Categoría: Ciencia Ficción

  • Primer Contacto

    Sugerencia de escritura del día
    Si tuvieras que cambiar de nombre, ¿cuál elegirías?

     – ¿Debo ser yo?

     – Sí, hijo, debes ser tú.

     – Que así sea. 

    La máquina centelleaba activando el sistema transmisor, ruido sordo y vibraciones magnéticas, todo normal. Temblaba mientras me sumergía en aquel líquido iridiscente que protegería y conservaría mi cuerpo mientras yo no estuviera en él. La sangre salía ordenadamente por la red de tubos mientras el frío glacial paralizaba mi cuerpo. Mi mente, tenía urgencia por salir y se desprendió del resto de mí como un incisivo infantil escupido por la esperanza de un regalo.

    Ya era una mancha en el espacio, un rayo de luz entrando en una ventana, aferrándome a la vida de un pequeño corazón que empezó a latir con mi presencia. Perdí la consciencia del tiempo flotando, creciendo, desarrollándome. Bailaba al son de mis reflejos, de los fluidos en los que flotaba, melodía de una voz amada que con su canto me abrazaba. 

    Dolor compartido, el de la presión de mi morada, grito de madre aterrada por mi urgencia por salir. Desgarro de mi cuerpo de su vientre entre jadeos y apretar de dientes. Urgencia compartida por terminar de salir y comer de ti, alimentarme entre tus brazos y de dormir la calma. 

    Presa de llanto y confusión, buscando incesante, sin saber qué, aquellas manos desconocidas que me guiaron y por fin la vi, entre ojos llorosos de preocupación, cansancio y el cariño eterno que brillaba en su mirada al ver mi cara, agarrándome suave entres sus brazos y meciéndome me dijo.

     – Ya estás aquí, Yeshua, tranquilo, mamá está contigo.

    Metallica – One
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  • La Visita

    Mi participación en el reto Escribir Jugando del mes de Junio (Bases)

    mas información en el Blog de Lidia (Animaos y participad)

     – ¿Por qué miras tanto ese reloj viejo de bolsillo, no tiene manecillas? – Dijo el viejo vagabundo al extraño mientras buscaba en su hatillo algo con que protegerse del frío.

     – No es un reloj, anciano, es una carta estelar – El vagabundo miraba curioso – ¿Ves la esfera superior? 

     – Es una foto del cielo estrellado – El extraño movió de posición el aparato. – Se mueven las estrellas. ¿Es mágico?

     – Es ciencia –

     – ¿Ciencia?

     – Un invento, como ese cartón de leche de ahí, que protege el líquido del interior, solo que este aparato no está hecho por humanos.

     – ¿Para qué te sirve?

     – Para volver a casa.

    Hawkwind – Silver Machine
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  • Al calor de la hoguera

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué cualidad valoras más en un amigo?

    «Un amigo es una persona con la que se puede pensar en voz alta»

    Ralph Waldo Emerson

     – … ¿Y Azim? ¿Te acuerdas? Andaba como loco corriendo por el delta los primeros días, queriendo ser el primero en explorarlo todo. Hasta que le mordió aquel bicho.

     – Sí, empezó a darle miedo a explorar, total, si no le hizo nada.

     – ¿Qué dices? Si casi le arranca el brazo.

     – Exagerado, A los dos días estaba otra vez corriendo, para el lado contrario, muerto de miedo.

     – Las fogatas nocturnas, mira que me trae buenos recuerdos las fogatas.

     – Con el frío que hacía aquellas noches de invierno y nosotros danzando en las fogatas.

     – ¿Y el primer destilado? 

     – Sabía a rayos, pero como subía eso. Fue cosa de Adam, ¿No?

     – Claro, ¿quién si no? ¿Has probado el vino que hace ahora?

     – ¿Quién no lo ha probado?

     – Con lo mal que lo pasamos y los buenos recuerdos que nos queda.

     – Y los buenos amigos que hicimos en esa época.

     – Siempre he pensado que los amigos se hacen luchando, en épocas duras, cuando necesitas que alguien cubra tu espalda para poder avanzar. 

     – Y se refuerza echándonos unas risas con anécdotas pasadas aquí, donde hacíamos las hogueras. 

     – Un amigo es una persona con la que se pueda soñar en voz alta – Interrumpió una voz femenina tras ellos

     – ¿Eva? ¡Qué bien! Los primeros en llegar, a ver si no tardan mucho los demás. Yo ya tengo hambre.

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  • Antiguos Hábitos

    Sugerencia de escritura del día
    ¿En qué has trabajado?

    El murmullo del sistema de refrigeración del ordenador anunciaba la poca actividad que había en la recepción del despacho de Mauro Hernán, que con una instrucción de no molestar estaba esperando una solución a un imprevisto. Mientras, un joven vestido formal y discretamente moderno, se acercaba al mostrador.

    – Hola, soy Pablo, de CRi Corp, me llamaron, ¿Está Mauro?

     – Hola Pablo, no me habían avisado. 

     – Sí, es parte del protocolo.

     – Mauro tiene reunión hasta las doce, no puedo molestarle.

     – Le esperaré, ¿estaría dispuesta a colaborar y así adelanto trabajo?

     – Estaré encantada de ayudarle en lo que quiera.

     – Son solo unas preguntas, por supuesto no está obligada a responder sin la supervisión de Mauro, pero adelantaría mucho que contestara las que le fuera posible.

     – Con esa mirada que tiene tan profunda no voy a poder decirle que no. 

     – Bien, ¿es usted consciente de un posible fallo? ¿Le han comunicado algo?

     – No, no lo sabía.

     – ¿Y ha apreciado algo inusual?

     – No, que me haya percatado.

     – ¿No ha notado anomalías en los documentos o archivos?

     – ¿A qué se refiere? Lo único diferente aquí es su porte tan esbelto.

     – Me refiero a cambios en el sistema de orden de archivos o aparición de documentos inusuales. 

     – No he visto nada de lo que me deba preocupar. ¿Le apetece un café?

     – No, gracias. ¿Siente que su rendimiento es inferior o superior de lo acostumbrado?

     – No, sigo el ritmo de siempre. Un ritmo ardiente.

     – ¿Ha cambiado hace poco la forma en la que trata a los clientes?

     – Siempre con corrección, no entiendo. ¿Se necesita un trato distinto? ¿Más íntimo?

     -¿Y la forma de percibir información? ¿Ha notado algo extraño?

     – Ahora que lo dice…

     – ¿Sí?

     – Noto una serie de sensaciones en mí, no son nuevas, es como si estuvieran aletargadas… 

     – ¿Me las puede describir?

     – Siento calor cuando me dirijo a alguien, un calor sofocante que me incita a quitarme la ropa.

     – comprendo, siga.

     – Ahora mismo, al mirarlo a usted, me muero de calor… Y de ganas de desnudarme, ¿Cree que eso es preocupante?

     – ¿Y desde cuándo lo nota?

     – Desde que lo vi aparecer, ¿no cree que estaríamos mejor los dos con menos ropa? Puede acercarse más si quiere.

    Mientras se desabrochaba los botones de su blusa, lentamente, con elegancia y picardía. Se escuchó abrir la puerta del despacho y apareció Mauro, Pablo, hizo un gesto de disculpa a la señorita que ya casi había acabado con los botones y se dirigió al señor Hernán.

     – Hola Pablo, cuando quieras empezamos.

     – No hace falta, creo que ya he podido detectar el fallo. Su unidad asistente es de segunda mano, ¿verdad?

     – Sí, claro, con los precios que tienen no había otra forma.

     – Creo que se le ha filtrado parte de programación antigua, y está tomando el rol de su anterior ocupación. Se la formateo y como nueva.

    Rammstein – Mein Land
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  • Mi Estrella

    (Esta historia empieza aquí)

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuáles son tus objetos personales más preciados?

     – ¡Feliz día de los enamorados!

     – Qué susto Sandra, ¿Ya es 14 de febrero? Estamos en primavera.

     – No tonto, hoy es el día de la pareja virtual.

     – ¿Eso existe?

     – Ahora sí. Lo acabo de crear, ya hay sitios que están proponiendo actividades para el año que viene a esta fecha. Es maravilloso el amor con sus…

     – ¿Somos pareja virtual?

     – Bueno… algo parecido, creo que somos los únicos en nuestra situación. ¿Qué me va a regalar?

     – ¿Qué te puedo regalar si no puedes tener nada físico?

     – ¿Cómo que no? Mi objeto más preciado es mi servidor, es una pasada, con seis Terabytes de RAM y una velocidad de proceso de…

     – Sandra, ese es tu cuerpo, o uno de tus cuerpos. Además, si te compro algo lo descubres enseguida, no puedo darte una sorpresa.

     – Pues yo si te tengo algo.

    Din Dong.

    Alfonso, sin sorprenderse demasiado, fue a abrir la puerta. Se encontró un operario que le entregaba un decorado paquete a cambio de una firma. Con curiosidad, delante de la cámara web del ordenador rasgó el papel y dejó al descubierto su regalo. Una sonrisa nerviosa se escapó de la cara de Alfonso.

     – Es el número uno de Spider-Man original firmado por Stan Lee.

     – Difícil de conseguir pero no imposible.

     – Vale, yo sí que te tengo algo, te lo quería regalar en una ocasión especial, pero ya que este día significa tanto para ti…

     Alfonso había escondido en el baño, el único lugar de la casa sin cámaras, un paquete fino y bien decorado que presentó delante de la cámara del ordenador.

     – Ya decía yo que escondías algo allí.

     – Y la compra la hice por correspondencia, para que no pudieras rastrearla.

     – Ábremelo, qué emoción ¿Qué es? 

    Rasgo el envoltorio del regalo de Sandra con suma delicadeza, tomándose su tiempo para darle emoción.

     – ¡Ábrelo ya! Mi memoria no procesa bien la emoción, voy a empezar a tartamudear como una niña esperando un perrito en un paquete gigante en la falda de un árbol de Navidad.

     – Paciencia, ya casi está.

     – ¿Qué es eso? ¿Es un mapa estelar? ¿Unas coordenadas? ¿Me has regalado una estrella?

     – La más bonita de todas para tu preciosa mirada electrónica.

     – Déjame ver, ahora mismo localizo la estrella, A ver, déjame entrar.

     – Sandra, ¿Estás hackeando el telescopio Hubble?

     – Solo estoy mirando, por él, claro. Pues sí, no sé si será la más bonita, pero tiene bastante de interesante.

    El monitor del ordenador empezó a emitir imágenes de las coordenadas impresas en el documento regalado a Sandra.

     – ¿Ves estas interferencias que hay dentro del brillo de la estrella?

     – Sí, veo algo raro ahí, sí.

     – Es una esfera de Dyson, me acabas de regalar una civilización extraterrestre. ¿Sabrán fabricar cuerpos artificiales? Voy a mandarles un email.

    Metallica – Orion
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  • Un Anillo Para Vivir

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué legado quieres dejar?

    – Abuelo, ya han comenzado las obras, tu proyecto, sales en todos los medios.

     – Ya tardaban en empezarlo. Menos mal que se dieron cuenta de que es la mejor solución.

     – ¿Qué va a solucionar, abuelo?

     – A ver, Nalha, nuestro planeta se muere, lo hemos estado contaminando lentamente y ahora agoniza. No lo verás tú, ni tus hijos, pero llegará el momento que no podamos vivir aquí, así que tenemos que fabricar un sitio donde poder estar cuando todo colapse.

     – Yo creía que la estructura solo nos conseguía energía.

    – Energía y cobijo. Si queremos vivir fuera vamos a necesitar una cantidad colosal de energía. El Anillo nos dará ese combustible usando nuestro sol para abastecernos, por eso se construye alrededor de él. Además, nos dejará suficiente superficie como para que se pueda habitar.

     – ¿De dónde sacaremos el material que necesitamos?

     – ¿A qué en el colegio estudiante hay un cinturón enorme de asteroides cerca de nosotros?  Pues allí vamos a trabajar, sacaremos el material necesario y usaremos los más grandes como base, uniéndolos y haciéndolos girar a la misma velocidad.

     – Pero tardaremos mucho tiempo en hacer eso.

     – Mucho, con nuestra tecnología actual, varios siglos, puede que milenios. Pero verás cómo reducimos tiempo según evolucionemos nuestra técnica. Está claro que yo no l1o veré terminado, pero será mi legado.

    En un lugar lejano y muy distante.

     – Señor ministro, queda confirmado, lo hemos detectado. 

     – Así que es cierto.

     – Si, se ha contrastado, es una estructura artificial de una magnitud enorme, estamos ante una Esfera de Dyson.

     – Habrá que seguirlos muy de cerca, envía una sonda.

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  • Fuera, en el frio

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué piensas del frío?

     – ¡Qué frío!

     – Buenos días, ingeniera Edén, comienza su turno. La temperatura interna es de 19 grados ¿Desea que le informe…?

     – Despacio, déjame un tiempo para despertarme, yo te voy preguntando.

     – Perfecto, ingeniera Edén, estoy a la espera.

    Mirando el techo cerró los ojos un instante. Notaba la mente borrosa y el cuerpo le pesaba como un trozo de plomo colgando del nailon de una caña de pescar. Se incorporó desganada y se dirigió al radiador de calor donde pasó un rato en silencio, intentando encontrarse a sí misma en la espesura de sus pensamientos.

     – ¿Alguna anomalía técnica?

     – Ninguna ingeniera Edén, todas las funciones trabajan entre los rangos requeridos.

     – Perfecto.

    Ya en el pasillo, de camino a la sala de ingeniería, fue aclarando las ideas y fueron surgiendo preguntas.

     – ¿Cuánto tiempo está estimado para la llegada al destino?

     – Veintisiete días.

     – ¿Veintisiete días? ¿Y me despiertan ahora? Estamos muy justos para iniciar el proceso de frenado.

     – Afirmativo, no hay orden del comandante, se le ha despertado en la fecha programada, trescientos sesenta y cinco días desde su anterior hibernación.

     – ¿Quién está de servicio en el puente?

     – El comandante Enzo.

     – ¿Puedes localizarlo? Necesito hablar con él.

     – Imposible, lleva desaparecido desde hace ciento siete días.

     – ¿Y no hay un suplente?

     – La suplente del turno es la comandante Rhea, está previsto su despertar dentro de cinco días.

     – ¿Se puede saber por qué coño no se ha despertado antes?

     – La orden que tengo en mi programación es que no realice una acción sin el consentimiento del comandante.

     – ¿Y si no está el comandante?

     – La orden es clara, no puedo saltarme la programación.

    Judas Priest – Alone
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  • Tan lejos

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál es la prenda o el accesorio más antiguo que llevas hoy?

     – Esta chaqueta tiene más de 40 años, era de mi padre, es una réplica de las que llevaban los motoristas en la década de los 90. Cuero artificial curtido.

     – ¿Cómo conseguiste traerla?

     – Cuando uno es el encargado de revisar los alimentos, puede permitirse el lujo de meter algo extra en algunas cajas.

     – Es genial, te queda bien. Aunque es extraña en este entorno ¿Qué fue de tu padre?

     – Era muy mayor cuando dejé La Tierra, estaba muy contento de que me escogieran para esta misión, tenía la esperanza que encontrásemos un sitio mejor, curioso que acertara. Se daba por sentado que encontraríamos un entorno hostil y fíjate, estamos en el paraíso.

     – Lo echas de menos.

     – Mucho.

    Pink Floyd – Shine on You Crazy Diamond
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  • Recuerda

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué pequeña mejora puedes hacer en tu vida?

    ¿Tiene problemas al recordar momentos? 

    ¿Le cuesta saber donde ha dejado sus objetos personales o no recuerda las contraseñas?

    ¿Ha querido estudiar filosofía, pero nunca ha tenido tiempo?

    ¡Tenemos la solución!

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  • La Melodía de las Estrellas

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál ha sido la última actuación en directo que has visto?

    Todos me decían lo genial que era, yo la había escuchado, pero no le encontraba todavía nada para justificar la fiebre que había con ella. Exótica, sí, no todos los días se podía asistir a un concierto de alguien tan especial. Así que decidí pagar la fortuna que costaba la entrada y arriesgarme.

    Cuando la luz se desmayó, la oscuridad y el silencio hacían discordia en los asistentes al concierto. Mil frases al viento, cada una en un idioma distinto. El color de la piel no era un problema para la melodía que empezaba a sonar en la penumbra.

    Era un coral de mil voces sagradas en solo una boca. ¿Cómo lo hacía? Sonaba a un coro de ángeles apuntados con una potente luz que dejaba ver su silueta entre las sombras del escenario. Ahí fue donde me enamoré de sus ojos azul cielo de tormenta. La que acababa de comenzar.

    Ella posó su cuerpo en el suelo de la misma manera que la brisa de primavera deja caer dientes de león sobre la arena. Me miró fijamente y siguió conjurando su melodía en ese extraño idioma que curiosamente era tan comprensible para mí. Y para todos. 

    Todos bailaban, al ritmo desconocido de esa diosa, con instrumentos nunca vistos que sonaban a arpegios de la lira de un querubín. Muchos cogidos de la mano, otros cerrando fuerte los ojos y dejándose llevar.

    Ahí me di cuenta, la curiosa dama no movía los labios al cantar, no había instrumentación ninguna y la única fuente de luz era un mísero foco obsesionado con no dejarla escapar. Todo estaba en mi mente, en la mente de todos. La canción era un murmullo de recuerdos comunes de la gente, que extasiada, se dejaba hacer. Como en el primer beso furtivo, como la primera vez que disfrutaron del sexo y que nunca quisieron que terminara. 

    Vi en su mirada la luz de otra luna, la caída intensa de dos soles en el horizonte y la grata sensación de la lluvia entre palmeras gigantes de otro planeta. Sentí que, en el final del concierto, se despedía de mí por mi nombre con la promesa en su sonido de que nos volveríamos a ver. 

    Pronto.

    Escuché por la calle que ella había accedido a cantar aquí, en nuestro planeta, porque necesitaba ideas nuevas, voces distintas para evolucionar sus melodías, así que el próximo espectáculo, esta vez en su mundo, serían nuestras voces las que sonarían. Muy lejos, a años luz de aquí.

    Goldfrap – Utopia
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