Amanece

El amanecer era purga y premio para ellos dos. Los primeros rayos de sol aparecieron justo al término de los últimos besos, después… tan solo disfrutar del nacimiento del nuevo día.

Tras la luz, desafiando el aire, un ser alado, desafiando el viento, cruzaba el horizonte para acercarse a la pareja que contemplaba el cielo.

 -¿Es una gaviota?

 -No lo parece, es muy grande.

 -Un águila imperial, quizás.

 -Sigue pareciéndome grande.

La criatura alada, en su danza entre las nubes, se acercaba rauda.

 -Un buitre o un cóndor.

 -No, no me parece un ave.

Surcando las alturas, el reptil volador pasó por encima de ellos, emitía un sonoro y peculiar graznido desde sus fosas nasales.

 -¡Es un pterodáctilo!

Los dos enamorados corrieron a refugiarse del colosal espanto que les sobrevolaba. La criatura no torció su camino, pasó de largo, solo le interesaba llegar a su destino.

Las noticias de la tarde, con pulcritud, relataron la inverosímil historia de la pareja enajenada por el amor que se procesaban.

 -Oye Sgruolp- Se escuchó decir dentro de la cabeza del saurio. – Creo que el camuflaje de la nave está un poco anticuado

 – Es lo que tienen los recortes de gastos en invasiones interplanetarias.

Garbage – The World Is Not Enough

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Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.