
La sala era tan blanca que casi no se distinguía entre pared, suelo y techo. Había bancos de madera dispuestos en fila en los que unos pocos esperaban, todos parecían cansados, abatidos y tristes. Un señor con gafas de pasta y traje pasado de moda miraba al frente, el joven nervioso que había a su lado interrumpió sus pensamientos.
– Tardan mucho en atender aquí, ¿verdad?
– Total, hay tiempo de sobra.
– No sé usted, pero yo tengo asuntos que atender, en casa me esperan.
– Yo, por suerte, lo dejé todo atado.
– Qué suerte, coordinar a mi familia es difícil, los niños, el colegio, el trabajo. En fin, ya sabe, siempre hay prisa.
– En mi caso, mis hijos son ya independientes, como imaginará. Se portan muy bien conmigo y son atentos, hasta ahora, que no les valgo para nada, me siguen visitando a menudo.
– Venga, hombre, seguro que a veces les echa una mano y entretiene a sus nietos.
– Lo intento, pero me tienen miedo.
– ¿Son muy pequeños?
– Sara tiene tres años y Andrew tiene siete, son verdaderos torbellinos los dos.
– ¿Y el de siete le tiene miedo?
– Pues sí, más que la de tres. No le culpo.
– La mía tiene diez y tampoco para quieta.
– ¿Y no se asusta de usted?
– ¿Qué si se asusta? ¿Por qué tendría que asustarse?
– Ya veo. Usted no sabe por qué está aquí, ¿verdad?
– Pues ahora que lo dice, no lo sé.
– ¿Qué es lo último que recuerda?
– Pues… A ver… Salí de casa con prisas, dejé a la niña en la puerta del colegio y salí disparado. Llegaba tarde al trabajo y aceleré a fondo, recuerdo recibir una llamada de mi jefe y de pronto…
– ¡Oh!
– Siento ser yo el que le dé la mala noticia.
-… Era un camión, no me di cuenta… ¡Paso tan rapido! ¡Y yo…! yo estaba.
– Lo sé, es difícil de aceptar.
– ¿Dónde estamos?
– Estamos en el lugar que nos conecta con el mundo de los vivos.
Diary of Dreams – Dream of a Ghost
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.