La sala estaba inmaculada. Muebles blancos y detalles en plata. Un anciano detrás del tercer escritorio dejó de estar ocupado, pulsó un botón y un sonido estridente anunció un número nuevo: el 1548.
—¡Yo!
El joven que estaba arrinconado en la entrada apareció alzando un ticket en la mano.
—¡El 1548! ¡Yo, yo!
El señor del escritorio lo miró por encima de sus anticuadas gafas, frunció discretamente el ceño y dijo:
—Bien, tome asiento.
—Buenos… días.
—Sí, sí, días. En fin. ¿Es usted Serafín Delmundo?
—El mismo.
—Está usted a la espera de destino, ¿verdad?
—Efectivamente. Ya no sé ni cuánto tiempo llevo esperando.
—Pues tenemos buenas noticias: tenemos posibilidades de elección.
—Mira qué bien. ¿Qué opciones hay?
—La primera: necesitamos técnicos en gestión de tormentas.
—¡Rayos!
—Entre otras cosas.
—¿Qué?
—Quiero decir que no son solo rayos las tormentas. A usted le asignaríamos únicamente las solares.
—¿Y qué tengo que hacer?
—Sacudir el sol. Pero por dentro.
—¿No hace mucho calor allí?
—Mucho, pero dan vacaciones cada ciclo solar y un pay-pay.
—¿No hay otra cosa?
—A ver… Ah, mira: una misión heroica. Se está convocando a la milicia.
—¿Aquí se necesitan soldados?
—Sí, de vez en cuando nos metemos con los de abajo, los de los cuernos y el rabo. Para dejarles claro cuál es su lugar, poco más.
—¿No es peligroso?
—No mucho. Pero te pueden clavar un tridente y eso duele un poco.
—Yo es que soy más bien pacifista…
—Bueno, pues parece que está abierto el plazo para las oposiciones a reencarnación.
—¿Me está diciendo que para reencarnarse hay que estudiar? ¿No es verdad que cuando te reencarnas lo olvidas todo?
—Sí. Pero es un destino muy demandado, solo llegan a él los mejores.
—¿Y me pueden dar el temario?
—Claro, aquí tiene un folleto explicativo.
—Pero… esto… ¿son fichas del Trivial?
—Sí. De la edición para genios.
—Pues vamos listos.
—Esa es la idea.
—Oiga, con la cantidad de nacimientos nuevos que hay en la Tierra… ¿Cómo es que no necesitan más almas para reencarnar?
—Ah, no, las almas siempre tienen que ser de fabricación nueva. Estos son casos excepcionales.
—¿Cómo que fabricación? ¿Cómo se fabrican las almas?
—Como se nota que no ha ido a los cursos del Limbo. Anda que… pegarse unos siglos sin hacer nada…
—Ni siquiera sabía que había cursos.
—Vale, se lo explico. Las almas se programan, y cuando…
—Espera, espera. ¿Qué me está diciendo? ¿Estamos programados?
—Sí, claro. Somos software. ¿O qué se había creído? ¿Que venimos del Espíritu Santo?
—Entonces… ¿Dios es un programador?
—Mire, a mí no me líe con ese Dios. Yo solo sé que nos programan unos tipos de la octava dimensión y que, cuando no les da tiempo a la entrega de almas, hay que buscar entre los rezagados para cubrir la demanda de cuerpos en gestación.
Hola amigos, bienvenidos a mi canal de Facebook Watch “Aprendiendo modernidades para Seniors Maduros,Obesos y Obtusos.” Que maravilla de juventud, lo que evolucionan con la tecnología y lo raros que se están volviendo. Y es que en nuestra época de jóvenes alocados las tendencias eran más claras, más puras y sobre todo, más duraderas.
Esto le ocurrió a mi amigo Fernan Palm Death con su hija primogénita que ya empieza a experimentar con su identidad.
– Coño, Ana, ¿qué haces con la ropa de mi abuela puesta?
– ¡Hay! Pá, eres un rancio. No te enteras de nada.
– No, no me entero de nada, pero tu hueles a naftalina cosa mala. ¿A qué se debe este look?
– nada broh, que ahora soy una Dark Academy.
– Mira, no me llames broh, que soy tu padre. ¿Dark academy? ¿Y eso qué es?
– Mira que eres carcamal, broh, que diga, pá. Es un estilo de vida, una forma de enfrentarse al efímero y decadente camino del vivir.
– O sea, que te has metido en una secta.
– Que no, pá. Es más bien un movimiento cultural, una forma de distinguirnos de las demás ovejas del corral, nosotros somos “la negra”.
– ¿Es una tribu urbana?
– Algo así.
– ¿Haciendo alusión a la oveja negra?
– Claro, nosotros no vamos por el mismo camino que los demás. Transcurrimos nuestra existencia entre mares de letras, en sinfonía con una naturaleza marchita que nos alumbra con su esencia maldita.
– Esperate, estas hablando como una gótica.
– Bueno, algo tiene que ver con el movimiento que me citas, broh. Digo, pá.
– Hombre, que alegría. Yo conozco algo este tema, porque aunque tu no lo creas, yo era heavy de joven.
– Si, ya lo sé, si hace tres semanas que mamá te tiró la última camiseta de Iron Maiden, esa que ya no se le veía la cara al monstruito por el agujero tan grande que tenía.
– Pues era un recuerdo.
– Era un recuerdo que te ponías todos los días, pá.
– en fin, que si tú eres gótica y las góticas no son otra cosa que heavys vestidas de encaje, estamos en la misma división.
– Pá, no tienen nada que ver.
– Pero no escucháis música Gótica, ¿no?, Lacuna Coil y esas cosas, ¿no?
– Lacuque? Yo sueño escuchar a Batch. Verás, te voy a poner una película de ejemplo para que entiendas el concepto de lo que nos gusta.
– Espera, espera, ¿estás buscando una pelicula en Disney?
– Si, claro, vamos a ver Frankiewinnie.
– En fin, ahora Disney quiere crear tribus urbanas…
Como ya decíamos antes, queridos seguidores del canal, tenemos mucho que aprender de nuestros hijos y sus tendencias. En la próxima entrada hablaremos sobre el movimiento Goblincore y su emergente interés de la juventud por esta tendencia.
¡¡¡Hasta la próxima!!!
J.S. Batch – Toccata y Fuga en Mi Menor
📝 Glosario de Tribu y Estilo
Dark Academia Movimiento estético y cultural centrado en la literatura, la melancolía, la estética clásica y los ambientes académicos oscuros. Inspiración en bibliotecas, otoño, cafés y símbolos intelectuales.
Goblincore Estilo que celebra lo caótico, lo natural y lo “feo”: hojas secas, hongos, charcos y objetos recolectados del bosque. Espíritu DIY, mágico y a veces femenino o queer.
Heavy / Metalero Tribu clásica de música metal: cuero, melenas largas, riffs potentes y actitud rebelde. Su influencia persiste en estética gótica y Dark Academia.
Disney / Frankenweenie Película de Tim Burton sobre un niño y su perro revivido. Ejemplo visual de lo oscuro, poético y excéntrico que atrae a los Dark Academia.
Bach Johann Sebastian Bach, compositor barroco. Su música clásica y estructurada es apreciada por los Dark Academia como contrapunto al mundo moderno.
Broh / Pá Argot juvenil usado en España: “broh” ≈ amigo, “pá” ≈ padre o forma coloquial de dirigirse a alguien cercano.
Oveja negra Persona que se diferencia del grupo dominante, rechaza las normas y sigue su propio camino. Icono de identidad dentro de estas tribus.
La sala estaba reluciente. El eco de los primeros pasos retumbaba en el vacío y, con un encender de luces, el reportero más intrépido de la radio nacional comenzaba su emisión:
—Bienvenidos, señores, a esta edición de la habitual pelea de gallos para octogenarios que, como todos los años, se celebra en la sala El Corralón. Ya saben que esta edición ha sido retrasada dos años. El motivo está claro: la pandemia mundial del “colon-a-virus”, ese virus que se agarraba del colon y que nos ha costado tantas bajas… pero al que, por fin, hemos puesto remedio con una vacuna que ha producido más muertes que la propia pandemia.
—Por ahí asoma el primer participante: MC Mula, que viene a trote ligero con su bastón chapado en oro. ¡Vamos, MC Mula, que es para hoy! ¿Qué? ¿Me dicen desde la organización que nos da tiempo a entrevistarlo? ¡Claro! Esperando que llegue antes del comienzo… porque ni con tres patas la mula llega al río.
—¡Atjo, atjo, atjo!
—Uy, esa tos tan fea… Venga acá, abuelo… esto… MC Mula. ¿Qué le parece que por fin hayamos podido tener una pelea de gallos?
—Pues… atjo, atjo, estoy muy animado… atjo, atjo, me hace mucha ilusión… atjo, atjo.
—Ya le vemos, MC Mula. Si es que está hecho un chaval.
—Atjo.
—Pero… ¿qué vemos? Empieza a entrar el público, ¡qué emocionante! Vienen arrastrados por sus taca-tacas. ¿No le parece fantástico, MC Mula?
—Atjo.
—Me imaginaba que diría eso. Fíjese: por ahí bajan por los pasillos. ¿No le recuerda a algo esta escena?
—Sí… atjo. Recuerdo una escena de The Walking Dead que… atjo, atjo.
—Acojonante, sí señor. Por aquí me dicen que ya está en la puerta otro de los participantes… ¿Qué? ¿Que no hay más? ¿Que los que no han muerto en la pandemia lo han hecho de viejos? En fin… Ya está aquí. Lo vemos cruzar por la puerta: MC Trueno Sordo. ¡Trueno Sordo corre al escenario! Increíble para sus 89 años… Oiga, pero… este no es Trueno. ¿Quién eres, niño?
—Soy el nieto. Truenito Bífido.
—Pero… esto es una pelea de gallos para octogenarios, y tú no tienes ni diez años.
—Nueve y medio.
—No es posible… ¿Qué le ha pasado a tu abuelo?
—Está malo, en casa, viéndonos por la red. Vengo en representación de él.
—Pero niño…
—Truenito, por favor. Mi yayo me llama así.
—Eso, Truenito, pero eso no está permitido.
—En las condiciones del concurso dicen que, en caso de indisposición, el participante tiene derecho a designar un sustituto.
—Sí, pero del mismo rango de edad.
—Eso no lo pone en ningún sitio. Y si no consta, es legal.
—Resabido el niño… Bien. Me dicen que vamos a comenzar ya. ¡Todos al escenario! Cuidado, abuelete… esto… MC Mula, no tropiece con el escalón.
—Atjo.
El público ruge —o eso parece, porque algunos solo roncan—. Las luces parpadean, no por efecto dramático, sino porque el técnico tiene Parkinson. El escenario tiembla bajo el peso combinado de dos competidores y media docena de marcapasos.
—¡Señoras y señores! —brama el reportero, con la voz ya un poco ronca—. ¡Empieza la batalla! A mi izquierda, el mito, la leyenda, la mula con más achaques que rimas: ¡MC Mula!
—Atjo.
—Y a mi derecha… un sustituto inesperado, mitad niño, mitad trampa legal: ¡Truenito Bífido!
🎤 MC Mula da un paso al frente. Bueno, más que un paso, un desliz lento con pausa para respirar.
—Yo soy MC Mula, y vengo cabreado, me ha dicho el doctor, que estoy bien jodido…
—¡Alto, alto! Que pare la música.
—Atjo, ¿qué pasa?
—Que según la ley de ocio y eventos culturales, no se pueden decir palabras malsonantes si compites con un menor de edad.
—Pero… ¿Qué puñetas he dicho? ¡No he dicho ninguna palabra malsonante!
—Sí, ha dicho “jodido”.
—¡Me cago… atjo, atjo, arjo…!
—Lo dicho, nada de palabrotas ni alusiones sexuales delante de los niños. Violencia, sí; esa batalla la ganaron los abogados de las empresas de videojuegos. Continúe, MC Mula.
—Yo soy MC Mula, el del bastón dorado, no corro ni andando, pero nunca me han ganado. Vine desde el asilo, esquivando a la enfermera, si me quitan el café, ¡les declaro la tercera! —Atjo.
El público estalla en aplausos… o en ataques de tos, no queda claro.
🎤 Truenito Bífido agarra el micro como si fuera una espada láser:
—Me llamo Truenito, nieto del trueno caído, pero traigo más punch que un abuelo resentido. Tú rimas con polvo, yo con videojuegos, mientras tú buscas las llaves, yo hackeo tus juegos.
La gente grita “¡ooooh!”… aunque visto el panorama parece una revisión de Amanecer Zombie.
—¡Qué nivel, señores! —anuncia el reportero—. En un lado, la sabiduría de mil arrugas; en el otro, la frescura de quien aún confunde la realidad con Minecraft. Esto promete…
Las luces suben. El público se inclina hacia adelante… aunque algunos es porque el asiento se les ha plegado solo. El ambiente huele a linimento, sudor y palomitas sin sal.
🎤 MC Mula carraspea… El carraspeo dura lo suficiente como para que Truenito se ponga a beber Acquaviva, la nueva bebida energética con menos calorías y más cafeína. Luego, con voz de ultratumba, dispara:
—Escucha, chaval, no me vengas con consolas, que yo ya rimaba cuando Franco hacía olas. Mis rimas son puras, de la vieja escuela, tú solo sabes hacer TikToks con abuela. —Atjo, atjo… (se seca la frente). Y si pierdo hoy, que me entierren con honores, ¡y que pongan en mi lápida “Me ganó el mocoso de los cojones”!
—¡¡¡MC Mula, las palabrotas…!!!
La multitud explota en risas, y un señor del público lanza un audífono al escenario en señal de respeto.
🎤 Truenito Bífido no se achica:
—Abuelo, tranquilo, no te suba la tensión, que esto es rap, no una maratón. Tú tienes bastón, yo tengo talento, y lo que no tengo en años lo tengo en movimiento. Cuando quieras, te enseño Fortnite y Roblox, te apuesto tus pastillas, que mientras te gano, rapeo.
El público grita “¡Duro, duro!”, y una señora desde la primera fila grita: “¡A ese niño lo adopto yo!”.
🎤 El reportero interviene, tosiendo un poco:
—Esto está que arde, señores… literalmente, que el aire acondicionado murió en 2003 y nadie lo ha sustituido. MC Mula… ¿está usted bien?
MC Mula levanta el dedo, jadea, y empieza una última rima… pero a mitad, se le corta el aire:
—Yo… atjo… vengo… atjo… con más fu… cof cof cof.
El micro cae al suelo. El público contiene la respiración. Una señora del fondo grita:
—¡Dale el Ventolín, que se nos va!
Los organizadores corren al escenario, uno tropieza con un taca-taca y provoca un efecto dominó de abuelos que caen como fichas de dominó. En el caos, Truenito levanta las manos como campeón no oficial… mientras MC Mula, entre sorbo y sorbo de oxígeno, murmura:
—Esto… no… ha… terminado, mocoso… atjo.
—Lo que sí ha terminado es la función de hoy. Señores, levántense despacito y diríjanse a la puerta que las ambulancias ya les están esperando. Yo diría que es un empate técnico, pero entre el público se murmura que, en esta ocasión, la juventud ha ganado. Devolvemos la conexión a radio nacional… Atjo, atjo. Hostias, abuelo, me ha pegado el resfriado.
Las prisas del día a día, la presión en el trabajo, aquella sensación de necesitar un respiro, hacía que, todas las mañanas, a la misma hora, ella se encerrara unos diez minutos en el baño de la oficina. Respirar profundo unos minutos y dedicar tiempo a imaginar algo bonito era suficiente para darle fuerzas para continuar. Aunque esta vez se encontró con algo extraordinario.
– Hola, soy Capuchina, tu hada madrina.
– ¡Aaaah! ¡Qué horror! ¡Una cucaracha!
– Rara reacción la de la humana, debería haberme quedado en la cama.
– Y encima habla. Es una cucaracha mutante, no solo es fea, además es contestona.
– Señora, por favor, que sigo aquí, y si vine por algo es por ti.
– ¿Eres una hada madrina? No sois como yo os imaginaba.
– Antes éramos como vosotros o parecidos, gráciles criaturas humanizadas, con alitas de libélulas y varitas de cedro, al vernos pasar gritaban, “¡mirad, hadas!”, concedíamos deseos a nuestros protegidos, llenábamos de ilusiones las moradas, hasta que vino un gracioso que deseo; “convertíos en cucarachas”
– ¿Qué fue de las varitas?
– Nos la cambió por antenitas.
– ¿Y no estáis traumatizadas?
– ¿Vas a pedir un deseo o te quedas con las ganas?
– ¿Solo tengo derecho a uno?
– Solo uno y más bien pequeño, además, la magia no es mucha desde que somos alimañas.
– ¿Cómo de pequeño?
-Puedes desear que tu planta no se muera, que la cena esa especial no se convierta en salmuera. Puedes pedirme que te salgan tres números en la primitiva, o que tu jefe no te despida, una cosa sencilla, de andar por casa.
– Pues vaya piltrafa.
– La culpa de todo la tenéis vosotros, que pedir deseos tan ausentes de sentido, no solo tiene resultados horrorosos, también resta en el cometido.
– Pues vaya mierda. En fin, deseo…
-Un momento, porque primero…
– Al final habrá hasta que pagar.
– No es eso humana falaz, para que pueda conceder una regla tendrás que acatar.
– Pues tú dirás.
– Como en un cumpleaños, pedirás en secreto, y cuando lo tengas decidido, emitirás un soplido.
-Como la firma del banco, vamos.
-En las antenas tendrás que soplar para que tú deseo se vuelva verdad.
En forma de beso dirigió el viento de sus pulmones al peculiar insecto, se escuchó la melodía del polvo de hadas en el escusado. Y con una sonrisa esperó el resultado.
– No pasa nada.
– Seguro que has pedido una chorrada.
– Pues no, listilla, ¿ya te lo puedo contar?
– Sí, por favor, la curiosidad me iba a matar.
– Pedí que volvierais a vuestra forma original, al menos así no me quedaré con las ganas de ver un hada.
– Vosotros, los humanos, o sois sordos o atontados, ¿qué no entendiste de deseo pequeño?
– Bueno, cómo eres pequeñita …
– En fin, a ver qué pasa, la magia es escasa.
Ocurrió como la canción, las patitas de atrás se cayeron como hojas secas un día de otoño. Pero no se quedó así la cosa, del hueco que dejaron crecieron dos piernas dignas de una vedette, con medias verdes de duende irlandés. Le apareció un traje de campanilla y en la terminación de las antenas, una estrella, como la de las varitas.
– ¡Joder! ¡Qué pintas!
– ¡En fin!, hoy la mejor canción es la resignación.
– Buenas noches a todos, todas, todes, bienvenidos a este programa de nuestra gran amada radio nacional llamado Incinelidades, que por si no nos conoces es un espacio cultural en el que pretendemos acercar al oyente eventos, noticias y curiosidades sobre el séptimo arte. Marcelou Loide es quien guía este espacio y en los controles está Desi Belios en plena batalla por dar el mejor sonido para la audiencia. Mírala que bonica saludando desde su puesto.
– Hoy contamos con la colaboración de Andrés Poiler, Ilustre cineasta, que nos va a deleitar, tal y como es costumbre todos los lunes en el programa, con la lista de sus diez películas favoritas.
– hola buenas noches, si me preguntan por mis películas favoritas voy a decirles que son las mías.
– Modestia aparte, ¿puede enumerarlas según sus preferencias?
– La primera, por supuesto, es la titulada “Cómo ser Santiago Segura”.
– ¿Cómo ser Santiago Segura?
– Exacto.
– Bueno, pero cuéntenos un poco sobre el filme, háganos para quien no la conocemos un breve resumen.
– Es una emocionante historia donde el protagonista encuentra en un baño público una vía para convertirse en Santiago Segura.
– ¿Se convierte en Santiago segura, así, de la misma forma que lo haría el hombre lobo?
– No, realmente accede a su mente y desde allí lo puede controlar.
– Ah, como en “Del revés”.
– Algo así, pero sin el panel de control.
– Bueno, ¿y qué pasa?
– Pues bueno, eso, que entra en la mente de Segura en pleno rodaje del “Día de la Bestia” y ya no le cuento más, vaya al cine para que tenga la experiencia completa.
– Pero hombre, por los indecisos de las colas de los cines, cuéntenos algo más de la trama.
– A ver, Remigio es un hombre apocado, con pocas pretensiones, que trabaja limpiando lavabos en el metro de Madrid, entonces en uno de ellos encuentra una puerta inter dimensional que le lleva a la mente de Santiago Segura, que sale del rodaje de la película que estaba protagonizando, sembrando el pánico por La Castellana. Hasta ahí puedo contar.
– Entonces cuenta con un reparto espectacular.
– Sí, claro, Jaime Lasuda como Remigio, Daniela Mento como la pareja de Remigio, Y Pepe Viyuela como Santiago Segura.
– Esto… no había mucho presupuesto, ¿verdad?
– Verdad, y porque Pepe es el primo del amigo de la tía de mi cuñada, que si no…
– En fin, pasemos con la segunda de la lista.
– No hay más.
– ¿Solo tiene una película?
– Y se está rodando ahora.
– Ah, vale, ¿y va muy avanzada?
– Sí, estamos terminando el casting.
– ¿Quién le invitó al programa?
– Soy el cuñado del director.
– Claro, no podía ser de otra forma. Pasemos a unos minutos de publicidad.
Ojea las noticias en busca de una historia que no tenga ningún tipo de interés. Piensa si tiene algún tipo de conexión con tu vida. Escribe acerca de ello.
Como cada segundo domingo de cada mes, asistieron a la reunión. Promovido por exalumnos de la Universidad de Redmond, este grupo de científicos y astrónomos pasaban la tarde en una cafetería, cerca de Marymoor Park, a falta de medios para algo más «profesional», para intercambiar información de sus investigaciones.
– Como verán, en esta recreación gráfica es espectacular. Por favor, pásenme los cacahuetes – Mencionó Carl Stevenson, licenciado astrónomo con una reputación brillante.
– Pero Carl, eso es un ojo, un ojo flotando en el espacio – Respondió John Wayne, Doctor en cosmología – ¿Han pedido vino? Aquí no hay vino. No se puede debatir sin vino.
– Efectivamente, es literalmente un ojo – Comentó Carl sirviendo una copa del vino que habían pedido para el evento, el más barato, no había presupuesto para más.
– ¿Y comentas en el informe que hay indicios de vida en el planeta? – Preguntó Simona Roads, la especialista en astrofísica – ¿Hay presupuesto para más vino? Aquí ya no queda.
– Simona, no es que el planeta la contenga. Es que sospecho que se trate de una forma de vida en sí misma. – Explicó Carl – ¿Alguien me llena la copa?
– Estamos hablando de una criatura del tamaño de Urano con forma de ojo, con su pupila azul incluida- Dijo Erik Romanov, el astrofísico teórico del grupo, mientras apuraba su copa y hacía gesto de querer más.
– Pero esto es digno de estudio, habría que buscar financiación – Propuso Simona – ¿Por favor, pidan otra botella, que se nos acaba el combustible –
– Si, pero a ver si esta vez podemos tener financiación externa, que en la universidad no nos dan mucho. Que estamos tomando vino peleón de Melbourne, el planeta está mirando hacia La Tierra, qué vergüenza si nos ve.- A Carl se le empezaba a poner la nariz colorada, síntoma del rubor alcohólico.
– Mi cuñado conoce a Bill Gates – Comentó Eric – Me estuvo explicando que si logramos hacernos con una noticia que exponer en MSN quizás nos financien.
– No se hable más, expongamos este caso, habrá que maquillarlo un poco. Pero mandémoslo lo antes posible, que nos estamos quedando sin fondos – dijo Erik con un desnaturalizado y eufórico entusiasmo – ¡Salud!
Todos chocaron sus copas con el brío que dan los efluvios etílicos y comenzaron a hacer planes para confeccionar una interesante noticia sobre un planeta ocular en la inmensidad del espacio exterior, ante la atenta mirada de la camarera, que empezaba a preocuparse por cómo harían para finiquitar el importe de las consumiciones, que ya ascendía a una cifra astronómica.