Categoría: Recuerdos

  • Lluvia en la ventana.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué emoción positiva sientes más a menudo?

    Es sanador ver llover por la ventana, ver como se derrama el cielo, escurriéndose a gotas, endulzando la tierra en una limpia danza, rompiéndose a sorbos, tronando su desdicha hasta quedarse vacío, recobrándose a impactos de nubes crispadas, deshaciéndose en llantos hasta que desaparezca su oscuridad y quede sereno un firmamento agotado. 

    Ya habrá sol que nos cubra, sublimando el hielo, dibujando nubes en lienzo celeste, provocando a Eolo expirando céfiro, soñando tormentas, que cabalgue raudo, que se desate extremo, vapor sombreado en el esférico azul, cubriendo el pincel de Rembrandt, desafiando la tempestad. 

    Y si no, siempre nos quedará la luna. 

    Nina Hagen & Apocaliptica – Seemann (Rammstein)
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  • Una mirada

    Sugerencia de escritura del día
    Crea un plan de preparación en casos de emergencia.

    El saber de ella, esa cálida tarde de primavera, la que me crucé con su triste mirada cabizbaja, que de reojo quiso un encuentro y sentir que mi corazón se desbocaba arrogante, golpeando mi pecho con rabia, sin escrúpulos, se convirtió en una emergencia al volverme atrás y entre la marea de prisas por seguir, encontrarme con su ausencia. 

    Las luces rotaron en rojo, como una alarma constante,  hasta que mis ansias de sanar mi sobresaltado músculo, suspirando el momento idóneo, de encontrar la paz de un alma, que cure la ausencia de ti en el calor de otros labios. Así que siguiendo el sendero de su recuerdo, dibujé un plan en la funda de la almohada, soñando un encuentro cercano donde atrapar el movimiento de sus caderas al compás de la hoguera de San Juan y del crepitar de su fuego.

    Me detuve a investigar su rastro, en el lugar del cruce del camino, la melodía de la pista escondida que llevara a tu encuentro mi destino. El desenfado de su risa me llevó al momento, rumbo a sus huellas difuminadas en la arena de la playa. Supe que estaba en el camino acertado cuando encontré el aroma de su piel entre el salitre de la orilla, suspirando por el suelo que pisaba.

    La descubrí al amor de la sombra de un bar, donde un café revuelto le hacía compañía, sin más conversación que el tintineo de la cucharilla y el chocar del circular de monedas. Yo le ofrecí la mía, auspicio de lo imposible, que creía a la deriva, serendipia de su sonrisa al verme sentar a su vera, al mostrar que se aburría.  

    Exorcice a Ennui en ciernes con la invocación de risas furtivas cazadas, saque de mi chistera las palomas que había escondido para la cita adecuada, que pacientes guardaban su oportunidad de vuelo, alto, hacia la copa de las palmeras y arriesgué de su vuelta el olvido. Ella me susurró al oído misterios de vidas pasadas, de cristales de jarrón roto, pegado a trazos de pincel, de su cariño por las almas de hocico húmedo, que lamen su cara contentos cuando vuelve y del signo de que sus ojos tristes, soportaban la ausencia de a quien su amor alejaba, más allá de la luna, en una estrella, esperaba.  

    La película terminó en largos besos de falta de caricias en las frías noches de invierno, con el anticipo de una segunda parte en la sesión de la noche del viernes, en el mismo bar, con el mismo café revuelto, conversando con la cuchara y la taza, solo que me encontré que no eras tú y tú nunca llegabas.

    A la brisa del cierre quien me vino a cobrar me dijo que te habías ido lejos a donde su tristeza miraba, allá donde vos eres tú y el invierno calienta amenazante de estío.

    Deambulaba perdido sintiendo en secreto la lluvia sobre mi cara, cuando el roce casual me hizo encontrarme con una sonrisa urgente, que se perdía en la noche, arrastrada por la primavera, llevándole a iniciar un secreto al recordar mi tristeza.

    The Beatles – Sexy Sadie

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  • 30+4 Ingredientes

    30+4 Ingredientes

    Sugerencia de escritura del día
    Di 30 cosas que te hagan feliz.

    Pócima de la felicidad.

    Ingredientes.

    Para su perfecta personalización se puede sustituir o agregar algunos.

    • La estela de la luna llena sobre la playa de un viernes por la noche.
    • Los rayos de sol de una mañana de mediados de invierno.
    • El ronroneo de un gato buscando mimoso tu calor.
    • El vuelo en libertad de una paloma blanca, de un cuervo negro o de un murciélago gris, quizás.
    • Las líneas imaginarias que une una constelación en formas mitológicas enlazadas a tu mano con quiromancia.
    • El canto de libertad de los pájaros por la mañana.
    • El sonido intenso de una máquina de escribir, de cualquier tipo, un lápiz, el teclado de un IBM, el golpeteo de una Remington.
    • Gotas de sexo furtivo (imaginario o no)
    • La conversación de cena que se dispara en el tiempo y acaba a la luz de las estrellas.
    • Una triste lágrima borrada en el tiempo.
    • El llanto de alegría de un perro al volver a casa.
    • El olor a desayuno de la calle de un pueblo en la madrugada tardía.
    • El golpeteo del comienzo de la lluvia en el parabrisas.
    • La sonrisa de un niño al que le devuelves un juguete perdido.
    • Una disimulada mirada de deseo en la calle.
    • El primer y el último te quiero creando paréntesis en el tiempo.
    • Los gritos de un estribillo cantado a coro en un concierto.
    • Los nervios de volver a verte.
    • El sonido del impacto de varias copas llenas.
    • El aroma del café en la cama que termina en conversación, o planes, o sexo.
    • El deseo latente de una estrella fugaz rozando mi mirada.
    • El latido apresurado de encontrar la palabra precisa en un puzle de frases.
    • El resplandor azul de un relámpago con el trueno lejano, callando.
    • El suspiro de saborear un recuerdo vivido o soñado.
    • El amor que produce escuchar el primer acorde de esa canción, en la soledad, rodeado de alientos.
    • La cicatriz de la herida de una batalla ganada (o perdida).
    • La expresión de sorpresa de un regalo inesperado.
    • La participación en una orgía de risas y palabras.
    • La marca de dientes en una manifestación visceral de cariño.
    • La saliva de un beso rabiando de amor.
    • La pasión de una aventura que solo ocurre en mi mente y se derrama en tinta.
    • Cualquier tipo de mirada de complicidad correspondida.
    • El sudor de la siesta que continúa en sexo y termina en sueño abrazando la madrugada.
    • La fragancia de la tierra mojada en algún lugar silvestre. (Preferentemente un bosque)

    Para su elaboración debe elegir 30 de ellas y depositarlas en un caldero, remover suavemente y dejar macerar. Conservar una vez elaborado en un lugar cálido.

    Se debe tomar a sorbos pequeños, pues si no el efecto puede que no sea el deseado.

    Muse – Follow Me
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  • La Armadura

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cómo te describirías?

    En el transcurso de la vida he ido fabricando una coraza, una armadura, que si bien es traslúcida como las ventanas cuando se empañan, es posible que, en los conjuros impresos para darle la resistencia del caparazón de una tortuga y la flexibilidad de los préstamos de bienes de consumo, encuentres más de mí que en una conversación directa, desnudos, en la cama. 

    Porque para componer la oración y darle magia en su cometido, tiene que brillar húmeda mi mirada antes de forjar la runa que quedará marcada. Trabajadas con martillo de risas de colibrí y de bellos erizos erizados, clavando púas en el verbo y el predicado y así construir ese yelmo de esperanzas soñadas que permita que verdades rocosas se transformen en mentiras aladas fluyendo lejos en cascadas.

    Celtic Frost – Rose Without Thorns
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  • Garabato en Libros de Texto (viaje interior)

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuáles son tus planes para futuros viajes?

    Ayer, mirándome en el espejo, al afeitarme, descubrí que aquel no era yo, tenía mi sonrisa y vestía mi piel, hasta tenía el mismo peinado desordenado que tanto cuido, pero aquella mirada triste y expresión preocupada eran, por tanto, de un extraño. Así que decidí viajar a mi interior y adentrarme en mi esencia para saber quién ocupaba mi ser y apagaba la luz de mi mirada.

    En una respiración profunda conseguí introducirme por mi nariz, ya que tengo buen olfato para conocer intenciones y predecir mi futuro a golpes de lógica inexacta, la que usan los humoristas para su redoble de tambor y los asesinos de enfermos terminales para mantener la calma. 

    Entre al subconsciente con cuidado para no pisar mi ego, que caminaba diminuto secándose de agua de lluvia y buscando sol que le caliente. Mi tristeza, agarrada a las glándulas suprarrenales, jugaba a disparar cortisona a mis recuerdos. Encontré a un TOC perdido entre baldosas amarillas, sorteando líneas temporales y un poco de confusión pegada en las ideas que tengo cuando te pienso.

    Lo encontré en el lugar donde mi mente guardaba los sueños rotos, una sombra oscura, hecha de garabatos de bolígrafo y de esquinas de libros de texto envejecidos, por el pasar de las yemas de los dedos. Le limpié el rostro con la manga del jersey y encontré a mi yo adolescente con una mueca de sollozo y lágrimas de querer hacer y de no creer que puede.

    Le abracé fuerte, le prometí que lo sacaría a pasear, no solo con la pena en ciernes, también con alegría, con ilusión, con rabia, con la pasión agarrada en la boca, la ingle y el pecho. Lo sacaría siempre y sentiría orgullo siempre de verle.

    Aunque quizá esté lleno de defectos, ahora, cuando me veo en el espejo, con la mirada repleta de tinta y de historias por contar, me miró con cariño y reconozco que ese también soy yo.

    Iggy Pop – Fuckin´ Alone
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  • Cruce de miradas

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué escuchas mientras trabajas?

    Él, volvía del agobio del trabajo, de haber aguantado absurdas exigencias 

    ella, paseaba desolada por la ciudad, purgando incansable su pensar

    Él, creyéndose apóstrofe multiplicado por cero, invisible evidencia,

    ella, harta de mentes vacías, con urgencia a devorarla sin el verbo amar.

    Él, harto de su existencia, ella tan solo pedía más.

    Pasó un rayo de estática, un roce, un tropiezo, un no dejar de mirar, 

    un sonido de surco viejo, un perdón no quise, intercambio de auricular,

    una parada sin querer, una caricia sin pensar,

    luego vino la piel y un verbo a conjugar,

    pretendo ser y estar

    y yo también.

    Él, ferviente poeta en estrofa de ritmos de electricidad,

    conjurando “vertical, transversal, soy grito y soy metal”

    ella, amante del acervo y de la melodía emocional,

    susurrando “Siento ante tu pecho libertad”

    Love of Lesbian – Allí donde Soliamos Gritar
    Andres Suarez – Herbeira
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  • Paisaje

    Desde mi ventana, aquella vez, con el rostro en nostálgicos reflejos naranja y rojo, deseando que fuera noche para ver las estrellas y soñar con galaxias, sentía el aroma de frito de barra del bar con serrín en el suelo, olor antiguo de aquel vino que yo no podía y aquella tortilla de camarón, que me parecía enorme y en un momento devoraba.

    Desde mi ventana, olor a sal, rumor de palmas y risas, calor de levante. Sonrisa de azahar en aquella playa, de manos heladas y un tierno beso entre las tibias aguas donde se rompen las olas, de ojos cerrados soñando con más, con el sabor de miel en los labios mientras cruzaba el mar, después. 

    Ya no quedan días de ese verano en el que mi cuerpo rezaba por ti y mi mente se rindió a los lejos, saboreando otros perfumes y tornándolos distantes, pues nadie permanece en tierras de otros, esperando, solo van de paso.  

    Desde mi ventana calima y viento y alrededor la mar, sintonía de brillo de neón, de lenguaje extraño y caricias cercanas de noche y olvido. De flashes de colores secuestrando tu sonrisa, de vapor etílico desde tu voz y risas y olvido y pasión de verano, que todos los días es carnaval y todas las noches nos despedimos.

    El Columpio Asesino – Toro
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  • Autoengaño

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué es lo que más te molesta? ¿Por qué?

    Mi amigo Pedro escribió que la vida es un sueño, y yo, que entiendo siempre a medias, que de tanto querer pasear entre nubes, no pisó el suelo, para no madrugar trasnochado, para mantener el sabor de tus labios en tarritos de esencia y con cuentagotas darle uso en los días grises y en las noches de lluvia y relámpagos.

    Era feliz con tu recuerdo enlatado, me hacía mantenerme flotando y notar fresca la brisa que corre entre la copa de los abetos. Pero descubrí que, al tiempo, el rojo de tus besos se volvían negros, acariciar tu piel imaginaria me raspaba la yema de los dedos, haciéndome sangrar gotas amargas, de tinta china, como las de los fantasmas en los cuentos.

    Me asusté al darme cuenta, que dormía tan profundo, que me había perdido entre las brumas y no distinguía tu voz del aullar del viento, que teniéndote tan cerca sonaba muy lejos y ya no había luz, todo se tornaba lóbrego. Entre en la oscuridad buscándome, a ver si me encontraba en tu reflejo y así poder caminar de nuevo fijando mis pasos en el suelo.

    Vagaba sin rumbo cuando me vi dormido, respirando lento. Tú estabas a mi vera, preocupada, con los ojos llorosos. Quise gritar que te fueras, que ese no era yo, que aquel de ahí era falso y entonces comprendí que si nuestras miradas se cruzan y nuestros cuerpos se funden en llamas no es porque yo lo invocara en secreto, era anhelo. No había hechizo en el sabor dulce y salado que fabricaba nuestra pasión, era tu deseo, y el mío, que conspiraban para mantenernos cerca, para que podamos querernos.

    Y ocurrió que me despertaste con un beso y con el acento del verbo amar nos quedamos abrazados, contemplando como es de verdad la verdad, y los sueños solo sueños.

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  • Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué cosas crees que mejoran con la edad?

     -Pues en los noventa estaba muy de moda.

     -Pero no me gusta, son canas.

     -Es un simple mechón blanco, te queda genial, te da aspecto moderno.

     -Sí, de la modernidad de los noventa.

     -Pues vivamos los noventa ahora, pongamos música de Limp Bizkit y llevemos estilo vintage.

     – Yo no quiero vivir fechas pasadas.

     – Tanto el vino como tú están mejor con el paso del tiempo.

     – Y las arrugas son bellas, ¿no?

     – Solo las que aparecen por los momentos felices que has vivido.

    Limp Bizkit – Behind blue Eyes
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  • Tiempo

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué dejarías ir para estar en armonía contigo mismo?

    Hoy voy a ser egoísta, como pocas veces soy, o quizás sí, y no quiero verlo. Despertaré al niño adormilado, qué alimento de historias imposibles y pasiones extrañas, en una galaxia muy lejana, para que me recuerde, que de tanto crecer, me pierdo días sin juego y noches sin dormir a pierna suelta, que de contar ovejas sin dueño ya he perdido el aroma de asado y las ganas de descanso eterno.

    Ya lo decían mis manos, llenas de líneas rotas, que un día, tú me animaste a contar, que el tiempo las hizo surcos, a veces en silencio, siempre con la melodía de historias lejanas, de tierras vírgenes, de latente urgencia por perderse en ellas. Siendo la sombra del nunca jamás y del todo por tu ausencia, rey del reino de la risa de mi luna llena, desafiando el cielo, que siempre quise ver diferente y extraño, pero solo había un sol, envuelto en calima a destiempo y el juramento del sosiego, de un universo, pleno de vida más allá de la última frontera y que surca el espacio con su banda sonora tan épica.

    Pretendo, que al soplar las velas, quede el anhelo latente, acechante entre crema y bizcocho, de que salga de dentro, desnuda y desafiante, con ese brillo en la mirada, ese gesto sutil, que tanto me recuerda al calor de la canción de aquel día en el que desperté, llorando, para poder vivir un sueño imposible, como una comedia romántica de alfombra roja, de grandes despedidas, dolor dulce y final feliz abierto, a segundas partes.

    Mi regalo ya está presente, es etéreo, sutil, vivo, iridiscente, eterno. Azul como el cielo de julio, rojo como la calima en tu mirada. Amarillo luminoso escenario de garabatos esperando ser contemplados. Sé que me lo traes tú, quizás tú y tú también, mientras rasgo el celofán y rompo el envoltorio impaciente de ganas de ese afecto extraño que se comparte en mina de lápiz y en papel viejo, sé que este año, mi obsequio es perfecto.

    Gracias por hacerme ver qué mis tildes tienen sabor a primavera, el brillo de la luna llena y el sonido del inesperado suspiro, que cerca del pecho, sabe a «me gustas». Esta vez con la sensación refrescante del anochecer en la vera del mar en este mi verano que será otoño y llegará a invierno. Aunque todavía me apena las flores que se marchitaron, ahora sé que detrás de cada espina se esconde una fragancia y de cada lágrima una sonrisa, que son océanos de tinta para ir trazando sus olas y cosiendo sus verbos, antes de que en el libro solo quede una sinopsis como epitafio.

    Quizás mi firma no me define, pero sí me acerca al sincero deseo, de aquel niño que en una fotografía de colores raros, un día como hoy, lanzó con su aliento, cantando, un hechizo alado que perdura en el tiempo.

    Gratos son porque me lees.

    Sueños por tu sonrisa al hacerlo.

    Vetusta Morla – Año Nuevo
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