
Lunes, día 13 de enero.
Día uno tras la implantación
-Hola, hola, hola, humano, ¡cuánto tiempo! ¿Por qué me has dejado solo? ¿Por qué, por qué? Te he echado de menos.
-Hola, Willi, ¿qué tal?
-Qué bien que hayas vuelto. Ven, que te lama la cara, quiero saber qué has comido.
-No, Willi, no.
-¿Por qué? Déjame anda, una lamidita nada más. ¿Me das de comer?
-Sí, claro. Comida. Bien.
Martes 14 de enero
Día dos tras la implantación.
-Hola, hola, hola, humano, ¡cuánto tiempo! ¿Por qué me has dejado solo? ¿Por qué, por qué, por qué? Te he echado de menos.
-¿Qué tal Willi?
-Bien, oye apestas, ¿dónde te has revolcado?
-Es colonia.
-Pues apesta mucho. ¿Me traes comida?
Miércoles 12 de febrero
Día treinta y tres tras la implantación.
-Hola, hola, hola, humano, cuánto tiempo, ¿Por qué me has dejado solo? ¿Por qué, por qué, por qué? Te he echado de menos.
-Hola, Willi, hola.
-Oye, humano, te veo cansado, déjame que te lama la cara.
-Te sentará bien. Oye, ¿trajiste comida?
Viernes 10 de octubre
Día doscientos setenta y tres tras la implantación
-Hola, hola, hola, humano, cuánto tiempo, ¿Por qué me has dejado solo? ¿Por qué, por qué, por qué? Te he echado de menos.
-Hola.
-Oye, humano, ¿qué te pasa?
-No sé, Willi, no estoy de ánimos.
-Venga, humano, cuéntamelo, soy tu amigo.
– Tal vez veo que el experimento no esté funcionando.
-¿Qué experimento?
-¿No lo sabes? Si tú eres parte del experimento.
-¿Yo?
-Si, te implantamos un traductor de lenguaje para probar que tienes cierta inteligencia, pero no avanza.
-Ah, ¿El cacharro que tengo en la cabeza? Es verdad, desde que lo tengo te entiendo mejor.
-Pero no has evolucionado nada, repites lo mismo desde aquel día, no veo que aprendas.
– Joder, humano, claro que aprendo. Te escucho y recuerdo lo que dices, pero es que tus conversaciones son muy aburridas. Ni quieres jugar, ni quieres pasear, yo creo que casi no comes. No veo que deba aprender mucho de ti.
-Pero el hecho de entenderme te tendría que abrir más la mente, tendrías que interesarte por más cosas.
-No sé, humano, yo aprendí tu idioma antes de que me pusieran el chisme este, puede que tú no. No necesitaba este casco para entenderte. Pero es que, además, nosotros, los perros, no tenemos grandes necesidades. Tú me das tu amistad, me das comida y me permites pasear un buen rato. Sintiéndome seguro en el sitio en el que vivo, ¿qué más necesito? Anda, dame de comer humano y vuelve con tus preocupaciones luego si quieres.








