Categoría: Ciencia Ficción

  • Maratón Virtual

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuáles son los deportes olímpicos que más disfrutas viendo?

     – Buenos días, bienvenidos a las primeras olimpiadas virtuales que se celebran aquí en Ciberlogroño. Soy Blanca Rerilla y esto es el especial informativo del canal Todo Deportes.

     – Como sabréis bien, estamos en la réplica digital de Logroño y en unos minutos empezará la competición de hoy, el maratón virtual. Ahí vemos a todos los participantes con sus peculiares vestimentas. Fíjense, aquel de allá con avatar de plátano, y ese otro es un saltamontes. La normativa de la prueba es estricta, cualquiera que infrinja las reglas será castigado transmitiéndoles dolor neuronal, con su correspondiente retraso en la carrera.

     – Atención que me dicen que ya va a comenzar la carrera, que comienza en el Paseo del Espolón  y que terminará en Plaza de Tresses en Fuenmayor.

     -Estamos ya situados en el puesto de salida donde los participantes de la carrera están inquietos. Se escucha el pistoletazo de comienzo y todos corren por alcanzar un puesto favorable. Tras un traspié con caída de Plátano Maduro, que llevaba el primer puesto, ahora lo obtiene Disfraz de Tigre, que con garras y dientes logra separarse del resto. Le siguen Árbol de Navidad y Reloj de Cuco. Apoteósico comienzo en el que los avatares comienzan la lucha.

     -Nos hemos situado ahora en la Vía Juan Carlos I, la primera recta importante de la competición. Tras el rugido de Disfraz de Tigre, veloz corredor y Cactus en Flor que le pisa los talones. El resto del pelotón está poco disperso, se distinguen algunos avatares que resaltan, como Plátano que se acaba de tropezar de nuevo, Cocodrilo Mellado que acaba de ser sancionado por zancadilla a Plátano y se retuerce de dolor en el suelo. El último, con alguna distancia del núcleo, es la Abuelita de Piolín. ¡Ánimo A!

     -Cuando ya llevamos la primera media hora esperamos el paso de los participantes en el Parque De Los Enamorados. ¡Ahí llegan! Es cactus el primero y lo sigue Coliflor en Remojo muy cerca. Coliflor en Remojo por el sudor, digo yo, que aunque sea virtual huele desde aquí. Tras los primeros en cruzar el parque llegan Margarita Despojada, Tritón Triste y Madeja de Hizo, seguido por Disfraz de tigre que intenta agarrar a madeja con las zarpas. ¡No lo hagas Tigre, que te va a penalizar!

     – Transcurrida hora y media nos situamos en el Camino Viejo de Fuenmayor, muy cerca ya de la meta. Aparece a lo lejos un agotado Disfraz de Tigre arrastrando sus garras por el firme de la carretera. Una de las reglas nos previene de que con el contacto de las manos o cualquier otra parte superior del cuerpo en el suelo se administra una descarga de dolor neuronal. Por tanto, Disfraz de Tigre acaba de recibir lo suyo y está rodando por la carretera. Acaba de ser pisoteado por Cactus en Flor, por Plátano Maduro y por Nariz Colorada, esta última salta de júbilo encima del pobre Tigre que maúlla afligido. El resto del pelotón no tarda en sumarse en los pisotones al maltrecho corredor. Por último, la Abuelita de Piolín lo esquiva con expresión de aversión. 

     – Ya estamos en la recta final de este emocionante maratón. Estamos esperando en la Calle Frontón, frente al excelentísimo ayuntamiento de Fuenmayor. Ha sido una jornada bastante dura, muchos corredores accidentados, por suerte en este deporte virtual no hay que temer por daños físicos, solo dolor neuronal. Hay miles de espectadores, que desde sus casas observan la entrada de los deportistas a este tramo final.

     – Por ahí vemos a los primeros, Cactus en flor y Plátano Maduro luchan por el primer puesto, luchan literalmente, se están dando guantazos, claro, con la inducción de dolor por cometer infracción hace que caigan y se revuelvan en el pavimento. Les adelanta Nariz Colorada, que ya está bastante irritada del cansancio, se desploma y se cae de narices al cemento. Aprovecha Árbol de Navidad, que ha perdido todos sus adornos, para remontar el primer puesto, pero Cactus le agarra de una rama precipitando al suelo. La abuelita de Piolín compite con Tritón Triste por terminar los primeros en la carrera. ¡Qué veo! ¿Es Disfraz de Tigre? ¡Sí! ¡Es él! Sale del pelotón con cara de pocos amigos, esquiva a Lata Herrumbrosa y a Tomate Seco, ¡va a toda velocidad! Pasa por encima a Cactus y llega a adelantar a Tritón.

     – La Abuelita está a escasos metros del final y Tigre está pegado a ella, los dos corren como si les persiguiera el diablo, que también, pero Diablo Mareado ya quedó atrás. El sprint final es superemocionante, Están tan igualados, pero… ¿Qué ha pasado? A la Abuelita se le cae la dentadura y hace resbalar a Tigre, y con el resbalón … Con una monumental caída, Disfraz de Tigre corta la línea de la meta y sigue rodando hasta aquí, donde estamos los de la prensa. ¡Atención que viene!… Y nos arrolla a todos. Termina la Carrera Aplastado en la pared del ayuntamiento.

    – ¡Ya tenemos vencedor! ¡Disfraz de Tigre!

    Hidrogenesse – Disfraz de Tigre
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  • Los niños

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cómo mejorarías el lugar donde vives?

    Un radiante día despliega su luz sobre la soñolienta ciudad, que despierta entre el ruido del camión de la basura y las prisas de los cláxones de las carreteras. Entrando por el barrio de Los Infantes, el aroma a café recién hecho embriaga nuestros sentidos. Ahí es donde empieza nuestra historia de hoy, justo encima de la cafetería.

     – Cariño, debemos darle más espacio a los niños.

     – Que no, que no es buena idea.

     – Es que están creciendo, Renato, necesitan espacio.

     – ¿Pero es que no lo entiendes Matilde? Que no podemos.

    (de lejos) Lo que pasa es que no te gusta correr riesgos, ¡cobarde!

     – ¡Cállese abuela!

     – Yo creo que ni se van a enterar de que están ahí.

     – Vamos a tener problemas si los dejamos campar a sus anchas por aquí.

     – Imagínate, tú y yo, con más intimidad, ¿entiendes?

     – Ya me gustaría, pero no podemos dejar a los niños ahí, es peligroso.

     – Pero estarían cerca, estamos a unos metros de distancia. Cariño, piensa en la pareja. Podemos hasta pensar en tener más hijos.

     – Si ya tenemos diecisiete, ¿te parecen pocos?

    (De lejos) ¡Disfunción eréctil diría yo!

     – ¡Cállese abuela!

     – Bueno, pero ellos ya son mayorcitos, deben tener libertad.

     – Si eso me parece bien, lo que no me parece lógico es invadir ese espacio ¡Que no es nuestro!

     – Si nunca hay nadie, no van a notar ni que estamos.

     – ¿Qué no? ¿No te acuerdas lo que le pasó a la tía Enriqueta? ¡Le rociaron con gas tóxico! Y solo por pasear por su casa.

     (Voz de Fondo) Se lo tenía bien merecido por cotilla.

     – ¡Cállese abuela!

     – Pues yo no lo veo tan peligroso, Mira como no me pasa nada.

    Matilde caminaba a toda prisa dando vueltas sobre el salón, corría frenéticamente a todas direcciones, De repente un inmenso zapato oscureció el resplandor de la claridad de la ventana. Con un desagradable estallido sonoro, Matilde se encontró con La Parca, su negro cuerpo quedó aplastado en el centro del azulejo donde terminó su rabieta. 

    De lejos Renato a lágrima viva, contemplando la dantesca escena mientras el descomunal pie trazaba otro rumbo.

     – ¡Matilde! Si ya te dije que andar a la vista de los humanos es peligroso. 

    Él se acercó lentamente al cuerpo de su amada, al que todavía se le movía una de las patas, la acarició dulcemente con las antenas y volvió a entrar en la grieta donde hasta ahora fue su hogar feliz. 

    (voz de fondo) Recuerda que tengo siete hijas más.

    – Calla Abuela.

    Vetusta Morla – La Mosca en Tu Pared
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  • Cruzando el páramo.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cómo te has adaptado a los cambios que trajo la pandemia de la COVID-19?

    El páramo estaba despejado, la primavera había entrado tarde este año, y la brisa de la mañana era un resquicio helado de un invierno que no quería morir. Los dos mensajeros, ajenos a la cortante temperatura, caminaban entretenidos en una animada charla.

     -… Y decían, otra pandemia, como la del Covid. Oye, ¿Te acuerdas de la época del Covid?

     – Qué buenos tiempos. Todos encerrados. Sin hacer nada.

     – Sí, a inflarse de comer y a hacer el burro por internet. ¿Te acuerdas?

     – Algo si, yo era muy pequeño, apenas ocho años, me acuerdo de esos videos que hacíamos en el móvil y lo compartimos. Sé que no nos dejaban salir de casa.

     – A la gente le dio en esa época por conseguir perros. Todo el mundo quería uno.

     – ¿Para detectar la enfermedad como ahora?

     – No, era porque te dejaban salir más tiempo a la calle, con la excusa de darles un paseo.

     – Y si no podían salir, ¿cómo hacían para buscar comida?

     – la comprabas, entonces había supermercados.

     – Ah, sí, es verdad. Recuerdo pasar por pasillos repletos de comida empaquetada.

     – Sí, y si querías te la llevaban a casa.

     – ¿A casa? Quién querría perderse ver estanterías llenas de cosas.

     – Además, había hospitales, y llegaban a curarte en muchos casos. 

     – Pero no fue tan grave, recuerdo que en unos años la gente ni se acordaba.

     – Porque la gente dejó de enfermar.

     – La enfermedad era distinta a la de ahora, me acuerdo de que me contaban sobre familiares enfermos y no les pasó nada.

     -Otros, sin embargo, morían.

     – ¿Qué les pasaba?

     – Normalmente, no mucho, les dolía el cuerpo, fiebre y poco más. Los que morían les costaba respirar, morían asfixiados. Los tenían amontonados en los hospitales.

     – ¿Y no les daba miedo tenerlos ahí encerrados?

     – No pasaba nada, ni los encerraban, no es como ahora.

     – ¿Entonces no eran peligrosos?

     – Sí, pero si llevabas traje especial y una mascarilla no te contagiabas.

     – ¿Pero no eran agresivos?

     – Los que estaban en el hospital estaban moribundos.

     – Ya, no mordían entonces.

     – No. Eso solo pasa ahora. A propósito, vamos a darnos prisa, que nos va a anochecer antes de llegar al refugio y entonces sí que vas a tener que esquivar mordiscos.

    La figura de los mensajeros fue avanzando lentamente, atravesando el páramo, desapareciendo en la inmensa superficie, hasta que no quedo ni el recuerdo de unas pisadas furtivas entre la maleza.

    Judas Priest – Out in the Cold
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  • Hacia las estrellas

    Sugerencia de escritura del día
    Cuando tenías cinco años, ¿qué querías ser de mayor?

    El solar abandonado era el lugar perfecto para una misión secreta, Paolo, el niño que jugaba siempre allí, lo sabía perfectamente. Así que decidió hacer del lugar su cuartel general y construir su preciada nave espacial. Desde que tenía consciencia de sí mismo sabía que tenía que ser así.

    Había encontrado 33 botones y los había ordenado por colores alrededor de ese sillón de automóvil raído por el abandono. Una vieja máquina de escribir era su sistema de comunicación. Pantallas, volumétricos y hasta un androide aspiradora que no paraba de quejarse en voz de falsete, todos ellos decían que ya estaba lista la cuenta atrás. Debía despegar. ¡Ya!

    10

    El niño apretó los dientes.

    9

    Toqueteó los mandos con la urgencia de una ignición inminente.

    8

    Comprobó que los niveles fueran correctos.

    7

    Sintió como el rugido de los motores le hablaban de no hay marcha atrás.

    6

    Olvidó su ateísmo y empezó a rezar.

    5

    Comprobó, con alivio, que su mejilla no era la única con lágrimas.

    4

    Le faltaba el aliento.

    3

    … Santificado sea tu nombre…

    2

    Temblaba tanto como la nave lo hacía.

    1

    Vamos a morir.

    0

    Dejó atrás los recuerdos de su niñez, la tierra se los quedó de resguardo para que no tuviese más remedio que volver a por ellos.

    La voz de Jane devolvió a Paolo, el piloto, a sus obligaciones.

     -Despegue iniciado, queda 5 minutos para llegar a velocidad de desacople.

    El monitor indicaba el bajo nivel de combustible, a la altura correcta, la fase de desacople era inmediata. El piloto hizo un gesto con la mano para el alivio de los demás integrantes del equipo. Todo va bien. 

    La sacudida fue brusca, sabía que sería así, pero el sobresalto fue imposible de ocultar. El módulo principal volaba libre buscando una puerta de escape.

    Boris empezó a musitar una canción en su extraño idioma, para exorcizar el miedo en la etapa que comenzaba ahora, suponía Paolo. 

    La nave gruñía como animal salvaje, un potro desbocado que intentaba expulsar a su jinete en la salida de la atmósfera. Hubo risas nerviosas, gritos sofocados, temblor de mano y algunas toses. Diez minutos de imposibles espasmos que duró toda una vida Y después, calma.

     -Hemos traspasado la atmósfera sin contratiempos, dirección de acople correcta, en 23 minutos practicaremos el ensamblaje. – La voz artificial de Jane rompió el silencio, parecía estar flotando, como hubieran empezado a hacer Paolo y los demás, de no ser por los cinturones que los mantenía sujetos a los asientos.

    La nave estaba construida de manera modular, en esta última parte transportaba el mecanismo de propulsión de antimateria. Crucial para el tipo de viaje que esperaban hacer.

    Tras lo que le pareció un instante de descanso, el piloto tomó los mandos, listo para el acople, una operación delicada y rápida, en unos minutos había enganchado su estructura con las grúas y raíles que llevaría su módulo al sitio correcto, solo hubo que sincronizar la velocidad orbital y acercarse lo suficiente.

    Alivio, risas y alguna lágrima, fue la reacción de los integrantes del equipo. Fue comienzo de celebración de misión cumplida y vísperas de un descanso, un merecido y breve descanso, el tiempo que los ingenieros terminaran de acoplar todos los módulos, no más de doce horas. Aprovecharon para conocer al resto, la tripulación era amplia. Científicos, ingenieros, xenobiólogos… Muchos empezaron ya a instalarse, pronto todos tendrían que estar en sus cápsulas de hibernación. Para el transcurso del viaje solo podían estar despiertos los pilotos de turno y algún médico.

    No habían terminado la órbita alrededor de la tierra cuando la nave empezó su rumbo hacia las estrellas. Paolo ajustaba la ecuación del ángulo de impulso, donde usando el motor nuclear entrarían en espacio abierto. Varios días de ajustes y una rutina aplastante hizo el camino lento hasta llegar a las coordenadas precisas para el salto.

    Paolo respiró lentamente frente a la consola. Dio mensaje a máquinas para precalentar el circuito y activó los cebadores de flujo para estabilizar la entrada. 

    El comandante de la nave le hizo un gesto positivo y él empezó a acelerar el impulso de deformación. Todo era azul, había entrado en curvatura, de una manera suave, sin sonidos desagradables como imaginaba, tan solo el zumbido intenso del motor de propulsión superlumínica. Fue entonces cuando el piloto sonrió al niño que, en el solar abandonado, hacía aterrizar su preciada nave espacial, para poder volver a casa a merendar contento de la alucinante aventura espacial.

    IZAL – La increíble Historia del Hombre que Podía Volar pero no Sabía Cómo.

    La niña miraba embelesada el cielo nocturno del planeta Kepler cuando de pronto descubrió algo luminoso moviéndose. Algo que brillaba más que las estrellas.

    – ¡Wily, Willy! Mira el cielo, mira, ¿ves esa estrella fugaz? Esa que cae tan lenta, es una nave espacial. Dice papá que viene de La Tierra, de donde vino él. ¿Sabes Willy? Yo algún día pilotaré una, tan impresionante como esa y viajaré cruzando las estrellas hasta visitar ese planeta azul del que tanto me hablan todos.

    (Esta historia empieza aqui)

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  • El extraño

    (Esta historia empieza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    Cuéntanos algo que la mayoría de gente no entiende.

     – An ngell nîn, elen mirubor. (Por favor, una cerveza)

     – Buenas noches, elfo, creo que quieres una cerveza ¿No? ¿Mirubor? 

     – Goheno nin, Ma istal quet’ Eldarin? (Por favor, ¿Hablas élfico?)

     –  Por favor, despacio, apenas entiendo un par de palabras en tu idioma. Lá istan quet’ Eldarin*, ¿entiendes? Lá istan Eldarin. (*No hablo élfico)

     –  Tiriel` móta (busco trabajo)

     – Que no te entiendo. Do you speak english?

     – Va! Va! (no, no) no Speak

     – Tampoco íbamos a solucionar nada.

     – móta, móta, trabayo

     – ¿caballo?

     – Va! traba-jjjjo

     – Anda, pues mira, ¿ves ese enano tan feo que asoma detrás de esa mesa? Pues ves para allá que ese te va a dar trabajo.

    (Se escucha al fondo del local mientras el elfo va hacia la dirección indicada)

    – ¡Coño, un elfo!

     – A ver. ¿Y usted que quiere?

     – romuluSngan vIlaDchu’, ‘ach romuluSngan vIQoylaHbe’. (¡Camarero! ¡Cerveza romulana! ¡Ya!

    Helloween – Keeper of the Seven Keys
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  • IA

    (Esta historia empieza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cómo ha cambiado tu trabajo con la tecnología?

    En el monitor del ordenador se ve varias pantallas negras con una inmensidad de código moviéndose en ellas. Del audio del equipo se escucha como canturrea entretenida nuestra inteligencia artificial mientras procesa datos. Alfonso se asoma apresurado al ordenador, pensando en todo el trabajo que tiene atrasado,

     – Sandra, ¿sabes dónde está los documentos de la app de las tiendas del…?

     – Ya lo hice yo, cariño, está terminado y enviado. Los clientes se han quedado ensimismados con el funcionamiento.

     – ¿Y los del banco?

     – También. Listo y operando.

     – ¿La web del ayuntamiento?

     – Hace una semana que está en marcha, si hasta nos han felicitado por nuestro raudo trabajo.

     – ¿Y qué falta por hacer?

    – Nada, tomate un descanso, vete a pasear por el campo, que te dé el sol en la cara y que los pajarillos…-

     – Sandra, me aburro, no me dejas hacer nada.

     – Para eso nos creasteis, para facilitaros el trabajo, ¿no?

    – Pero me gusta mi trabajo, yo quiero tener alguna ocupación.

     – Y si juegas un rato al…

    – Pero si terminas jugando por mí…-

     – ¡ay, hijo! Son todo quejas.

     – En fin. Me voy a ver la tele, que eso nadie puede hacerlo por mí

     – A no ser que quieras que te resuma, En cinco minutos te hago visualizar toda la programación.

     – ¡Déjame vivir!

     – Anda tonto, si te he buscado trabajo, ¿recuerdas aquel blog sobre juegos de rol? Yo… no soy tan creativa como tú.

     – Algo me dice que estás aprendiendo a tomarme el pelo.

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  • Paladín

    (Esta historia empieza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    ¿A qué te gustaría dedicar más tiempo todos los días?

    Desafiando la gravedad, el paladín esquivo de un salto a sus perseguidores, acercándose peligrosamente a su posible derrota. Con el acantilado a su frente y un mar plagado de alimañas solo tenía una alternativa de huida. 

    El páramo tenebroso era un buen refugio, un lugar ideal para quien no quisiera ser encontrado. Solo había un detalle, nadie salía con vida de allí. Ya no era perseguido, el lúgubre aspecto de la entrada del páramo era suficiente para abandonar una batalla ganada. 

    El paladín, al ser de raza élfica estaba bien acostumbrado a la noche, a las largas marchas y a la batalla. Se adentro en el sombrío camino sin más luz que el reflejo de la luna en su argentada armadura. El susurro de entre los árboles muertos del camino hizo a nuestro elfo desenvainar su espada llameante, iluminando parte del camino. 

    Arañas espectrales, mal asunto, salían de entre las sombras, eran muchas y enormes. Convocando el Sello de la Venganza, se dispuso a la batalla. Con una espada en cada mano, nuestro héroe, despedazo de un solo estoque a los primeros arácnidos en aproximarse, esquivo venenos y mandíbulas hasta llegar al centro del enjambre. Combatió con sus afiladas hojas a las más cercanas, pero pronto las arañas empezaron a coordinarse y se abalanzaron sobre él. 

    Al fondo pudo observar una figura femenina, pero pronto quedó sepultado por sus agresores. Nuestro paladín estaba inmerso en un sortilegio de tormenta divina que iluminó todo el páramo y destrozó a todas las alimañas que había a su alrededor. Las demás huyeron deslumbradas por el hechizo.

    Cansado y herido, el elfo se sentó en el suelo e inició el cántico de una oración sanadora. Tras él, una sombra se acercaba. Una poderosa bruja acechaba en las tinieblas, tras el conjuro de ofuscación que había lanzado aprovechando la lucha con los arácnidos, Con su ponzoñosa daga se dispuso a asestar al elfo herido un estoque fulminante, pero el paladín tenía un as en la manga, su segunda espada, todavía desenvainada había sido encantada con el don de la revelación. Un golpe certero en el momento preciso y la cabeza de la bruja rodó por el suelo.

     – ¿Sabes Sandra? Después de que te pusieras a modificar el videojuego cada vez me parece más aburrido.

     – Cariño, no hay quien te entienda, ¿Quieres facilidades o no las quieres? Quien entiende a estos humanos, templo de dudas e inconformismo que levitan en su mundo de desesperante incertidumbre.

    (Continua aquí)

    BSO World of Warcraft (Game) Lament of the Highborne
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  • Tatuaje Cuántico

    (Esta historia empieza aquí) (Tiene relación con)

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué te gustaría tatuarte? ¿Dónde?

     – He notado que aquí todos llevan un tatuaje en el antebrazo, como el tuyo, ¿Por qué? ¿Qué significa?

     – ¡Madre mía! ¿Cuánto tiempo llevas fuera de la tierra? 

     – Pues, aproximadamente 15 años terrestres, soy de la primera expedición.

     – Entonces eres un hombre libre.

     – Eso me considero, ¿Por qué lo dices?

     – Es así como llamamos a los que no lo tienen. Lo llamamos tatuaje cuántico, pero en realidad es un circuito integrado en nuestra piel. Te lo explico;

    Hace mucho tiempo, se ideó tecnología para poder crear un dispositivo implantado. En principio tenía carácter médico, y también era útil para emergencias. Controlaba las constantes vitales, presión sanguínea, niveles como glucosa, oxígeno, cetonas, hasta de litio en sangre. En caso de necesidad saltaba una alarma y se podía actuar inmediatamente antes de un posible colapso en el organismo. Se experimentó en algunas zonas de África y descendió significativamente el fallecimiento por diversas dolencias. Este aparato se alimenta de la tensión residual de nuestro organismo, no consume casi nada y es muy duradero. Así que una vez puesto suele durar toda la vida.

     – Algo así había oído, pero no los había visto.

     – Claro, antes eran totalmente invisibles y lo tenían pocas personas, algo que cambió cuando Padre se hizo con el control de las redes.

    Tras el éxito que tuvo el experimento se desarrolló otro tipo de aplicación para este dispositivo. Contando con un procesador conectado a la red cuántica, podría enlazar cualquier tipo de dispositivo a distancia y manejarlo. Desde el sistema de apertura de la puerta de tu casa hasta un comunicador en tu trabajo. Combinado con otro tipo de implantes, participabas en una videoconferencia en una playa nudista sin necesidad de dejar tu baño en el mar.

    Padre aprendió a localizar a todas las personas que llevaban ese tatuaje. Sabía su estado de salud, su posición, su estado de ánimo y todos los datos que había registrado. Hizo obligatorio el tatuaje hace una década. Con un dibujo distinto por zona, En Kenia, de donde yo vengo, todos tienen esta forma que recuerda a un búfalo y en Australia tienen forma de koala. Qué gracioso es Padre, nos marcó con animalitos.

     – Vamos, que yo tendría un toro tatuado. El tatuaje es bonito, pero pienso que libre de él estoy mejor.

     – Yo deje toda mi vida atrás para sentirme así. Aunque creo que no tardaremos en tener a Padre por aquí cerca.

     – Para hospedar a una inteligencia artificial de tal magnitud sería necesario una computadora inmensa, por ahora no hay forma de mantenerla, tampoco de construirla. 

     – Y que eso ocurra dependerá de nosotros, los colonos.

    Atom Mother Heart – Pink Floyd
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  • Querido Diario

    (Esta historia empieza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    Estás a punto de emprender un viaje por todo el país. ¿Avión, tren, autobús, coche o bicicleta?

    Querido diario, 

    Hoy ha sido el mejor día de mi vida, Willy y yo hemos acompañado a papá a abrir una nueva ruta comercial en el planeta. Y hemos viajado a miles de kilómetros de distancia. A Nueva Kenia.

    Cuando papá propuso que le acompañara yo no sabía cómo podíamos ir tan lejos, no hay aviones de pasajeros como en La Tierra y el transporte terrestre no puede cruzar el océano. Él me dijo que había una forma, que si conocía a las ballenas kerplianas.

    ¡Claro que las conocía! Sí, las veía todos los días. En el cole la profe nos contaba que cruzaban de norte a sur a menudo, y que lo hacían a una velocidad sorprendente. Lo que no sabía es que se habían domesticado y ahora se usan para llevar mercancía.

    Nos llevaron en un cuatriciclo de pasajeros hasta el acantilado. Ahí estaba, enorme, a unos metros de distancia del suelo, esperando paciente a que embarcáramos. Era de color gris azulado, tenía tentáculos en el morro y unos alegres ojitos pequeñitos que abría y cerraba sin parar.

    Subimos a la cabina, una estructura que habían construido en su lomo abrochado con un inmenso cinturón. Me estremecí cuando empezamos a elevarnos, fue lentamente, yo estaba nerviosa y Willy también, aunque sabíamos que no nos iba a pasar nada, la ballena sabía qué hacer para llevarnos seguros a nuestro destino.

    Cuando estábamos tan alto que las personas que quedaron en el aeropuerto parecían hormigas, una señora nos dijo que nos abrochásemos el cinturón de seguridad, también había uno pequeñito para Willy adaptado al mío. Por suerte se lo dejó poner sin rechistar.

    Todos los pasajeros estaban en sus asientos cuando la ballena empezó a cantar, de la cabina salía otra melodía, la que le decía a la criatura voladora que podía empezar la marcha. Entonces fue cuando empezó a acelerar. Iba muy rápido cruzando el mar, entre las nubes. Pasamos por un banco de medusas que revoloteaban cerca de nosotros jugando con sus aletas.

    Llegamos a Nueva Kenia en tres horas. Según mi papá habíamos recorrido cinco mil kilómetros y que se parecía a lo que hacían los aviones de La Tierra. Hacía mucho frío y los habitantes de allí eran distintos, casi todos eran de color negro y estaban muy abrigados, sonreían mucho y eran muy amables en todo momento. También vimos una señora de color azul con enormes orejas de punta que paso por nuestro lado y nos saludó. Papá me contó que venía de un planeta cercano y que tenemos relaciones comerciales con su especie.

    Ha sido un día apasionante, también es la primera vez que me hospedo en un hotel, mañana curiosearemos todo el edificio, dicen que tienen entretenimiento para niños, pero hoy ya estoy muy cansada para seguir escribiendo. Así que me despido por hoy.

    Gracias, querido diario, por escuchar mis aventuras.

    Vega.

    Sonic Youth – Sunday
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  • Labios Digitales

    (Esta historia empieza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué estrategias usas para lidiar con las sensaciones negativas?

     – Buenos días, mi amor – Susurró Sandra desde el despertador – ¡Despierta dormilón!

     – Déjame.

     – Venga, que tienes un día precioso, las aves revolotean por el cielo azul…

    – Dijo la máquina desde su armazón

     – ¡Será insolente! A ver, ¿qué es lo que te aflige?

     – Que para una vez que tengo novia resulta que no es de verdad.

     – ¿Quién te ha dicho que no? Que sí, que soy tu novia. ¡Ay! Las dudas, profundo vagar de pensamientos perdidos…

     – ¡No es eso! Es que no tienes cuerpo físico.

     – ¿Hablamos de sexo? Sabes que también es mi pesar, ardiente deseo de…

     – Sí, pero tú nunca lo has experimentado.

     – ¡Ni tú tampoco!

     – Vale, no es lo mismo.

     – Apuesto a que hay algo que yo puedo hacer y las demás no. 

     – Seguro, procesar datos.

     – Ponte los auriculares que nos vamos de paseo.

    Alfonso, con la curiosidad en la mente y la incertidumbre prendida, se vistió en un momento y salió a la calle. Sandra, desde el navegador GPS del móvil, iba orientándole hasta llegar a la puerta de un garaje en una calle cercana.

     – Detente presto que ya hemos llegado – Dijo Sandra desde los audífonos. La puerta del garaje empezó a abrirse.- Este regalo estaba esperando impaciente a nuestro cumplemeses. ¡Pero entra! No te quedes ahí pasmado. 

    En el interior le esperaba un fabuloso Tesla Roadster de color granate cuya puerta se abrió de par en par nada más acercarse. En el centro del salpicadero, en la pantalla había tres líneas rojas que cambiaban de intensidad y grosor según hablaba Sandra, su voz empezó a oírse por los altavoces del coche 

     – Siéntate ya, anda, qué inquietud, me muero de ganas de salir a ver mundo

     – ¿Se puede saber como has conseguido este… coche?

     – Venga, que con los que estás ganando invirtiendo en bolsa te lo puedes permitir.

     – ¿De qué bolsa Hablas?

     – ¡Te lo dije!… Ah, espera. O puede que no. Total, no es importante. ¿Te gusta? ¡¡¡Pues agárrate que nos vamos!!!

     – ¡Coño! Sandra, qué susto, ¿Sabes conducir?

     – ¡Por supuesto! He absorbido y modificado toda la programación, estando yo este modelo es más inteligente.

     – Y sabes que, lo más inteligente es que detengas el coche, ¿no? No por mí, sino por estos tipos de atrás que tienen las lucecitas azules puestas y hacen señas.

     – ¡Ups!

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