
– …Salimos despedidos, proyectados sin compasión y con tanto movimiento quedamos desorientados. Mis compañeros cayeron todos por la gruta, y yo quedé atorado en un apéndice blando que colgaba en el centro de la entrada. Así que pude bajar poco a poco, siguiéndoles el rastro.-
– Me dice que estaban entrenados para llegar a su destino, ¿Qué les pasó?
– Verá, agente, al salir de nuestro transporte me di cuenta de que algo no cuadraba, el escenario no era tal y como lo habíamos estudiado. Había una explanada móvil que se agitaba alrededor del conducto donde entramos. La caverna absolvía frenéticamente todo lo que había alrededor. Era un espectáculo dantesco, todos estábamos preparados para nadar por un conducto más estrecho, no se parecía en nada al sitio previsto.
– ¿No tiene pistas del paradero de sus compañeros?
– Cuando terminaron de salir los demás, el vehículo fue retirado, también salieron muchos de mis camaradas impulsados por el movimiento de la caverna. Creo que estarán todos muertos, no creo que nadie pueda sobrevivir ahí fuera. De los que entraron no sé nada.
– ¿En qué consiste la misión?
– Principalmente, en llegar al objetivo, agente, los pormenores no son importantes.
– Necesito saber cómo es el objetivo, o algún dato relevante para intentar situarlo.
– Es grande, poco conozco de su forma, redondeada, creo. Solo sé que al menos uno de nosotros tenemos que traspasar su membrana y entrar dentro.
– ¿Si no sabéis cómo es, cómo lo reconocéis?
– Por el olor, nuestro rastreo es por olfato.
– Una vez dentro, ¿qué hacéis?
– Entrego la información que hay en mi cuerpo.
– ¿Información?, ¿Qué información?
– No sé, algo relacionado con el milagro de la vida. ¿Sabrá dónde encontrar mi objetivo, señor guardia?
– Verás, mi trabajo es mantener este sector libre de amenazas, acabar con los invasores que vienen a atacarnos. Conozco bien el canal, su funcionamiento, sus habitantes, pero nunca he pasado de las fronteras de la zona.
– ¿Y no cree usted que al final de este túnel podría estar? Percibo por mi olfato que los demás compañeros se han dirigido hacia allá.
– No, muchacho, allí solo hallarás una terrible muerte ácida.
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.