
La lechuza miró desafiante a la paloma y después a la joven. El cielo empezó a nublar, oscureciendo las nubes a su paso, el resplandor del fin de la tarde. Con extraña expresión de una sonrisa imposible, comenzó a hablar.
– Perdonen ustedes mi intromisión, debido a las constantes necesidades de evolución de los humanos, creemos conveniente ciertos cambios y con nuestra ayuda seguro lo lograrán.- El ave ululante hizo una pausa, miró con descaro a la paloma y con seguridad a la joven, respiró y siguió con su propuesta. – Para comenzar necesitamos tener un enviado, digamos, como un embajador de nuestro reino en la tierra.
– Me queda claro que se trata de una ofensa a la Ley de Dios, pero, ¿quién es usted? – Graznó con indignación la paloma.
– Es verdad, qué mal educado que soy, me presentaré-. La lechuza hizo una reverencia – Mi nombre es Belcebú y comparto la gestión del infierno con mis compañeros Lucifer y Astaroth…
– ¿Qué tengo que ver yo en todo esto? – Interrumpió Mariana un tanto asustada
– Queremos que seas la madre del Anticristo.
– Otros que me quieren preñada. Estudié toda mi vida, voy a empezar la universidad el año que viene. Cinco años de clarinete, dos de danza clásica para que solo me quieran para preñarme. ¡Y sin contacto humano!
– ¿Quién ha dicho eso? Somos demonios, el contacto carnal es importante para nosotros. ¿Conoces la canción “Mami, mami, cómeme el salami”?
– Claro que sí, hasta me sé el baile de TikTok.
– Entonces ya conoces al elegido.
– Joder, está bueno y es famoso…
– Y perderás tu castidad y pureza, te condenarás en el infierno. – Gritó la paloma enfadada
– En el infierno, cuando le toque su hora, estará sentada a la siniestra de Satanás, con buen clima y todas las comodidades, acceso inmediato a los pecados capitales, además del clima inmejorable que tenemos en el averno. – Respondió el ave rapaz con cierto orgullo.
– ¿No hay alguna opción en la que no quedo embarazada?
– ¡No! – Dijeron los dos pájaros al unísono.
– Pues que mierda.
– ¡Esa boca, niña! – Reprendió la paloma.
– Déjala que se exprese, mojigata- Defendió la lechuza.
– Quizás yo pueda tener una solución mejor – De pronto apareció una especie de cigüeña aleteando entre las dos aves – Soy el dios Thor y mi propuesta es…
– Por Thor y Odín, ni les hagas caso —interrumpieron dos cuervos graznando a coro. – Nuestras condiciones son mucho mejor.
– Yo soy Itzamná – Gritó un gorrión colándose en medio de la reunión de aves. – Exijo que…
Mariana, agobiada de ser la protagonista de la película de Hitchcock, aprovechó la pelea de gallos que estaba presenciando para salir de casa. Sin duda sería difícil evitar el designio de los dioses, pero necesitaba un respiro. Salía del portal de su casa cuando, en un brillante resplandor, se formó una grieta en el espacio del que salió un señor en silla de ruedas.
– Hostias. ¿Tú no eres Rick, el de Rick y Morty? – Dijo la joven sorprendida.
– Señorita, comprendo que no sepas quién soy, y aunque no es importante, me presentaré. Me llamo Stephen y mientras vivía era científico. – Dijo con una voz robótica que le salía de un artilugio que llevaba enganchado al pecho.
– Me niego a que me dejes preñada si es lo que buscas.
– No, te quería proponer algo mejor. Estudia. Ciencias, letras, lo que quieras. Algo que te haga pensar por ti misma. Hazlo y descubrirás que no es necesario que ningún dios todopoderoso te diga lo que debas hacer.
Muse – Madness
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.