El olvido.

Sugerencia de escritura del día
Dinos una cosa que cambiarías de ti si pudieras.

Hay veces que tengo la suerte de aburrirme, entonces cierro los ojos y miro hacia dentro, en busca de restos de imaginación pegados en las cuencas de mi mirada o retazos de canciones sordas, lanzadas al mar una tarde de sal de playa y lluvia en agosto. Casi siempre vuelvo con una sonrisa disimulada o una lágrima que compartir con la cama. Todo es mejor que dejarse aburrir sin hacer nada

Aquella vez, de tan profundo que llegué, caí en el hipotálamo, confundido, sin saber cómo regresar a mi yo consciente, seguí una vieja marca de tinta de bolígrafo azul, de textura vieja y agrietada, que en forma de garabato, me fue acercando a los ganglios basales, donde el color se disipaba de recuerdos. Pintados con crayón, dibujaban figuras de risas y carreras en el parque, de animales aullando a la primavera, queriéndome eterno hasta que me muera. 

Lo encontré ahí, sentado, agarrado a sus piernas. Lo conocía bien, aunque no sabía quién era, esa persona sin cara y con sombrero que, por querer ser mi amigo, se hizo etéreo. “Cuánto has crecido”, me dijo triste, “¿Sigues asustado?”, me dijo serio, “Te veo estupendo”, dijo sonriendo. Entonces le recordé salir de la sombra de un misterio, abrazarme al recuperar el aliento, hace tanto tiempo… Que el olvido me visitó enterrando su aspecto. 

Tomamos café como hacen los mayores, contándonos historias de citas y de flores, del fracasar caminando y sobre aprender errando. Le hablé del pasado, de lo que no había alcanzado, de tu luz que es mi vida, de lo que gané prodigando, de mis instantes eternos, de la efímera dama donde se esconden mis sueños. Brindamos por el futuro y rezamos por que sea verdadero.

Me tomó de la mano suavemente, como antaño, cuando estaba más cerca del suelo y él a mi lado, y recorrió conmigo el laberinto de mi mente, que ahora era diferente, y me entregó en la entrada de los párpados cerrados.

 – ¿Vas a quedarte conmigo?

 – Siempre.

 – ¿Eres real?

 – Tanto como lo eres tú.

Así nos despedimos, con la promesa inventada de algo que jugaba a ser real y desapareció de mi memoria, como las letras de una pizarra borrada, entre tizas blancas de letras curvas y signos de sumar.

Sexy Sadie y Big Toxic – SR. Nadie

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Comentarios

2 respuestas a “El olvido.”

  1. Avatar de POETAS EN LA NOCHE

    Me encanta tu relato de hoy.
    Está lleno de magia y nostalgia, donde el aburrimiento se convierte en un puente hacia uno mismo. Me parece un reencuentro con la esencia perdida, un diálogo poético con los recuerdos y sueños olvidados.
    La promesa final, entre lo real y lo imaginario, deja una sensación de calma y esperanza, lo que somos nunca se pierde, solo espera ser redescubierto.
    No lo podrías haber descrito mejor, además le has estampado un toque que me resulta romántico.
    Bueno te lo repito, ¡me encanta!
    Un abrazo, hombre invisible. 🌷

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    1. Avatar de El Onironauta

      Todos hemos inventado a alguien jugando de pequeños, a mí me gustaba inventar personajes de otro mundo, quizás como hago ahora. Entonces eran más cercanos, aunque en verdad no llegaron a ser amigos invisibles tal y como ocurre en muchos niños, si que los usaba para gestionar mis miedos. Así que me inventaba el terror y también el antídoto. Me gustaría poder acordarme mejor de como eran pero te aseguro que recuerdo el extraño sentimiento de amor a aquellas figuras de colores hechas con plastilina.
      Gratos sueños amiga invisible (un poco más visible que yo)

      Le gusta a 1 persona

Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.