colegio?

    Lágrimas de sudor ardiendo sobre mi frente, dolor sordo, diminuto, sobre mi almohada, desesperada noche  que en ciernes, aparece como una espiral rumbo a la nada, recuerdos de tu mano helada, temor a no despertar, a convertirme en polvo, en olvido que sigue la vida.

    ¡Un momento! No estoy solo, si no es el viento que llama a mi ventana,  atento escucho una llamada, de golpes de ramas en el cristal, no hay que temer de los crujidos, del gato que por el tejado camina, no hay que temer más, nadie te llama desde el más allá.

    Ráfaga invernal que azota mi puerta abriéndola de par en par, detrás de ella, nada, solo mi razón que se nubla sin remedio, pero algo se mueve, dos ojos negros brillan oscuros, viene a por mi alma seguro, debe ser la sombra de la carpa.

    Plumas negra de almohada ahogada, salta sobre mi cara, que engendro diabólico se sube en mi y me pica el ojo. Belcebú se equivocó de ave y Lucifer bien lo supo, quien me atormenta no es cuervo, es una negra gallina.

    Extraña criatura arañando, en mi alcoba serena buscando, ¿Cuál es el secreto oculto que en el infierno se cuece? ¡Un cobarde pollo! ¿Es que mi alma no merece, ya que al parecer perece, otro animal menos apocado?

    ¿Cual es tu nombre, engendro del mismo demonio? Dijo la gallina: Cocoroco

    Que un ave común de granja, tuviera pocas palabras, que desde el infierno en llamas, viniera sin mas que decir, que una pulgosa galliforme sea quien apague mis velas, hace que me hierva la sangre y del enfado me quiera morir. 

    ¿O es que acaso, este día, no es el día de mi ocaso? Dijo la gallina: Cocoroco

    Entonada mi alma al infinito, mirada ardiente mi ser se va, a mi frente impávido ser alado que se entretiene escarbando, mientras se escapa mi espíritu, inmutable animal emplumado, ve como me elevo en el aire, y mi cuerpo quieto se queda.

    Dijo la gallina: Cocoricoco.

    Ya se que me espera el averno, y en él las llamas, espero con ansias alzar a mi emplumado verdugo, agarrarlo de su negro cuello al comenzar el abismo, y en el fuego del mismo, hacerlo asar en las brasas.

    Cradle of Filth – A Gotic Romance

    Sorry, Mr. Poe, if you read this from beyond, I hope you don’t turn in your grave.

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  • Rabia en tres fases

    Las lágrimas lo delataban, incontrolables, rodando por sus mejillas, como nube de invierno. No les dejaba otra opción que escapar de las miradas de compasión de alrededor. Una vez en aquel minúsculo aseo, frente al espejo, quiso, de la manera más fría posible, recapitular en silencio, en los cinco minutos que Samuel tenía de descanso.

    El pasado 18 de agosto, cumplió los cincuenta, padre de dos hermosas criaturas de once y trece años, una pareja estable, con sus diferencias y sus contradicciones, pero con amor y respeto y con un caniche color chocolate con el que compartía largos paseos al atardecer. Vivía en un piso y pagaba su correspondiente hipoteca, más el préstamo personal concedido para la reparación de su viejo auto, un sueño secuestrado por una entidad bancaria de unas vacaciones y la promesa financiada de un futuro mejor para sus hijas.

    Futuro que no comparte la compañía de seguros donde trabaja, en la que las personas son números a sumar o restar, según les conviene, según les place. Él es un número alto, poco elegante, con mala adaptación para lo que se necesita ahora. Pero eso no es lo que le han dicho. En la reunión le han explicado un cuento sobre unos objetivos difíciles de llegar  y sobre la dedicación y el esfuerzo ejemplares, como si no llevara décadas superándose año tras año, como si todo se resumiera al ahora y siempre. 

    Las caras jóvenes sonreían con codicia en la mirada y aire en la cabeza, las mayores con resignación. A la alta cúpula no le importaba nada, solo sabe de cifras que suben y bajan. A los del medio solo les interesa tener méritos y ser respetados, saber enseñar los dientes en una sonrisa feroz, dando dentelladas al aire para demostrar su instinto de devorador de almas perdidas. 

     I – Monstruo.

    Samuel destiló sus lágrimas en rabia dulce y esta se volvió incontrolable, empujo la puerta del baño tan fuerte que estalló en grietas las baldosas de la pared. Se dirigió al despacho de su superior, con las lágrimas todavía rodando por su cara, salpicando su camino. Abrió sin llamar, sin darle tiempo a pronunciar una sola palabra, lo agarró del pelo y le impulsó la cabeza con todas sus fuerzas sobre el punzón sujetapapeles, que bailaba sobre el escritorio sin ritmo. Quedando ensartado desde la oquedad de su ojo izquierdo.

    Pero no, no podía hacerse así, tendría que pensar en otra solución.

    II – Perdido.

    Al abrir la puerta del baño, Samuel encontró vegetación espesa, que tuvo que ir apartando para abrirse paso y llegar al claro donde comprendió dónde estaba, era un bosque, encantado supuso, donde por más que caminaba no encontraba más camino que los transitados por los animales que lo habitaban, el ruido del correr del agua le llamó la atención. Una cascada espléndida le dio la excusa para sentarse a descansar y a contemplarla, recreándose en el reflejo del pequeño lago que formaba, donde consiguió ver su imagen, su cara de cansancio, a la que se le sumó la cara de su mujer, esperando en casa, con cara de preocupación.

    Huir no era una opción. 

    III – Apático.

    Se limpió bien la cara, se arregló la corbata, miró su reloj de muñeca y se dispuso a salir, sin ganas, de su refugio en el aseo. Se sentó frente a los papeles de su cubículo y abrió el cajón de su escritorio donde guardaba, bien a mano por sí las emergencias, su teléfono móvil. Buscó la aplicación pertinente y pidió cita en el servicio de salud mental. 

    Más tarde, en la cafetería, en uno de los pocos periódicos que todavía conservaban formato físico, rodeaba en rojo el anuncio de una oferta de trabajo. No le apetecía nada empezar otra vez de cero, pero era la mejor opción, al menos para acallar sus instintos.

    Korn – Insane

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