Categoría: Ciencia Ficción

  • El diario

    Sugerencia de escritura del día
    Di lo que sabes sobre el año en el que naciste.

    En el periódico, en letras pequeñas en una esquina de la portada, mencionaba con alegría, que este año sería el año internacional del libro. Tendríamos que saber qué libro primero, para saber qué tal va a ser. Para mi alegría, ese año me regaló dos libros que me lo hicieron pasar bien, prefacio con buen augurio sobre la fecha señalada.

    El primero trataba de las aventuras de un veterinario recién licenciado que destinaban a un pueblo perdido en la Gran Bretaña de los años treinta. El segundo sobre un conflicto inter dimensional entre dos especies, una buena obra con la aparición de criaturas extrañas e intercambio de información entre dos mundos muy diferentes. 

    Sonaba en la radio Stairway to Heaven cuando arrimé el periódico en la barra del bar harto de noticias vacías con señores de uniforme como protagonistas y comentarios sobre bombas en Vietnam que tanto dio que hablar a Hollywood años después. En la televisión desfilaban entre pantalones tañendo campanas y faldas cortas muy largas.

    El bar olía a vino rancio y serrín, a calamares fritos y a mar Mediterráneo. Pagué con un billete de cien pesetas y sorprendí al camarero dejándole el vuelto. Respiré el aire de la playa al salir del local y entré en mi SEAT 600, no sin antes dar el último vistazo a la bahía, ya nunca más la vería tal y como está ahora.

    Al arrancar, activando previamente el módulo del mecanismo de flujo de singularidad temporal, se creó un agujero que se tragó literalmente el automóvil, sin necesidad de haber recorrido un solo centímetro desapareciendo la imagen en blanco y negro que lo cubría todo y, escupiéndome delicadamente a la fecha a la cual pertenecía. A un mundo en alta definición y poca originalidad.

    El mundo me pareció más feo entonces.

    Frank Zappa – Big Swifty

    Anuncios
  • Deportes de riesgo.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuáles son las mayores influencias de tu vida?

    Monstruoso, esa es la palabra. Estaban muy cerca, notaban su densidad, aquella que hace que ni la luz se escape. Y en unos segundos estaría solo, frente a él.

     – Buenas noches a todos, emitimos en directo desde la Valkiria Terrana V, esperemos poder conseguir un nuevo récord. Nuestro héroe de hoy es J. Thompson y va a saltar ya.

    La compuerta se abrió de golpe, como la trampilla de la horca en las antiguas películas del oeste, y de allí salió el cowboy en su cápsula espacial, disparada hacia la gravedad inmensa de Gaia BH1, más conocida por El Desfiladero. El tirón se hizo notable y Jack lo notó.

     – Espectacular entrada, amigos, ya no hay marcha atrás. El agujero lo va a engullir, se lo va a tragar como una ballena al kril, solo que este camarón va a surfear al Desfiladero.

    La presión en el disco de acreción era ya lo suficientemente fuerte para poder aplastar cualquier tipo de materia, por supuesto, con el escudo burbuja activado, Jack solo notaba el tirón exterior.

     – Nuestro surfero está cruzando la esfera de fotones, en este momento dejamos de ver la cápsula. Recordemos que no existe motor, la idea de surfear es que el impulso sea creado por el agujero. Conectamos con la otra parte.

    La espesa oscuridad se tragó la píldora y fue escupida. Años luz más adelante, la pequeña cápsula salió disparada de la luminosa forma.

     -Aquí la vemos aparecer, compañeros de Gaia BH1, nuestro intrépido aventurero, Jack Thompson, se ha convertido en el primer ser humano en atravesar nuestro espectacular agujero de gusano sin ningún tipo de mecanismo para gobernar la nave. 

    La pequeña embarcación, al salir del gran agujero blanco, fue remolcada por las naves donde la bienvenida ya estaba celebrándose. Cuando abrieron la compuerta de seguridad, encontraron un asiento vacío en un habitáculo inhabitado.

    En algún lugar cercano.

     – No sé cómo lo habéis hecho, pero necesito volver.

     – Señor humano, le hemos salvado de morir aplastado en ese trozo de hojalata que se precipitaba al abismo.

     – Pero era un acontecimiento deportivo, tenía que continuar allí.

     – ¿Los humanos consideran deporte a morir aplastados?

     – No, la cápsula llevaba sistemas de seguridad.

     – Oiga, que si quiere, le mando otra vez de vuelta al agujero.

     – Digo, la cápsula ya estará a cien años luz de aquí. Voy a perder, voy a perder.

    La cara de Jack estaba desfigurada por la angustia, tanto tiempo de preparación, tantas ilusiones puestas en romper el récord que no podía más que sumirse en la pena más profunda.

     – No se ponga así, humano. Igual podemos hacer algo para que consiga ganar en ese estúpido deporte extraño.

     – A ver… Como estáis de tecnología, ¿podéis hacer burbujas para aislarme en el espacio?

     – No, eso no.

     – ¿Hologramas?

     – ¿Proyectar tu figura en algún sitio? Sí, eso sí.

    La Valkiria XII, la nave de emisión de eventos deportivos, era una estación entristecida por el suceso. La desaparición del tripulante de la cápsula había llegado a oídos de los medios de comunicación y estaban preparando la emisión de la tragedia. Uno de los técnicos de video se dio cuenta, saliendo del agujero blanco había una figura. El asombro fue general.

     – Impresionantes imágenes, queridos espectadores, ¡ahí está!, saliendo del agujero blanco con una tabla de surf metálica. ¿Lo veis bien? Parece que viste un bañador verde con motivo de palmeras. Ahí está saludando con la mano, no sé qué brujería es esta, pero no puedo disimular mi asombro. ¡Increíble!  

    Serj Tankian – How Many Times?

    Anuncios
  • Yendo hacia la luz.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿En qué momentos eres más feliz?

    Un sonido continuo le contó la historia de un final. Su pensamiento incesante le hizo observar también un comienzo.

    Al principio era oscuridad. Le siguió una tenue luminosidad. Un corazón luminiscente que encendía al latir. Se vio como un ser alado avanzar por la oscuridad, como una libélula, no como un ángel, volando sin rumbo en busca de un paraíso donde posarse.

    A lo lejos descubrió un destino. Un eco luminoso que ganaba intensidad. Lo tomó como una meta a seguir. La luz, debía ir hacia la luz. Era tan bella, tan intensa. Tenía que ir, estar allí, ser ella.

    Algunos seres alados como él empezaron a seguirle. Uno de ellos apuró el vuelo y se puso al lado. No se distinguía bien, pero tenía un tenue brillo blanco, casi amarillo. Se acercó y le dijo;

     – Hola, eres nuevo aquí, ¿no?

     – S… sí. ¿Quién eres?

     – Eso no es importante ahora, oye, ¿Ves esa luz de ahí?

     – Sí, voy hacia ella.

     – Bien, es importante que no vayas.

     – Pero es la luz, tengo que ir hacia ella.

     – Sí, sé que te atrae mucho, pero no debes…

     – Que sí, que sí, que voy hacia la luz.

    Sus alas vibraron y tomó velocidad. Encontrándose con un resplandor fuerte que abarcaba todo. Al entrar en ella se escuchó un sonido eléctrico y en un hedor a chamuscado volvió la oscuridad.

    Cerca de allí, los seres que habían visto lo ocurrido revoloteaban la zona.

     – No sé qué les pasa a los nuevos Bzed, escuchan no sé qué historias en sus otras vidas y piensan que todos los cuentos tienen que ser verdad.

     – Ya te digo Ññied. Oye, ¿nos vamos a picar cabras?

     – ¡Vale!

    Incubus – Drive

    Anuncios
  • Saltar

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál fue la última actividad que hiciste por pura diversión?

    La plataforma rocosa sobresalía entre la bruma, el amanecer estaba cerca, solo quedaba unos pasos para llegar al filo, el tiempo necesario para que el primer rayo de sol iluminara el paisaje. 

    Al asomarme al abismo, quedé impresionado. Un bravo mar de nubes peleaba contra el incesante viento, aplastando cúmulos sobre roca, haciendo invisible el principio. Desde el extremo tampoco había pared en descenso.

    De puntillas, en el filo, saludé al sol naciente con un gesto de frente, contemplé la distancia a la nube que esperaba hambrienta y comencé mi salto. Primero, con un fuerte impulso hacia el cielo, luego, de cabeza, buscando el infierno.

    Mis manos rezaron al frente, cortando las nubes sin piedad, creando un hueco a mi paso. Pronto quedaron atrás y pude ver un mar gris furioso que rápidamente se iba acercando. Mi mirada compitió con el águila, a los costados mis brazos, en segundos habría llegado. Ya sentía en mi cara olor a mar esperando penetrar en mí. Estaba a escasos metros de aplastarme contra el azul salado espejo oceánico cuando, con una simple sacudida, salió de mi espalda mis alas imaginarias, transparentes como el cristal, afiladas como el frío helado del invierno, cortó el aire hasta hacerme subir veloz, arrancando capas de nubes, traspasando el acantilado, marchado al filo de la orilla, creyéndome alto y arrojándome lejos.

    La brisa en mi rostro, según avanzo, me trae el recuerdo de que, en mis sueños, cuando quiero, vuelo. 

    Supersubmarina – Viento de Cara

    Anuncios
  • Hazme flipar.

    Sugerencia de escritura del día
    Cuéntanos algo que te gustaría que dijeran sobre ti.

    Era un callejón muy oscuro, fuera del dominio de las cámaras de los locales de ocio, en medio del silencio, sin rastreo, gracias a la interferencia asesina de señal de un bloqueador casero. Estaba apoyado en el muro, detrás de los contenedores de basura, inhalando una bocanada de vapor de un aparato brillante ensamblado a mano. El individuo vestía un suéter envejecido por el tiempo, que gracias a su capucha solo mostraba su boca. Las chicas, que sabían a lo que iban, fueron acercándose a él.

     – ¡Hola! ¿Eres el vendedor de sueños? – Dijo la portavoz del grupo.

     – ¿Traes el dinero?

     – Sí, 18,35 Criptos en tarjeta sin número de serie.

    El encapuchado pasó la palma de su mano enguantada por la tarjeta, la tela de la manga se iluminó en azul y proyectó al aire una cifra encriptada.

     – Es correcto. ¿Sabéis cómo funciona?

     – ¡No! – Dijeron las tres al mismo instante.

     – ¡Bien! Esta tarjeta PicoSd tiene el programa – El hombre enseñó la pequeña tarjeta negra que llevaba en la palma de la mano. – Supongo que todas tenéis un lector desbloqueado en vuestro dispositivo.  

     – Yo no – Dijo una de las chicas.

     – Te puedo vender uno, pero te costará un aumento de 20,00 Criptos.

     – Pero eso es muy caro.

     – Pues verás desde fuera cómo tus amigas flipan.

     La joven manipuló el teclado virtual invisible proyectado desde su dispositivo de pulsera, con un gesto de muñeca, la tarjeta de Criptomonedas, que ahora estaba en el poder del encapuchado, subió a la cifra acordada.

     – Bien, cuando insertéis la tarjeta encontraréis un archivo ejecutable que instalará un programa en vuestro dispositivo. Es válido para tres sesiones de cinco horas de duración. Tras ese tiempo desaparecerá todo rastro del programa. Sincronizaros para poder entrar a la vez.

     – ¿Hay que hacer algo más? ¿Cómo funciona?- Preguntó la portavoz.

     – Una vez hagáis correr el programa, entraréis. Será por una puerta trasera, así que no tendréis que identificaros. Una vez dentro tendréis acceso a cualquier sala, a todos los juegos y a todos los eventos. 

     – ¿A los conciertos?

     – Sí, claro.

     – ¡Guau!

     – Si eso te impresiona, ahora viene lo bueno. Tendréis acceso a todas las tiendas de ocio, de los locales virtuales, con una pequeña modificación.

     – ¿La ropa será gratis?

     – Sí, también, y la podréis llevar hasta que se os acabe el tiempo. En ese momento desaparecerá todo lo que hayáis comprado y se os expulsará de la sala.

     – Y… es verdad que podemos…

     – Sí, en la tienda habrá también alcohol y drogas, el efecto será el mismo que en la vida real, así que id con cuidado.

     – Pero si es virtual, las drogas no nos pueden hacer daño real, ¿no?

    Bajo la capucha se percibió una discreta sonrisa burlona, hizo una pausa para inhalar otra bocanada de vapor, que expulsó con cierta potencia, dejando a su alrededor una nube con aroma a menta artificial.

     – No, físicamente, claro. Pero son drogas y tienen efectos sobre la mente. Si la tomáis y el tiempo se termina, os quedaréis sin el efecto de repente, y eso no lo va a tolerar muy bien vuestro cuerpo. ¡Buen viaje, señoritas!

    Portishead – All Mine

    Anuncios
  • La cima

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuáles son tus actividades o ejercicios físicos favoritos?

    El camino era largo y escarpado, un inmenso sendero maltrecho y lleno de barro en estos días húmedos, hacía que llegar a la vieja y deslucida cabaña fuese una bendición. Abrió la agrietada puerta escuchando la siniestra llamada de auxilio de las bisagras, a lo mejor la engrasaba un poco luego, pero ahora quería descansar, la noche iba a ser larga. Descargo la enorme mochila en la entrada, y se tumbó en la rechinante cama. Dirigió su mirada azul a las telarañas del techo y respiró en paz. Era urgente la necesidad de estar sola, pero, a su modo, también era una experiencia gratificantemente salvaje.

    Casi se había dormido cuando escuchó jaleo fuera de la casa. Agudizó el oído y escuchó pasos, risas, conversación en susurros. Aterrada, salió a comprobar quién era. Dos hombres de aspecto cansado subían el último tramo del sendero. El más alto reía sin parar a pesar de haberse quedado casi sin aliento. El más corpulento quedó atrás, sentado en la roca más lisa, respirando fuerte, mareado por la ascensión.

     – ¿Qué hacen aquí? Esto es una propiedad privada. – Tenía que echarlos de la montaña, rápido, antes de que anocheciera. Quedaba poco.

     – Oye, después de la caminata vamos a descansar un poco y luego ya veremos. – Dijo el alto, aproximándose. El otro, ya de pie, empezó a acercarse.

     – Este lugar es peligroso, tienen que irse.

     – Si cariño, muy peligroso, pero nosotros somos muy duros, ¿verdad Paco? – El más robusto a duras penas podía respirar, no respondió.

     – Se va a hacer tarde, corren peligro aquí.

     – ¿Qué peligro hay aquí? Sabemos que estás sola, te hemos visto subir.

     – Hay lobos.

     – Bueno, nos dejas entrar en la casita, te protegemos y jugamos un ratito.

    Respirando profundo, cerró la puerta y se apoyó en ella. El sistema de cierre era un tablón rudimentario que se colocaba atravesado que, al no haber considerado la necesidad de bloquear la puerta, lo había dejado lejos. Pensó en huir, así que cuando el grandullón empujo la puerta, ella había salido por una de las ventanas.

     – Corren peligro, os lo he advertido. – gritó mientras salía por la ventana.

     – Pero ven, gatita, no escapes, te lo pasarás bien con nosotros. ¿Verdad, Paco? ¿Paco? Venga, coño, espabila, que se nos escapa la pava.

    Corrió hasta perderse entre los árboles, calculando el tiempo, se sentó en el risco frente al acantilado y se permitió disfrutar de la puesta de sol, no se escondía, no le hacía falta. Quedaba un suspiro de sol y ella había hecho un círculo de piedras a su alrededor. Hizo una reverencia al astro rey mientras era engullido por las montañas y se quedó de pie, mirando al bosque y escuchando la maleza crujir.

     – ¡Aquí estás! Ven, que te vamos a proteger – Los dos hombres aparecieron, apartando las ramas de los árboles de alrededor. Aunque la claridad era todavía suficiente para distinguir detalles, ellos llevaban linternas. Al verlos, ella sonrió al ver la cara que habían puesto. Su ropa, amontonada a un lado del círculo, su pelo ondeado por el viento. – ¿Pero qué haces así, mira, Paco, ¡quiere que juguemos con ella!

     -¡No! – Dijo en el mismo momento en que la luna llena apareció entre las nubes para dejar su reflejo sobre el cuerpo desnudo de la mujer. – Yo jugaré con vosotros.

    Su mirada se iluminó de rojo, su cuerpo se elevó varios centímetros del suelo y empezó a cambiar, su cuerpo oscureció con las sombras, al volver a pisar la tierra, ya no eran pies ni manos, eran garras, empezó a husmear el aire, buscando a los dos hombres que ya no estaban, habían huido corriendo al comenzar la transformación.

    Ahora era tiempo de cazar.

    Korn – No Place to Hide

    Anuncios
  • Paz

    La luz se fundió en negro.

    Atrás se quedó el miedo en un atronador silencio, que dio paso a la paz.

    Infinita paz.

    Dropkick Murphys – Going Out In Style

    Anuncios
  • Conexión cuántica neuronal

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué habilidades o conocimientos has adquirido recientemente?

     – Hola

     – ¿Qué?

     – Hola, ¿me entiende?

     – ¿Quién eres? ¿Dónde estás?

     – Estoy muy lejos, mi nombre no es importante.

     – ¿Eres Dios?

     – ¿Qué? No, qué va, tan solo soy un científico, verá, es que…

     – ¿Andrés? 

     – No, en verdad me llamo Grfxnfff

     – Andrés, sal ya, no sé cómo has conseguido hacer esto, pero ya vale de bromas.

     – Que no, que no soy ese tal Andrés… nosotros hemos enlazado una conexión cuántica neuronal que permite una conversación mental fluida que…

     – ¡Venga ya!, Andrés, no me hace gracia.

     – Señora, esto no es una broma, nos está costando horrores hacer esta conexión.

     – ¿De qué conexión me estás hablando?

     – Verá, os descubrimos hace tiempo y empezamos a estudiarles…

     – ¿A quién? ¿A nuestra familia?

     – Defina usted familia, ¿a qué se refiere?

     – ¡Coño, a nosotros!

     – ¿A ustedes, sí, a la humanidad? ¿se consideran una gran familia?

     – Oye, esto no será un truco para robarme la receta de las croquetas.

     – ¿Qué? No, no pretendemos robarles información, solo intercambiar ideas y aprender de ustedes.

     – Pues ya le digo yo que de las croquetas no te voy a decir nada, ven al bar a comerlas si quieres saber de ellas.

     –  Señora, que estamos a setecientos cincuenta y cuatro años luz.

     – Eso es por lo menos Murcia. Andrés, ¿qué haces en Murcia?

     – No, estamos en lo que ustedes llaman KOI4016.01 un planeta habitado más al centro de la galaxia.

     – Mira, Andrés, ni sé dónde estás ni me interesa, deja ya de susurrarme la mente.

     – Señora, pero ¿usted no es también científica? ¿No tiene curiosidad?

     – Ah, no, científico es el que vive en el quinto, yo soy la cocinera del bar Baró, creo que os habéis confundido de neuronas, dejad de retumbarme en la mente ya.

    Anuncios
  • Luna lejana

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Tienes algún lugar favorito que hayas visitado? ¿Cuál es?

    Bajo el hielo

     – ¿Y qué hacen ahí fuera?

     – ¡Yo qué sé! Ni siquiera sé cómo pueden vivir ahí, se tendrían que estar secando.

     – Están perforando el techo, yo creo que van a por nosotros. ¿Qué querrán?

     – No sé. Parece que están un poco perdidos, están abriendo por la parte más gruesa. 

     – Pues están poniendo nerviosos a los animales con tantas vibraciones.

     – Son muy raros, tienen una forma extraña, así alargados, permanecen tiesos, no se desparraman ahí al aire. Fíjate ese, excavando furioso.

     – A mí me parece que eso es una máquina, ¿ves las dos blancas con la cabeza brillante? Eso sí que son criaturas. 

     – A mí también me parecen máquinas.

     – Creo que llevan ropa, algún tipo de armadura, o un envase. Como las conchas de los guerreros.

     – ¿Crees que son guerreros? 

     – ¡No! Parecen muy torpes, en cuanto entren en el agua se los comerá el borloq, con el ruido que hacen estará esperándolos cerca.

     – Como vinieron del cielo, pensaba que eran dioses, bajaron brillando desde las estrellas.

     – Si fueran dioses, no necesitarían estos artilugios tan raros para deshacer el hielo. ¿Qué pasa? ¿No saben producir calor para derretirlo? ¿Cómo pueden hacer túneles entonces?

     – ¿Y si viven allí arriba, en el aire?

     – ¿No se asfixian? 

     – Pues serán como las plantas esas que salen a la superficie. 

     – Me da igual que sean plantas, si se acercan a mi ganado se van a llevar un arponazo.

     – Baja, que te van a ver, atontado.

    Sobre el hielo

     – Ivanov, ¿has recogido suficientes muestras? El radar muestra una perturbación en la temperatura, temo que pueda estar causada por algún fenómeno meteorológico complejo e imprevisible, y no me gusta.  

     – Ya estoy recogiendo las últimas, dame cinco minutos más y recojo. Las primeras muestras ya han dado positivo en restos orgánicos, esto va a ser interesante para la NASA, seguro que consigue financiación para otros proyectos en el satélite, ¿Y tú, has encontrado algo?

     – No, esto es un desierto de hielo, aquí debajo hay temperaturas muy elevadas en diversos puntos, hay una actividad sísmica impresionante, ideal para la vida unicelular.

     – ¿Cree que encontraremos criaturas más complejas bajo este mar?

     – Tal vez algún microorganismo simple. No creo que haya muchas posibilidades de evolución en este oscuro y frío satélite de mierda. ¡Venga! ¡Vámonos ya! A ver si nos manda de una vez a casa.

    Tina Guo & Serj Tankian – Moonhearts in Space

    Anuncios
  • Desembarco

    Sugerencia de escritura del día
    Cuéntanos cómo fue tu primer día en algo (en el colegio, en el trabajo, como padre o madre, etc.).

    Antes de entrar en la habitación, Antonio, con un hambre atroz, quiso pasar por el restaurante que, al ser demasiado temprano, estaba cerrado. Así que decidió salir a ver qué encontraba por la extensa avenida principal. El hotel estaba muy bien situado para alguien que no conocía el lugar.

    A pocos metros encontró un bar, que desentonaba mucho con el resto de la calle. Todos los edificios tenían un corte muy moderno y daba la sensación que al cruzar la puerta hubiera vuelto a su Granada natal. Se sentó en la barra, y pidió un refresco y algo de comer.

    El vaso era extraño, parecía una pirámide con una estrecha abertura por donde salía el líquido. En un gesto desesperado intentó beber, pero el líquido salía lentamente, con desgana. Desesperado, intentó agitar el recipiente, separándolo un poco de la boca. El fluido fue saliendo y se quedó agolpado en su cara, haciendo una burbuja pegada a la nariz y la boca, haciéndole imposible respirar.

    El camarero, que estaba atento, agarró un trapo y se lo plantó en la cara. Estaba hecho de un material muy absorbente, consiguiendo atrapar muy bien el líquido. Antonio hizo una respiración profunda y miró al camarero con cara de agradecimiento.

     – Es la primera vez que visita el planeta, ¿verdad?

     – Sí, este es mi primer día en tierra. Sabía de la poca gravedad que hay aquí, pero me cuesta mucho hacerme una idea de que, algo tan cotidiano como beber, sea tan complicado.

     – Te explico, ¿ves que en el vaso, abajo del todo, hay una válvula? 

     – Sí.

     – Al apretar, el líquido sube lentamente, al soltar, baja. Es la mejor manera de no pelearse con un refresco flotante.

     – Ni me imagino entonces cómo tomar una ducha.

     – Vapor frío a presión, que con el calor se agradece. No sé cómo no os preparan para eso en la nave.

     – Se ve que variar la gravedad artificial es complicado. Te explican sobre el peso de la ropa y las suelas magnéticas, pero poco más.

     – Pues hay todo un manual para poder pasar una temporada por aquí, amigo.

    Antonio tardó un poco en aprender a usar el artilugio para la bebida. Con el bocadillo no hubo tanto problema, dio buena cuenta de él al momento. Tenía un sabor exótico, pero tradicional a la vez, aunque de primeras no se vio con fuerzas para aprender sobre la materia de la que estaba hecho. Había que reconocer que estaba bueno y eso le bastaba. Pensativo, Antonio se dio cuenta de que había algo más que hacer.

     – Por favor, ¿me puede decir donde está el baño?

    El camarero le miró con una discreta sonrisa y le respondió.

     – Me temo que estás de camino a tu siguiente aventura.

    Lord of the Lost – Raining Stars

    Anuncios