
Recuerdo aquella vez que, sin quererlo, ordenando pensamientos superfluos, resbalé con una idea descartada, que de mala me hizo frente y me caí dentro, en la profundidad de mi mente.
Al descender en mi espeso universo interior, ornamentado por la luna inmensa de mi afán de fabulador, palpitaba en la oscuridad estrellada. Debajo no había nada, descendía sin compasión.
Vestías un traje largo y azul, caías también sin remedio, pero a ti te importaba poco, y rezando tu tayul, me fui acercando a tu lado y comprendí quién eras tú.
Tu mirada verde delató mis sentidos, criatura extraña, extraterrestre, mitológicamente mágica, de origen inexacto y carácter esquivo, tremendamente enigmática, eres la esencia de mis relatos, la inspiración de mis sueños escritos.
Te agarré al vuelo, y te abracé fuerte, pues sé que es cierto, que con tu suerte, juntos y abrazados, no tocaremos el suelo.
Lori Meyers – Siempre Brilla el Sol
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.