Categoría: amor

  • De como esquivar tu sonrisa.

    Te quise olvidar tras esa noche enferma, pero siempre recordaré aquella mirada. 

    Tú me mirabas, pícara, discreta, sabiéndote guapa. Yo no quise desafiarte en mi suerte, pero sí tejer nuestra coincidencia. Tropecé a tu vera, te reíste cautivada y ya no necesité nada para perderme en tu hoguera. Yo bailaba patoso en un intento de fascinar, tú tintineabas deslumbrante, ansiosa por cazar, y en el desfile de agasajo, genio y ron, y me convertí en la presa de tu verde mirar.

     No sé si mi destreza en colarme en bocas de otros, o mi caminar pegado danzándote el pelo con la punta de los dedos, fue el mar refugio de tu cabello quien me dio valor para colgarte en mi cuello. Y no hubo más que hablar, rocíe de tinta mis versos al contar el giro de tus caderas entre mis manos, hasta que me dijiste: “vamos, llévame contigo, al exilio entre tus brazos”

    Ansiamos oscuridad, amándonos en los rincones al pasar, buscamos paz para la guerra, gritos para disimular aislados. Caricias para empezar el pecado, caricias para acabar empapados, misterio para los demás. Para nosotros, el cielo, la luna, para despistar.

    Y nos hicimos fuego, prendimos el cielo.

    La marea borró nuestro momento, llevándose las cenizas de nuestros cuerpos. Las prisas por volver con ellos, las risas se hicieron eco y tu mirada se hizo a la mar y asesinó lo eterno.  

    Te quise olvidar luego, pero las olas me traían el viento, de lo que fue cierto tan solo para poder soñar, que tu perfume quedó impregnado en mi pelo y allí quedó inmortal el regalo que tu piel me ha dado y que ya no volverá.

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  • En OVNI

    Sugerencia de escritura del día
    Estás a punto de emprender un viaje por todo el país. ¿Avión, tren, autobús, coche o bicicleta?

     – Fíjate lo curioso que son los humanos, Gñorf.

     – ¿Qué andas investigando esta vez, Wgñerf?

     – Tienen una forma de reproducirse de lo más interesante.

     – Pues será como la de los demás animales del planeta, supongo.

     – Bueno, sí, al fin y al cabo un sujeto introduce un miembro dentro del otro sujeto y le escupe un chorro de células incompletas que compiten en una maratón para fecundar o morir. Lo apasionante es el comportamiento sexual.

     – ¿Qué hay de particular?

     – ¡Uff! Es muy complejo, Gñorf. Existen muchos géneros, varios tipos de orientación y todos tienen una interrelación de lo más compleja. Fíjate, ¿Ves ese humano? 

     – ¿El del holograma? Sí, claro.

     – Pues se llama Andrea y es del género femenino, pero ella se siente masculino, así que gracias a la tecnología humana la han podido transformar y ahora se hace llamar Andrés.

     – Como quien cambia de traje, no le veo gran inconveniente, nosotros cambiamos de forma y no pasa nada.

     – Resulta que a Andrés le gusta una humana que se llama Rosanna, que es hembra, pero le gustan las hembras y, ya que Andrés es algo femenino, se han propuesto tener descendencia. Algo imposible, ya que entre los dos no pueden.

     – ¿Por qué no?

     – Pues porque la tecnología humana no produce una transformación completa, en este caso le faltarían los órganos internos masculinos.

     – Vale, ¿cómo solucionan esta ecuación de carácter sexual?

     – El factor z es Javier, amigo de toda la vida de Rosanna.

     – Es el masculino faltante, ¿no es así?

     – No, él es demisexual, birromántico y antroxesual. Con Rosanna ha acordado la fecundación, pero con condiciones.

     – ¿Qué se repartan los vástagos a partes iguales?

     – No, que en el proceso copulativo también participe su pareja.

     – Vale, y qué condiciones impone.

     – Se llama Anabel y el pansexual poliamorosa, quiere que Andrés también participe.

     – ¿Y qué problema hay?

     – Que Andrés no quiere participar en el acto si está Javier, que Rosanna se inhibe si está Javier y necesita el vínculo afectivo de su amiga María.

     – Vale, ¿cómo solucionaron esto?

     – Pues todos juntos en un cuarto oscuro.

     – ¿Y fueron felices y comieron perdices?

     – Bueno… Andrés y Anabel se hicieron más que amigos y se fueron a vivir a Marbella. Javier ahora está con Rosanna y María fue la única que fue fecundada, que como ella no quería tener descendencia, ahora ejerce de vientre de alquiler. Por lo demás, Anabel es vegana, así que no come perdices, que ahora tiene una relación abierta con Sandra.

     – ¿Quién es Sandra?  

     – La vecina, que se fue a quejar porque había mucho ruido y se quedó a participar.

     – Todo esto es como el fútbol de segunda división, ¿verdad?

     – No, la realidad del deporte es más complicada aún.

     – Bueno, ese problema no lo tenemos nosotros, que con un roce y un poco de convicción ya nos quedamos fecundados.

     – Como me vuelvas a poner el tentáculo encima, sales por la escotilla del ovni.

    Joe Santriani – Not Of This Earth

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  • 365

    Ayer, revisando palabras escritas guardadas en dígitos binarios, me di cuenta de los días pasados, de semanas tachadas en un mundo imaginario, de que, girando entre letras, acabé viajando en la traslación completa. 

    Aun sabiendo que a narrar se aprende contando y que el circunloquio es el pasatiempo del que intenta entretener, he de confesar que he mutado el trazo, he atormentado diéresis y condenado acentos a la soledad de un apóstrofe. Disfruto errando en mis misterios heráldicos, equivocando palabras de lugar y extraviando signos ortográficos que atentan a la sinfonía del texto orquestado.    

    No tengo dudas, he disfrutado mintiendo al mundo con la fábula de los reflejos, vomitando reflejos proyectados de la nebulosa de mi esencia, arañando garabatos de recuerdos oxidados, la parte más verídica de mis versos inventados. Confundiendo parábolas flotantes con la caricia del viento alisio.

    Si debo pensar en futuro, seguiré pintando a crayón, creyéndome sueño profundo, arrullando ríos de tinta con fantasía alada, que despierte de las sombras el claro del bosque y aullando a la luna despertaremos a un sol dormilón que, de tan ardiente, convierta en polvo las estaciones y el agua del mar se derrame a mi espalda. 

    Para probar la desdicha de mis pasos, os dejó marcado en secreto aquel que fue mi primer canto.

    Muse – The Dark Side

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  • Selene en mi ventana.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuánto pagarías por ir a la luna?

    Luna. Mi luna, mi delirio eterno divino.

    Daría todo y más por dejar esta noche mi huella en tu camino.

    Frank Sinatra – Fly Me To The Moon

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  • Arrepentirme.

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Hay algo que siempre pospones? ¿Por qué?

    En la ausencia de tu cariño, pinto nubes en el cielo, grises, húmedas, frías, distantes. Rojas en una puesta interminable, de estrella agónica, expulsada del firmamento. Pálidas, como la expresión de tu cara al verte lejos, huyendo del miedo de quemarte los labios. 

    Pinto lágrimas en el cielo y que se las lleve el viento, que las atrape el mar y las pierda lejos, que yo, conjurando el tiempo, adentrándome en mi sendero, sé cantarte mi canción.

    (que me tenga cuidado el amor)

    Silvio Rodriguez – Óleo de Mujer con Sombrero

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  • Invi(n)cible

    Sugerencia de escritura del día
    Háblanos de un tema o asunto sobre el que hayas cambiado de opinión.

    Sin saber cómo, de pequeño, aprendí a camuflarme entre los muebles, a pasar a través de las personas, como si fuera una sombra que escapaba inquieta y a esconderme en los armarios, con la oreja pegada a la madera de la puerta, escuchando susurros y confesiones prohibidas. Conseguí ser un niño ausente, callado e introvertido, que no reclamaba regalos en su cumpleaños y que, por no ser, seguía sin ser visto. Así ganaba al escondite, pero nadie me aguardaba y yo seguía esperando ser encontrado.

    Según crecí me encontré ofuscado en los senderos, suspendiendo matemáticas por sustraerme en decimales y aprobando lenguas muertas por omitir el sujeto, habiendo predicado el verbo escapar. En gimnasia contemplaba mi reflejo en charcos de lluvia, a falta de quien me pasara el balón o me entregara el testigo corriendo y en misa, los domingos, deslizaba mis pecados hacia la plaza comulgando con el aire fresco de la mañana.

    Escondido en el trastero, huyendo del maltrato de los pasillos y del rugir de los tutores armados con reglas estrictas y cartabones de escudo, la vi entrar. Incubaba un secreto turbio, que ensuciaba sus pulmones, vestía de espectro a la brisa de la luna, con nubes grises en el vuelo de su falda y una mirada oscura, distante, de sonrisa esquiva, soñando con ser sombra en el país de las ventanas abiertas. Tropezó conmigo y cayó de bruces en mis brazos, y entonces, solo entonces, comprendió que existía.

    Pasamos el curso comiéndonos a besos en las esquinas, entre caricias tras las paredes y arrancándose la piel al filo de los pasillos, donde nadie nos veía, donde todos quisieron verse siempre entre las brumas de un secreto, solo que estábamos delante y nunca lo supieron. Llegó el verano, éramos niebla y transmutamos en gotas de rocío, sobre el cristal de las ventanas y con el sol, nos evaporamos.

    Muse – Invincible

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  • 2134

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál ha sido el mejor consejo que te han dado?

    Hubo una ocasión que mi imaginación paró, ya no era ese océano de brisas perpetuas, de misterio escondido en sombras, ya tus labios estaban cerca y me prestaban su húmeda voz en los días raros. En mi alcoba, había líneas curvas infinitas, que sin la necesidad de una súplica, promesa de intensa aventura, me hacía navegar en tu río dulce y en tu intrépida cordillera, cuando la luna sonreía, al oscurecer del día.

    Llegó la calma de madrugada, cuando los demás soñaban y el amor terminaba con su deseo, cuando salían las hadas a cuidar de los misterios, se enturbiaba las luces pálidas y grises sombras escupían gatos pardos por las esquinas, en un concierto que susurra, voz de venus encarcelada, que dormía cansada cuando yo ya no podía.

    Los cristales rasgados de copas vacías, en el fervor de la oscuridad, relucían, con los primeros rayos de un sol cansado, qué exhausto se levantaba a brillar, rendido de nubes. Era un domingo de repique de campanas, exentas de pecado concebido, que quebró la desdicha pariendo, en la sangre de la batalla, un adiós eterno, pero a mí me atrapó dormido y no pude cantar mi salmo.

    Solo recuerdo, el aroma de portazo con rabia, en el café de la mañana, que me hizo barrer la casa, de caricias caídas de la cama y limpiar de los espejos tu sonrisa ausente y reflejos de lágrimas. Guardé confusión desganada y sentimientos rotos en el trastero y tendí al sol mi traje nuevo de fiesta, para no olvidar que el carnaval exige la mirada tras la máscara.

    Como dijo Sabina, fueron quinientas noches en vela y tres días de resaca, de ron cosido, con luces de colores, con miradas atrevidas y risas anabolizantes, de corazón herido, de disparo de gracias y hasta luego. Nunca estuve solo, tras tu huida furtiva, lo prometo, pues cuando marchabas sin maletas volvió alegre mi fantasía, recuperé el sentido del tacto y tronaron mil melodías que resonaban en mis sueños.

    Love of Lesbian – Planeador

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  • Todos mirando

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cómo celebras las fiestas?

    Apenas podía sujetarla por el temblor de mi mano, pero conseguí abrir la lata, de una explosión burbujeante que terminó por derramarme la espuma encima. Temblando y bañado de cerveza, empecé a relatar la historia bajo la mirada atenta y risueña de aquel amigo que me invitó a beber de buena mañana.

     – Cerraron pronto para mi gusto, con un sueño imposible que poco a poco fue tornando claro, que me hizo salir de ese antro con unas cuantas copas encima y una invitación intrigante. Me encauzó hasta el típico bar de desayunos y devoramos dos Croissants a la plancha con jamón serrano y queso manchego, una de esas aberraciones tan ricas que te da la madrugada, aunque lo que más me alimentaba era su mirada pendiente a mis labios y su risa a mis palabras.

     – Tras los rugidos de un motor, su mirada cambió, se hizo intensa, salvaje, “vámonos ya” me dijo y en lo que recogí el cambio ya estábamos en su casa, pegados en un beso, arrancándonos la piel a caricias, abriendo la puerta del dormitorio a golpes de espalda. Éramos dos animales en celo prendidos en llamas. Y luego…

    -¿Y luego? ¿Qué paso?

    Tras un trago de la lata medio llena respondí con dramatismo.

     -… Luego vino el cazador. 

     – El sol estaba comenzando a asomar por el lejano horizonte. El rasgar de la llave en la puerta principal, hizo parar a mi dama de ojos verdes y empujarme en un aviso, era su marido y sabía perfectamente que le caía mal, así que entré en el pequeño balcón que tenía habitación, con miedo y sin ropa, pendiente a cualquier sonido, corrí las cortinas con saña buscando escondrijo. 

     – Tras ruidos indefinidos en una espera eterna que duró unos segundos, escuche una pregunta, “¿pero tú no te ibas de caza?” Fue suficiente para mí, el pánico se apoderó de mí y salté por el balcón.

     – ¿Y no te mataste? Me preguntó mi confidente abriéndome otra cerveza para que no perdiera el tino.

     – Era un primer piso, tan solo fue un buen golpe. Me dolió más el zapato.

     – ¿Qué zapato?

     – No sé cómo, ella me tiró la ropa, los zapatos cayeron sobre mi cabeza, comencé a vestirme de manera desesperada cuando en la calle empezaban a pararse la gente que pasaba caminando.

     – ¿Y que pasó?

     – Sonó un disparo.

     – ¿Te disparó el marido?

     – En verdad creo que fue un portazo, pero no pare de correr hasta llegar aquí.

     – Menuda aventura, oye, ¿Qué haces esta noche? Vamos a salir por Verónicas.

     – Es que tengo planes.

     – Vamos, ¿Qué vas a hacer mejor que correrte una juerga con nosotros?

     – Volver al sitio donde la conocí.

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  • Sobre tus sueños

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Sobré qué temas te gustaría tener más información?

    Recuerdo los personajes de aquellas historias que pretendían hacerte dormir deprisa, pero provocan tu sonrisa, tus ganas de vivir aventuras, de caer en el océano de espuma y de volar en globo frente a la costa de tus preguntas sin respuesta. Suspirando descanso te contaba, al oído de tu impaciencia, historias de vetustos bosques eternos y dulces nubes de algodón salado, llorando en lagos cristalinos en los confines de tus sueños.

    Temblabas de frío al pie de aquel árbol sabio que se plantaba en tus recuerdos, te asustabas con terribles dragones azul y rosa, que rugían a fuegos fatuos y jugaban con la luna llena volando. Sonreías con aquel lobo, que en sidecar, acompañaba en sus aventuras a su pareja de baile, de vestido encarnado y mirada traviesa. Sorprendida por las huellas de hormigas, buscando incansables un prado, que ayudaban a las abejas, escondiéndose de los sapos, encontrando la primavera en el eco de un bostezo. Fascinada por la cola curvada de aquel felino anaranjado, que lanzaba conjuros divinos, siendo la sombra de un mago y que no llegaba a su destino, aun con los ojos cerrados.

    Tantas líneas olvidadas por tratar de lograr un sueño, que se desvanecía en un instante, de largas frases atadas a mi cuello, invocando misterios, buscando la paz del descanso, de sofá acolchado esperando, de un abrazo escondido y un beso, en cuanto tu respiración se calme y suene el silencio.

    Ashley Serena – Lullaby of Woe

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  • De Noche

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cada cuánto sales a caminar o correr?

    En la estación, como cada noche, esperaba. Dejando volar su vestido hecho de las sombras de los rincones, a cada tren que pasaba. Mirando distraída a su alrededor, esperando que su triste ausencia le dijera que debe volver sola otra vez.

    Tarde de nuevo, contemplaba el último vagón cuando la vi pasar, en silencio, persiguiendo la presencia parda de los gatos, en calles transitadas por desdicha y soledad. Esta vez quise saber, con la heroica curiosidad de aquel felino gris que huye al callejón, ¿a dónde le llevaba las prisas de sus tacones tras la paciente espera en el andén?

    Tres grotescas formas ofuscadas entre baldosas rotas, quisieron comprender que ocultaba yo en mi camino, dos adelantaron mi impaciencia, uno me propuso el miedo en forma de verbo.

     -¡Oye bro, déjame veinte pavos!

     -Lo siento, vengo del trabajo y no llevo nada- dije al volverme y ver una cara cosida en dibujos de tinta china que ocultaban las facciones del que no tiene que perder.

     -Ahora me vas a dar todo lo que tengas- Exclamó furioso, rodeándome con sus perros, guardianes de la rabia.

    De la oscuridad apareció su vestido al vuelo, del mismo color que mi última sentencia, me sonrió levemente y se interpuso entre el ente tatuado feroz y mis temblantes manos queriendo defenderse. Los demás cayeron en el acto al suelo, dejando una sombra roja bajo sus cuerpos.

    Pensé ver un beso de amor en el dibujo del cuello de mi agresor, solo que era de cariño mortal, de mirada vacía con el alma ya guiada por Caronte, antes de desplomarse al suelo y golpearlo sin gracia.

    Mi bella incógnita de labios rojos me sonrió, tímida, sin maldad aparente, con una pregunta en el brillo de aquellos ojos tristes.

     -Yo solo quería saber que estarías bien- Su risa estaba hecha de la lira que rasgaban los ángeles en su coro celestial.

     -No te creo. – Dijo una voz en mi cabeza.

     -Bueno, y saber a quién esperabas cada noche en la estación.

     -A ti. – Dijo ella mientras se desvanecía en la niebla del camino.

    The Distillers – Drain the Blood

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