Categoría: Leyendas

  • Arrepentirme.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Hay algo que siempre pospones? ¿Por qué?

    En la ausencia de tu cariño, pinto nubes en el cielo, grises, húmedas, frías, distantes. Rojas en una puesta interminable, de estrella agónica, expulsada del firmamento. Pálidas, como la expresión de tu cara al verte lejos, huyendo del miedo de quemarte los labios. 

    Pinto lágrimas en el cielo y que se las lleve el viento, que las atrape el mar y las pierda lejos, que yo, conjurando el tiempo, adentrándome en mi sendero, sé cantarte mi canción.

    (que me tenga cuidado el amor)

    Silvio Rodriguez – Óleo de Mujer con Sombrero

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  • La reclamación

     – Buenos días, ¿nombre?

     – Franjo Dido

     – Sí, aquí está, ¿Cuál fue su última ocupación?

     – Trabajé en el departamento de postventa de una firma de electrodomésticos.

     – concrete un poco más su labor.

     – Gestionaba el proceso de reparación de las lavadoras de la marca.

     – Y ¿Qué le pasó?

     – Pues por culpa de una reclamación, me echaron.

     – ¿Por algo que hizo? ¿Trató mal a un cliente?

     – Realmente el cliente no estaba descontento conmigo, de hecho en la reclamación consta que yo le traté bien.

     – ¿Entonces?

     – Vale ¿Conoce la lavadora Wirrphone X2513Webtasist?

     – Ni idea.

     – Es una lavadora, que entre otras funciones, está conectada a internet.

     – Pero, ¿Para qué necesita una lavadora conectarse? ¿Para lavar datos? ¿Por limpiar la WIFI?

     – En realidad tiene un par de funciones muy útiles, la primera te avisa por una aplicación que se instala en el móvil de que el lavado está acabado, en realidad puedes consultar en todo momento en que proceso está y cuánto va a tardar. La otra, cualquier avería es detectada y avisa al servicio técnico.

     – Muy interesante, ¿Qué tiene eso que ver con usted?

     – Yo era quien se ponía en contacto con el cliente, gestionaba la visita técnica  y coordinaba posibles traslados, me hacía cargo del proceso administrativo de la reparación y del contacto entre todos los implicados. En este caso la lavadora nos envió un fallo de desagüe obstruido.

     – siga, siga, que es interesante.

     – Llame al propietario del electrodoméstico en pleno proceso de lavado, se alarmó y pidió la ayuda urgente de un técnico.

     – ¿Y llegó tarde?

     – No, llego el mismo día. El técnico comprobó que la manguera que va al desagüe estaba doblada y el técnico le propuso la sustitución de la misma. Tras discutir largo y tendido sobre precios y obligaciones, se decidió no sustituir nada. El técnico le facturó 90 euros por su visita.

     – ¿Esa es la reclamación del cliente? ¿Cobro abusivo?

     – Bueno… sí que se quejó del precio, pero más fue que en el momento de cobro el operario resbaló con la manguera y le propinó un golpe en la cabeza al propietario de la lavadora. Fue tan fuerte que se quedó sentado en el suelo, semiinconsciente.

     – ¿Y el técnico?

     – No, el técnico estaba bien.

     – No, digo que sí hizo algo.

     – Escapó por la ventana.

     – Pero fue un accidente ¿No?

     – Sí, pero el pitbull, que tenía el cliente como mascota, no opino lo mismo, y quiso atacarle.

     – ¿Le mordió?

     – A él no, pero sí al de la ambulancia.

     – Pero, ¿quién llamó a la ambulancia?

     – La lavadora.

     – Bueno, entonces el cliente ha recibido un servicio extra, una lavadora que da avisos de emergencia…

     – En realidad la ambulancia se llevó a nuestro operario, estaba malherido bajo la ventana. Pero no llegó muy lejos.

     – ¿Y eso?

     – Se le atravesó el perro y al esquivarlo chocó con una farola.

     – ¿Y la lavadora?

     – No, la lavadora no, la ambulancia.

     – No, digo si hizo algo.

     – Después de eso programó su autodestrucción, se ve que se sintió culpable. En la encuesta de satisfacción, sale una foto del cliente con la cara tiznada y un chichón de sombrero.

     – En fin, tengo una vacante para una administración de loterías, aunque le recomiendo que escriba un libro, yo se lo compro, oiga ¡Siguiente!

    Mama Ladilla – Cosas que Joden

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  • Drama

    Sugerencia de escritura del día
    ¿A qué ámbitos de tu vida les prestas más atención?

    En el camerino, solo, frente al espejo, aquel señor de pelo largo contemplaba los surcos que el tiempo había depositado en su cara. Ojeras del habitar de la noche al calor de los focos, en la frente había preocupación documentada en pliegues y rastros de risas histérica en el lateral de su mirada. Un pincel de letra oscura trazaba su viejo rostro en una negra lágrima, tan reconocida en aquellos tiempos, tan olvidada ahora por el dramático cambiar de los actores.

    Con su sombrero de copa y su bastón negro con pomo plateado, entre gritos de admiración,  Vincent salió al escenario, donde todavía hay marcas de la guillotina que tantas veces ha visto rodar su cabeza. En el clamor de la batalla, una lagrima ennegreció su mejilla, otra vez.

    Alice Cooper – Welcome to my Nightmare

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  • Hechizada.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿A qué ámbitos de tu vida les prestas más atención?

    Estaba tan embelesada contemplando, que se olvidó de que tenía que existir.

    She was so enraptured contemplating, that she forgot it had to exist.

    Leiva – Como Si Fueras a Morir Mañana

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  • La estatua real

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué aspectos de tu patrimonio cultural te enorgullecen o te interesan más?

     – No, si vista así, a la luz del son, hasta parece bonita.

     – No es la belleza, es lo que significa.

     – Pues eso, un rey de antaño, ¿qué más hay?

     – Fue uno de los fundadores del país, fundamental en la guerra contra los invasores y nació aquí, en el pueblo.

     – Bueno, vale, es una figura histórica.

     – Es parte importante de nuestro patrimonio cultural, que este tipo echó a los prusianos del país.

     – vale, según una leyenda, que cada pueblo de esta región tiene su versión, este señor reclutó a los campesinos, les puso a combatir armado de azadas y guadañas. La carnicería fue tal que la sangre tiñó el río de rojo, ¿no era así?

     – Efectivamente, fue un héroe.

     – Este rey era de origen francés, ¿verdad?

     – Sí, pero se dice que nació aquí

     – Cuando nos invadió Francia, ¿verdad?

     – En los libros de historia cuentan que los padres contrajeron matrimonio haciendo posible el tratado de Toulouse. Eso firmó la paz y dio fin a la invasión.

     – Entonces nuestro origen es tanto francés como prusiano, que también nos habían invadido en otras ocasiones, ¿verdad? Sin contar con los persas, árabes de distinta procedencia, romanos, iberos y cartagineses.

     – Si lo miras así.

     – ¿Y si hubieran ganado los prusianos?

     – A saber qué hubiera pasado.

     – Yo te voy a decir lo que hubiera pasado. Que ni tú ni yo hubiéramos notado nada.

    The Clash – Sandinista!

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  • Todos mirando

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cómo celebras las fiestas?

    Apenas podía sujetarla por el temblor de mi mano, pero conseguí abrir la lata, de una explosión burbujeante que terminó por derramarme la espuma encima. Temblando y bañado de cerveza, empecé a relatar la historia bajo la mirada atenta y risueña de aquel amigo que me invitó a beber de buena mañana.

     – Cerraron pronto para mi gusto, con un sueño imposible que poco a poco fue tornando claro, que me hizo salir de ese antro con unas cuantas copas encima y una invitación intrigante. Me encauzó hasta el típico bar de desayunos y devoramos dos Croissants a la plancha con jamón serrano y queso manchego, una de esas aberraciones tan ricas que te da la madrugada, aunque lo que más me alimentaba era su mirada pendiente a mis labios y su risa a mis palabras.

     – Tras los rugidos de un motor, su mirada cambió, se hizo intensa, salvaje, “vámonos ya” me dijo y en lo que recogí el cambio ya estábamos en su casa, pegados en un beso, arrancándonos la piel a caricias, abriendo la puerta del dormitorio a golpes de espalda. Éramos dos animales en celo prendidos en llamas. Y luego…

    -¿Y luego? ¿Qué paso?

    Tras un trago de la lata medio llena respondí con dramatismo.

     -… Luego vino el cazador. 

     – El sol estaba comenzando a asomar por el lejano horizonte. El rasgar de la llave en la puerta principal, hizo parar a mi dama de ojos verdes y empujarme en un aviso, era su marido y sabía perfectamente que le caía mal, así que entré en el pequeño balcón que tenía habitación, con miedo y sin ropa, pendiente a cualquier sonido, corrí las cortinas con saña buscando escondrijo. 

     – Tras ruidos indefinidos en una espera eterna que duró unos segundos, escuche una pregunta, “¿pero tú no te ibas de caza?” Fue suficiente para mí, el pánico se apoderó de mí y salté por el balcón.

     – ¿Y no te mataste? Me preguntó mi confidente abriéndome otra cerveza para que no perdiera el tino.

     – Era un primer piso, tan solo fue un buen golpe. Me dolió más el zapato.

     – ¿Qué zapato?

     – No sé cómo, ella me tiró la ropa, los zapatos cayeron sobre mi cabeza, comencé a vestirme de manera desesperada cuando en la calle empezaban a pararse la gente que pasaba caminando.

     – ¿Y que pasó?

     – Sonó un disparo.

     – ¿Te disparó el marido?

     – En verdad creo que fue un portazo, pero no pare de correr hasta llegar aquí.

     – Menuda aventura, oye, ¿Qué haces esta noche? Vamos a salir por Verónicas.

     – Es que tengo planes.

     – Vamos, ¿Qué vas a hacer mejor que correrte una juerga con nosotros?

     – Volver al sitio donde la conocí.

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  • Respirar

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué cosas te recargan las pilas?

    Ahora que te he encontrado y veo frente a mí tu mirada, no sé cómo llamarte. No sé si eres en mí la libertad, esa que en una línea azul inmensa, te expresas en sonrisas aladas volando lejos y quieres que siga contigo cosiendo nubes de sol y brisa de espuma del mar en las costas de tu ombligo. 

    No sé si eres fuego, y tenerte pegada gritando divinos mensajes en danza de deseo, sudando las curvas de tu camino entre suspiros de risas y desmayos de quedarnos sin aliento en juegos que entendemos sin palabras y relatamos en verso mientras me amas.

    No sé si eres guerra, y te alzas en nube sagrada de espadas hambrientas de paz y justicia, disparando estrofas polifónicas de ofrendas a Marte, de versos cubiertos de sangre y lírica encubiertas en nuestro descanso tras la barricada.

    No sé si eres ave rapaz, que lloras por no tener en cuenta mi alma, que al despedirte de mí, en un suspiro inquieto, cortaste a filo de navaja lo que de tu y yo hacía en nosotros, y apareció él, para convertiros en ellos, que omitiendo mi sujeto me dejó en predicando solo.

    No sé si eres lluvia, que limpie mi cara, mi miedo, mi alma. Que camines con mi impaciencia de querer llorarlo todo, para romper la cruz y quedarme quieto con tu caricia acunando, sintiendo tu mirada mientras me duermo.

    No sé si serás mutable, volátil, efímera, serás la canción del olvido o la risa entre mis letras, si me dejaras herido, agonizando frases inconclusas mientras recobro aliento suficiente para saltar al retablo y armado con mi voz gritar tu nombre alejándose sin remedio. O te quedarás, con suerte, a mi vera, como aquella afirmación que Gardel suplicaba en su tonada.

    María Rodés – Perfídia

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  • Sobre tus sueños

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Sobré qué temas te gustaría tener más información?

    Recuerdo los personajes de aquellas historias que pretendían hacerte dormir deprisa, pero provocan tu sonrisa, tus ganas de vivir aventuras, de caer en el océano de espuma y de volar en globo frente a la costa de tus preguntas sin respuesta. Suspirando descanso te contaba, al oído de tu impaciencia, historias de vetustos bosques eternos y dulces nubes de algodón salado, llorando en lagos cristalinos en los confines de tus sueños.

    Temblabas de frío al pie de aquel árbol sabio que se plantaba en tus recuerdos, te asustabas con terribles dragones azul y rosa, que rugían a fuegos fatuos y jugaban con la luna llena volando. Sonreías con aquel lobo, que en sidecar, acompañaba en sus aventuras a su pareja de baile, de vestido encarnado y mirada traviesa. Sorprendida por las huellas de hormigas, buscando incansables un prado, que ayudaban a las abejas, escondiéndose de los sapos, encontrando la primavera en el eco de un bostezo. Fascinada por la cola curvada de aquel felino anaranjado, que lanzaba conjuros divinos, siendo la sombra de un mago y que no llegaba a su destino, aun con los ojos cerrados.

    Tantas líneas olvidadas por tratar de lograr un sueño, que se desvanecía en un instante, de largas frases atadas a mi cuello, invocando misterios, buscando la paz del descanso, de sofá acolchado esperando, de un abrazo escondido y un beso, en cuanto tu respiración se calme y suene el silencio.

    Ashley Serena – Lullaby of Woe

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  • El sabor de tus labios.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuáles son tus tipos favoritos de comida?

    Aburrido de deshojar margaritas, abrí el balcón y me convertí en señuelo prendado a un anzuelo que, de brillo metálico, deslumbraba la noche. Me vestí para la ocasión, con mangas largas para ocultar mi as de corazones solitarios y con deportivas por si hubiera de salir corriendo espantado. Me perfumé de valor etílico y partí hacia el ruedo de las mentiras, donde poder mendigar labios lascivos sobre miradas inquisidoras.

    Las doce campanadas fueron bendecidas con la ausencia del vals de tacones, ardía el círculo de tanto invocar la paciencia, pero los ojos verdes de detrás de la barra, con una pócima infalible de las burbujas de su risa y el fuego líquido de Leviatán enlatado, me abrigo en calma y en el juego de miradas perdí mi farol y aposté al rojo.

    A las tres y treinta y tres,  suspiro de contemplar pasos acompasados en pareja errante, se volvió bostezo pegado a mi asiento, estruendo de melodía estrambótica, que me prohibía sentir el roce de cristales de mi reina de copas, aquella que me acompañaba desde que me fundí con la noche aquella velada rota.

    Tras horas perdidas de sonrisas al viento, con un conjuro susurrado al oído, abracé la cintura del vuelo de una falda de colores, que se acercaba, coqueta, a pasos sincronizados con el jaleo de mi mente, y me aceptó dulcemente la batalla. Yo me lance a su ombligo, haciendo peripecias para que el compás no llegase a la punta de sus zapatos, me entretenía en morse, observando el más ruin de los metales mientras pasaba a sus manos distraídas. Ella, que se dio cuenta de mi osadía, me despegó de su lado en un giro por un cambio brusco de rasante con peluca de domingo y polvos de talco en la nariz.

    La claridad de focos encendidos con saña, rompió el secreto y los feligreses felices en congregación armónica, partieron en estampida hacia lugares extraños, sin miedo al día y ansía de noche.  Quise planear mi huida, desganado de prisas, cansado de ruido  y hambriento de ganas de verme en sus brazos, o si no muerto, de pasión, por conocer el licor que derraman sus labios al beberlos a besos.

    Asesinado el sonido sórdido del templo de los encuentros casuales, cuando cruzaba el umbral que separaba las luces y las sombras, me sorprendió el susurrar de sus ojos verdes, que en la oración de un sortilegio me regaló un misterio entre interrogantes.

     – ¿Te tomarás la última conmigo?

    Barricada – Todos Mirando

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  • La llamada.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Crees que tienes dotes de liderazgo?

    El silencio permitió susurrar a los árboles misterios eternos en el lamento del arrullo del viento. Pese a su gesto serio de respiración acompasada, Melisa sonrió de alegría al descubrir lo fascinante de la nueva ruta que entrenaba para sus ejercicios, todo era paz en su nuevo camino.

    El misterioso camino del bosque que nunca se atrevió a atravesar, rompía en verde la monotonía de su trote y el sudor de su esfuerzo empezó a mezclarse con el sendero entre el vaivén de las ramas y la llamada de tambor de las aves en los troncos.

    La joven se sintió feliz al notar la humedad del ambiente de la niebla sobre su cara, aunque la sensación de miradas escondidas entre las ramas empezaba a oscurecer su mente.

    La preocupación apareció al comprender que el sonido de las pisadas que sabía tras ella empezó a adelantarla tras el espesor de la maleza, tomó un rumbo distinto en un intento de que su placentera carrera no le acarreará pesadillas.

    La presencia de una sombra en la dirección de su carrera confirmó que no estaba sola, quiso pensar en deportistas sin rumbo, que como ella, habían sentido la llamada de la naturaleza.

    Ahí estaba él, en su camino, a la distancia perfecta para que en su huida pareciera grosera, o más bien atemorizada, decidió vencer su pánico con la temeridad de pasar de largo, a una distancia prudente que no estaba a su mano.

    Contempló descarado la llegada de la joven, con la sonrisa del que sabe que ocurre y puede controlarlo, y le dijo al pasar;

     -Tranquila, solo sentía curiosidad por saber quién es la que se atrevía a entrar en el bosque al comienzo del anochecer.

     -Pues me has asustado – Respondió Melisa, apaciguando su ritmo y mirando hacia atrás -¿Quién eres tú para perseguirme?

    Pero allí nadie quedó, solo ramas mecidas por el viento y el rastro de la niebla, que empezaba a acariciar  la corteza de los árboles. Ella siguió el sendero, quizás con un trote más rápido, pensando que quizás la imaginación se había adueñado esta vez del paisaje

    Darkways – A Forest (The Cure)

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