Autor: DeOniros

  • Mi lugar

    Mi lugar

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Hay alguna actividad o afición que hayas dejado atrás o en la que hayas perdido el interés con el paso del tiempo?

    Mi lugar es mutable, de existencia superflua, de profundidad sombría. Tiene el brillo de aquel amor olvidado,que entre la nieve del desierto queda. La chispa de tu mirada perdida, que en tu mente la rutina no es excusa. Tiene sabor a mar, olor a lluvia, a tierra mojada, es suave como la seda, o áspero como dialecto felino.

    Es un lugar terco y volátil, que te apremia sin buscarlo a escondidas, de un estruendo se hace el silencio que se filtra suave en melodía, su cosecha mancha pentagramas si su recuerdo no se derrite al sol de la mañana. Donde se agrieta el espejo en el que Kora refleja su brillante cabello recién carmenado. 

    Es el tétrico lugar, donde figuras sombrías, raptan la inocencia sagrada, de Venus ultrajada por Eros, en una arrebatada pugna de caricias del acento. De recuerdos urgentes atados y de la voluntad deshecha en el viento. Deseo intacto de nube sublimada en hielo, o de hielo evaporado en nube.

    Ese rincón es donde anhelo mi morada, donde mis raíces arden en el empeño de agarrarse en su insustancial terreno, en la desidia de un rincón mundano, dejé el frívolo mundo cuerdo, para liberar el enredo me he aventurado de reino de la poesía al mundo de los sueños.

    Silvio Rodriguez – Del Sueño a la Poesía
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  • El delta del Rio

    El delta del Rio

    (Anterior)

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cuál es tu golosina favorita?

    – ¡Qué bello paisaje! Nunca pensé que la desembocadura de un río podía tener unos colores tan… Imposibles. ¡Me encanta, Alberto! Desde que llegué no haces más que enseñarme sitios asombrosos.

    Ella, embelesada, observaba lentamente el recorrido del río hasta llegar al delta, no podía ocultar su expresión de asombro. No era para menos. La inmensidad del paisaje mezclaba la plantación de arroz con la fauna y vegetación de la zona en una explosión de contrastes y colores. 

    – Fíjate en esto – Dijo Alberto señalando a una especie de globo peludo de un color naranja brillante que flotaba de manera imposible a la altura de su mirada. Cuando logró captar la atención de Triana, dio un suave golpe con el dedo a la criatura. En el centro de la esfera abrió un enorme y asombrado ojo de pupila celeste, se quedó mirando un instante a su agresor, aulló imitando una trompeta desafinada y huyó rápido mientras se iba desinflando.

    Entre risas pasearon por el irregular camino flotante de madera que improvisaron en su momento los agricultores y que se adentraba profundamente en el arrozal, recordando momentos vividos en la envejecida y maltrecha tierra, a tantos años luz de este paraíso. 

    Llegando a la mitad del recorrido, a la vera de la plataforma, empezaba a verse unos árboles muy parecidos a los Sauces llorones, de largas hojas gruesas derramándose hasta el suelo y un tallo verde y bulboso. Colgaban bayas de colores como si de un árbol de navidad se tratara. Alberto eligió una de color rosa pálido.

    – Prueba esto- Dijo poniendo la peculiar fruta a nivel de su boca

    – Sabe a gominola de cereza – La asombrada Triana no dejó de masticar para responder – Esta va a ser mi golosina favorita desde ahora.

    Mirándole a ella fijamente a los ojos, espero a que terminase de masticar su baya y se fundió con ella en un largo y pasional beso.

    – Mi golosina favorita siempre han sido tus labios.

    The HU – Wolf Totem

    (Esta historia continua aquí)

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  • Dormir

    Dormir

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Necesitas un descanso? ¿De qué?

    Necesito dormir para estar despierto. Para exorcizar la dictadura de la arena, de la marea que revuelve el firmamento. Necesito quebrantar hormigón, huir del cemento y descalzo perseguir los pasos del viento, que será si dormir es estar despierto. Para llenar de signos y runas las huellas, y percibirlas en braille al cruzar tu camino. Necesito que el sueño me lleve contigo, de madrugada, exhaustos, del intenso latir en los hombros, de soportar el milagro vivo de un deseo. Tan solo dormir y que me lleve el sueño.

    Anthrax – Got the Time
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  • El delegado

    El delegado

    Sugerencia de escritura del día
    La invención más importante de tu vida es…

    —Buenas noches, ¿me pone una copa?
    —Buenas noches. ¿Le parece bien este vino azul? Aquí causa furor.
    —Vino del vulgo. Magnífico. Vamos a probarlo. Oye… ¿qué sitio es este?
    —¿A qué se refiere?
    —No sé. Estaba atrapado en una pesadilla absurda, crucé una puerta y aparecí aquí.
    —¿Una pesadilla? Suena prometedor. Cuénteme.
    —Verá, soy delegado de zona en una gran multinaci…
    —¿Delegado de zona?
    —Sí, sí. Delegado de zona.
    —Ajá. ¿Y eso qué es?
    —¿No sabe lo que es? ¡El mejor invento desde la Coca–…!
    —Sé lo que es. Quiero oírlo de usted.
    —Bien. Superviso filiales. Aseguro que sigan mi estrategia.
    —Entiendo. Y si no lo hacen…
    —¡Los aterrorizo! Ja ja ja jaaaa
    —Claro. Y si la forma de ellos resulta ser mejor…
    —Imposible. Tenemos un equipo de técnicos especialistas que…
    —Vale, vale. Su pesadilla.
    —Había un operario que me contradijo. ¡Y nadie lo castigaba! Intenté que lo destituyeran… y nada.
    —¿Eso era todo? ¿No había monstruos, sangre, cuchillos?
    —No. ¿Qué miedo va a dar un monstruo? El verdadero terror es real: que alguien cuestione tu autoridad.
    —Aburridísimo.
    —¡Perturbador, diría yo!
    —Categoría nueva: terror tedioso.
    —Era espantoso, horripilan…
    —Sí, sí. Terror nocturno a ser contradicho.
    —¡Oiga! ¿No sabe que el cliente siempre tiene la razón?
    —Aquí, desde luego, no.
    —¿Y eso? ¡Qué descaro!
    —Porque estás en mis sueños. Y aquí mando yo.

    Korn – Y`all Want a Single

    Hay pesadillas con monstruos.
    Y otras, peores, que sólo tienen orgullo.

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  • Diosa Azul

    Diosa Azul

    Sugerencia de escritura del día
    Describe tu día ideal de principio a fin.

    La nebulosa de Orión se alzaba radiante, inmensa, envolvente.
    Como un rito sagrado, cada día a las 7:35 hora terrestre, Logar Maswani, tras su escaso desayuno y la oración prometida a su divinidad, se sentaba en la plaza de la cúpula para contemplar el fulgor de las estrellas. Observaba los suaves destellos y el torrente de colores que formaba aquella Xibalbá cósmica: la puerta del inframundo según los maya.

    Logar siempre pensó que por eso estaba allí, frente al infierno.
    Había sido su alternativa a prisión: un asesino sin escrúpulos convertido en guardián silencioso, gracias a sus conocimientos técnicos. Ahora disfrutaba de una calma inmensa en los confines del espacio, a veinticinco años luz de la Tierra, en un trabajo que todos los aptos rechazaban por su lejanía.

    Su estación orbitaba el artefacto de tránsito ON5-132, un portal que conectaba con galaxias remotas. Tras la meditación, se dirigía al puesto de mando, donde supervisaba androides semiautomáticos que patrullaban la estructura. Su misión: limpiar los residuos de partículas que impactaban contra el campo de fuerza.

    El portal tenía una masa apenas inferior a Venus aunque su tamaño fuera mucho menor: un anillo elíptico marfil, del tamaño y forma de la isla de Corvo, en Azores, con un núcleo de plasma azul que latía como un corazón antiguo. Toda su gravedad dormía en ese núcleo denso.

    Logar desconocía los movimientos de tránsito hasta poco antes del paso de una astronave: una simple notificación bastaba. No tenía que actuar. Las naves cruzaban el pórtico y, en minutos, encendían sus motores, perdiéndose como estrellas fugitivas en la inmensidad.

    Solo una vez todo fue distinto.
    Una nave militar averiada, la Beta Caronte, emergió del portal. Venía de un conflicto cerca de Nueva Gaia. La tripulación abordó con protocolo marcial, confinaron a Logar y repararon en tres días, entre botas metálicas y androides despistados rodando como fantasmas tecnológicos.

    Las naves proveedoras sí llegaban solas: robotizadas, surtían agua y alimentos para medio año, descargaban suministros y cualquier petición hecha por ansible. Logar podía comunicarse con casi cualquier lugar habitado, con pocas horas de retraso. Rara vez lo hacía.

    Poco antes del almuerzo, al llegar a la sala de comunicaciones, vio el resplandor rojo de la señal de emergencia en todos los monitores. Sus implantes en muñeca y retina ya le habían avisado.

    Una pequeña astro-recolectora pedía auxilio. El protocolo exigía motivo y diagnóstico: el soporte vital estaba a punto de colapsar. Logar autorizó la apertura de emergencia, envió instrucciones y desactivó el campo de fuerza.

    Los remolcadores acudieron a la Sigma Arquemist, una nave dedicada a recolectar flora y fauna en mundos habitables del universo conocido. Tripulación pequeña, menos de veinte personas; expediciones financiadas, en parte, por contrabando: drogas exóticas para ricos nuevos y minerales luminosos para coleccionistas.

    La nave emergió como una enorme beluga espacial. Como Alicia cruzando la madriguera del conejo, atravesó el portal. Su motor agonizaba; los remolcadores la guiaron con suavidad.

    Mientras la nave se acercaba al muelle, Logar corrió a su camarote. Desempolvó un instrumento antiguo y precioso: una daga ritual para honrar a Kali.

    Aquella noche, a la hora de la cena, su diosa tendría sangre.
    Su sacrificio.
    Y su ansiado silencio de nuevo.

    Daedric – Wretched
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  • Nox Rapax

    Nox Rapax

    En el umbral del tiempo mi existencia persiste. El flujo temporal inunda de infinitos recuerdos que se asoman en mi mente como polillas en un candil. Aunque si he de elegir, mi instante perfecto es hoy. Ahora. Siervo de Artemisa, soy el deseo más perverso de la luna llena. Perfume de tu cuello que embriaga el aire mientras soy sombra. Latido constante, respiración frecuente, tenso es el momento de delirio inminente. Notas de fuga barroca se liberan del pentagrama, rumor de batalla si hay suerte, pero siempre con ventaja. Elegante danza de la guadaña que siembra la vida con la muerte. Sabor ocre que extingue el ruido, sacia mi instinto y mi alma que vuelve al olvido se duerme, pero no se aplaca. Dulce el sabor que queda en mi boca.

    Korn – Children of the Korn
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  • Hace tiempo

    Hace tiempo

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Cómo influyen en tu perspectiva de la vida los acontecimientos importantes o el paso del tiempo?

    Me había entregado a ello, en cuerpo y alma. Este era el instante en el que el paso del tiempo dejaría de tener el mismo significado. O tal vez no. Pero como se dijo una vez; Audaces fortuna adiuvat. 

    – Parámetros cargados, procesando ignición.

    La máquina estaba preparada para el salto. Una lluvia de luciérnagas blancas empezó a arremolinarse junto a mí. Era necesaria una precisión milimétrica para lo que tenía en mente, estaba programado. Una oración, más no podía hacer. 

    Mi susurrada plegaria se convirtió en grito en el momento en el que el tiempo se quebró, como una copa de vino arrojada al suelo, llenando de un aura espesa, que impregnaba el espacio que transcurría alrededor.

    Como un antiguo vinilo de Black Sabbath, que pinchado a contra dirección emitía un extraño mensaje, las agujas de mi reloj empezaron a marcar de derecha a izquierda. 

    Todo ocurrió rápido, sentí mi cuerpo estallar en mil pedazos, un segundo… 

    … Y ya estaba allí, con ella. Cruzando la calle. Con el sonido de espanto que tenían las ruedas cuando debían haber frenado antes. La agarré con fuerza y hubo otro salto entre el claxon feroz del que va a chocar y no encuentra con qué.

    Caímos, y no había nada, ni camino, ni automóviles, ni olor a neumático quemado. Tan solo hierba, plantas y calma.

    – ¿Qué ha pasado? ¿Qué haces aquí? – Me preguntó asustada.

    – Nada, calma, ya ha pasado todo. 

    – Pero, ¿dónde estamos?

    – A salvo. En algún lugar del tiempo.

    Black Sabbath – Sabbra Cadabra
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  • Proyección Astral

    Proyección Astral

    Sugerencia de escritura del día
    Nombra algo de tu lista de imprescindibles que nunca hayas hecho.

    Nunca he hecho una proyección astral. ¿Qué no sabes qué es? Sí, eso de que tu alma se salga de su cuerpo y campe por ahí alegremente mientras tu cuerpo yace en estado catatónico. Y no será por no haberlo intentado. 

    Cuando era un alocado adolescente, quedé prendado sin remedio de la preciosa vecina de abajo. Que, además de preciosa, estaba muy buena. 

    Me gustaba y también me asustaba. Le tenía un miedo atroz. Todo lo que tenía de guapa lo tenía de bestia, y vi varios enfrentamientos con hombres, que en intentos de un acercamiento romántico quedaron mal parados.

    Recuerdo cuando se enfrentó con los obreros que trabajaban en la construcción de un edificio frente a casa. ¡Cómo la piropearon aquella tarde cuando pasó insolente y pizpireta caminando alegre por la obra! ¡Cómo gritaban ellos, cuando con cara de toro desbocado saltó la valla y se les abalanzó! No dejó ni un casco sin manchar de sangre. 

    En vez de seducirla directamente, empecé a coquetear con el esoterismo en busca de una solución para mi reciente mal de amores. Corrí a la librería más lejana, puesto que en la cercana me conocían y no me hacían caso. Me compré La Guía Práctica Esotérica Ilustrada con Pegatinas de los Arcanos Mayores. Y empecé así a adentrarme en el mar de los misterios ocultos.

    Conseguí crear, según instrucciones de mi preciada guía ocultista, un perfume embriagador con propiedades atrayentes y me presenté muy confiado en la puerta de su apartamento al más puro estilo de Mario Casas en Tres Metros sobre el Cielo. Recibí un puñetazo en la nariz que me quebró el tabique nasal. De vuelta a casa, hecho un alma en pena sangrante, todos los perros querían montarme. 

    Intenté un hechizo de amarre con invocación espiritual incluida. El ente que acudió resultó ser el de la pescadera del mercado, que murió de intoxicación por sardinas en mal estado hace unos meses. Ella intentó convencerme de que en verdad me convenía su sobrina Paca. No se lo quise permitir, pero hizo lo que quiso y Paca apareció esa misma tarde por el barrio, buscándome desesperadamente con tres kilos de mejillones y dos de gambas. Por suerte no supo encontrarme.

    Pospuse los hechizos de amarre cuando leí la posibilidad de verla en la ducha de manera oculta en una proyección astral. Y empecé a intentar los diversos métodos que existen para tal cometido. Empecé con la proyección mental por relajación meditada. Lo intenté esa misma tarde y desperté a las diez horas, muy descansado y sin haberlo conseguido.

    Lo intenté por medio de un ritual, pero volvió a aparecer la pescadera, enfadada y resentida por no haber hecho caso a sus consejos y cortejar a Paca, no me concedió la experiencia extracorpórea. Y me amenazó con ser el alma en pena que aterrorizara mi morada.

    El sistema de entrar en el plano astral por medio del sueño me concedió otras diez horas de descanso, pero no funcionó. Así que solo me quedaba tener una experiencia cercana a la muerte. Calculé concienzudamente la cantidad justa de matarratas mezcladas con aguardiente para poder pasar unas horas en coma. Animado por el presentimiento de que esta vez iba a salir perfecto y sintiéndome un tenaz hechicero, mezclé los ingredientes en el trayecto del colmado a casa y me lo bebí subiendo las escaleras. Me desvanecí en el último peldaño y bajé rodando, golpeándome en todos y cada uno de los escalones de mi edificio.

    Es así como morí.

    Y es así como no conseguí una proyección astral.

    Antes de ir hacia la luz, como todavía me quedaba algo de humanidad, quise despedirme de la causante indirecta de mi muerte, mi vecina. Al entrar en su casa y verla desnuda con esa cosa tan larga colgándole entre las piernas, me di cuenta del engaño. Descubrí que era un policía nacional de incógnito que investigaba a un posible violador en serie en el barrio.

    Es por eso por lo que ahora estoy en esta casa como poltergeist, señora médium, que ya es bastante lo que tengo con mi pena, como para que además tenga que estar lidiando con usted y sus preguntas dichosas.

    Nine Inch Nails – The Perfect Drug
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  • Poke

    Poke

    Sugerencia de escritura del día
    ¿Qué es lo que más te gusta cocinar?

    —Hola, queridos seguidores. Para quien no me conozca, soy Ulanni. Bienvenidos al canal de La Colonia. Hoy vamos a preparar un poke de salmón —anunciaba la voz de la pantalla.

    Cada mañana, mientras limpiaba el local, Ulanni recitaba sus recetas desde la holopantalla de la tasca.
    Alberto, trapo en mano, frotaba con terquedad los restos azulados de vino que manchaban la mesa.

    —Ya sabéis que el salmón, una de las especies terrestres introducidas en nuestra Nueva Tierra Kepler, ha vuelto al río a desovar. Así que tenemos salmones frescos.

    Pero Alberto no miraba la pantalla.
    Miraba más allá.
    Su mente viajaba a la vieja Tierra: a un sol despiadado, a una playa interminable donde la arena ardía y ella caminaba descalza, riendo como quien aún no sabe que un día se irá para siempre.

    —Necesitamos arroz, brotes de rafia de la pradera, cebollino, pepino kerpliano, jugo de baya rosa, salsa de soja y sésamo —continuaba Ulanni—. Como veis, aquí tenemos el salmón fileteado. Yo lo corto en tiras, pero podéis hacerlo en cubitos. Lo dejamos marinar…

    Recuerdos borrosos:
    el tintineo de su risa,
    labios ardientes,
    piel humedecida por río y azahar.
    Una fragancia hecha bruma, evaporándose en la memoria como cirio olvidado en la capilla de un convento.

    —Este arroz procede del delta del Draco. Una taza por dos de agua, quince minutos. ¡Perfecto cada vez!

    Tras la construcción del inesperado espacio-puerto, una pequeña esperanza se volvió oportunidad. Aquella tasca —refugio improvisado para no pensar demasiado— prosperaba. Era un negocio y también una trinchera: una manera de encogerse de hombros mientras esperaba lo imposible.

    —Troceamos las verduras —seguía el vídeo—. En bastoncillos, para mantener la textura crujiente. Si las dejáis en agua fría… sí, así… perfecto. Cuidado con las espinas de los brotes de rafia. Ni una sola debe quedar.

    A mediodía llegaría la nave. Siempre aterrizaba chirriando, arrastrando polvo celeste, y con ella rostros nuevos, historias recientes, hambre de comida de verdad. Ese hambre que solo aparece lejos del hogar.

    —…Y ahora solo queda colocarlo en el bol. Recordad: la vista también come. Mirad qué bonito. Fácil, rico y nutritivo. Ah, y si habéis visto saltar a los salmones en el río… pedid un deseo. Los noruegos dicen que, si lo haces de corazón, se concede.

    Entonces, la puerta sonó.
    Una silueta femenina interrumpió la quietud.
    Alberto levantó la vista.
    La realidad se quebró como una burbuja de sueño.

    —Pero… ¿eres tú?

    Y la sonrisa se hizo abrazo, y el abrazo beso, y las lágrimas corrieron como mares recién descongelados.
    Era la alegría pura, feroz, luminosa…
    de reencontrar lo que se había amado sin esperanza.

    Nini Music – Huyao

    (Esta historia continua aquí)

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  • 64

    64

    Sugerencia de escritura del día
    Escribe sobre tu primer ordenador.

    A Commodore lo adopté allá por el 88, esa época en que recién salimos del blanco y negro, 64 como cariñosamente se presentaba. Con sus 8 bits y sus 64K era muy espabilado para su edad. En el parque, era el más rápido, el que mejor cantaba y el más silencioso al esconderse. ZX Spectrum, que siempre iba con un radiocasete de doble pletina escuchando heavy metal y Amstrad, con sus gafas de sol tintadas de verde, se metían siempre con él, le llamaban bicho cuadrado y se jactaban de tener más videojuegos. Es que 64 era muy serio para su época. 

    Años más tarde, adopté a Amiga, la hermana de 64, muy lista y ágil, que vestía siempre a la última moda. Éramos felices los tres hasta que Amiga se echó de novio a 386, lleno de pegatinas e implantes, era un clónico sin nombre que pasaba el día colgado en el sofá. Se dedicaban a quemar DVD que luego vendían en el mercado negro para poder conseguir expansiones.

    Pentium llego a mi vida con un pantallazo azul y empezó a coquetear con extraños sistemas operativos que se administraba directamente por USB, le afectaba en el sector de arranque y le producía bipolaridad. Pasaba varios días sin poder arrancar bien, vomitando código y con un profundo mal humor. Tuvo un enfrentamiento con un servidor IBM que le costó el despiece. 

    Macintosh vino a casa presumiendo de potencia y estilo. Era imparable, super-conectado, triunfaba en la red. Aunque de gustos caros y delicado de paladar. Con un potente síndrome workahocolico severo que lo hace trabajar hasta desmayarse, que ocurre varias veces por semana, se resiste como un jabato a pedir una jubilación ya tardía.

    Estoy esperando ansioso que mi próxima adopción sea algún tipo de aparato híbrido, compacto, ultra conectable, multifuncional, ecológico, manufacturado de manera ética y si puede ser quirúrgicamente implantable. No pido mucho más, solo que sea barato y que me dure al menos diez años. Lo normal.

    En un rincón donde guardo mis trastos más preciados, todavía tengo intacto a 64, con su lector de casetes y sus enormes teclas marrones, esperando paciente a que le cargue aquel juego que siempre quiso ejecutar.

    Radiohead – Paranoid Android
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