Categoría: Los hechizos de Kendra

  • La noticia

    La noticia

    Sugerencia de escritura del día
    Te dan una noticia increíble. ¿Qué es lo primero que haces?

    – Creo que necesitas decírselo, Kendra — La voz de Vanir el erizo, su familiar, solo sonaba suave en su mente. De haber habido alguien, no percibiría que Vanir se comunicaba con ella. – Además, merece saberlo.

    – No me lo esperaba, Vanir, no sabía qué podía ocurrir, ahora no sé qué hacer.

    – Sí que lo sabes, ya lo has decidido. 

    Kendra quedó con la mirada ausente de los que tienen algo que confesar. Una noticia importante, puede que terrible, puede que maravillosa. Nada más el hecho de pensar en cómo decírselo le hizo recordar aquellas manos rozando su cuerpo, su voz, sus palabras. 

    – Qué distintos somos, y qué difícil se hace poder comunicarnos —dijo susurrando un pensamiento que se escapaba de su mente mientras encendía las velas. Canturreó desganada un corto y ensayado conjuro que rebotó en las paredes de la sala. Una breve espera que se hizo eterna y apareció con esa mirada de ángel. De ángel caído.

    Achan se acercó al círculo roto donde esperaba Kendra y con un ligero titubeo la abrazó fuerte. Ella le pasó la mano por la mejilla y le dijo:

    – Tengo algo importante que decirte —su amado demonio sonrió levemente.

    – Lo sé — Kendra se quedó mirando, intentando disimular su sorpresa —. Percibimos lo que ocurre mejor que los humanos, lo sabes. 

    La expresión de Kendra se tornó ligeramente enfadada.

    – Lo sé y me encanta. 

    – ¿Y qué vamos a hacer ahora?

    – Cuidar de nuestro hijo, juntos.

    La mirada de ambos se fundió en una sonrisa.

    Apocalyptica – Bittersweet
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  • El Círculo

    El Círculo

    Propuesta de escritura de Bloganuary
    ¿Qué es lo que más te aterroriza hacer? ¿Qué te empujaría a hacerlo?

    – ¡Rompe el círculo!

    – ¡No!, ¡no lo haré! 

    El sudor helado resbalaba en la frente de Kendra. Un leve temblor en las manos era todo lo que necesitaba él, que estaba ahí fuera, sonriendo con su cara de ángel, para comprender que ganaba control. Fallo imperdonable pensaría su abuela. 

    – Sin confianza no hay pacto. – Su voz era calmada, suave, la melodía del sonido de sus palabras siempre la había cautivado. Qué mejor que las palabras para dominar la mente de una joven tan inexperta. 

    – Sabes que no me pondré en peligro.

    – Llevamos mucho tiempo hablando de esto. Confía en mí.

    El círculo, como le había dicho mil veces su abuela, es la frontera entre un quizás y una agónica muerte. Por otro lado, “sigue tu instinto” era su frase favorita, bella oración para animarla en sus estudios y en sus alocados proyectos. Con él, su intuición, le advertía prudencia, y también le aseguraba que sÍ era posible una relación de confianza, que no buscaba su mal. 

    Aunque si esa insensata corazonada naciera de la maravillosa necesidad de comprobar lo suave de su pelo, y de cómo se deslizaría su mano sobre él, estaría perdida. En un mar de dudas, ahí, el centro del círculo, vestida solo con el relente de la noche y el reflejo de la luna llena, mirando el crepitar de la hoguera por no mirarlo a él a los ojos. Tan tierno para haber salido del mismísimo infierno que solo una mirada era suficiente para ablandar la coraza más gruesa.

    – Kendra, nos conocemos, es la única forma. Si no me abres el círculo…

    – ¡No puedo!

    – Entonces, déjame ir.

    Hace ya unos meses que lo trataba. Lo hacía invocándolo como Acham, cada jueves, aunque ese no era su único nombre. Se mostró astuto y cauto, aun cuando también se comportaba amable y comprensivo. De palabras dulces como deliciosos parecían ser sus labios. Contaba historias conmovedoras de cuando ellos eran dioses y fueron derrotados por el Todopoderoso. Pronto se interesaron el uno por el otro e hicieron planes. Un pacto de enseñanza mutua. 

    – ¿Qué hacemos Kendra?, ¿me vas a dejar ir?

    – No, espera.

    – ¿O es que no te atreves?

    En un arrebato, Kendra, de manera violenta, borró con su desnudo pie la fría línea de arena blanca que les separaba. Un instante fue mucho comparado con lo que tardo él en derribar de un zarpazo a la joven. Ella quedó sentada en el suelo con la expresión de sorpresa y la sangrante marca de la garra de aquel demonio, que dijo con su agradable voz:

    – Lección número uno. No rompas jamás el círculo. Bajo ningún concepto.

    Nox Arcana – Vampire exorcism (Night of the wolf)
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