
Te ofrezco la palabra: armonía escrita que alimenta tu espíritu, salpicada de matices, forjada por infinidad de mentes girando al son del ocaso; luchando con pluma y tinta para desafiar tu entendimiento y concederte el placer de la confusión, de mostrar el arcano para descubrir el enigma.
Te ofrezco el lienzo: plasma con tu voz en óleo, recorre la rugosa superficie saboreando la eufonía del pincel tallado. Rasga la materia inerte y dale el brillo de la sombra y la luz de la penumbra. Exprésate en líneas curvas de tiempo ganado al trazar tus sentidos.
Te ofrezco sintonías de vida alegre, banda sonora de aventuras indómitas en el exilio del sonido: compás que repica en tambores hambrientos de camino por andar, balada que acaricia el alma con acordes de golpes de pecho y lamentos que acompañan el anhelo.
Te ofrezco acatar tus deseos sin emitir juicios sobre la esencia del resultado, sin importar la dignidad ni el valor del título cerrado del producto. Prometo crearlo a tu imagen y semejanza, darle el soplo de vida y dejarlo a tu lado, esperando la inscripción de tu sello.
Pero antes, necesito una firma en la línea de puntos de este documento.
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.