
– Por fin es viernes. Ah, que no es viernes. Bueno, sábado. El primer día de descanso, después de una larga semana enredado, rezumando tinta de estampar sellos para alegrar esos documentos tóxicos, que vinculan tu alma a la prisión de la deuda, adornando con garabatos como presentación de mi nombre a la ley de la justificación. Concediendo el derecho, pero también sentenciando el deber. Arañazo de papel de tinta del diablo, con bic como escudo, entono la oración que invoco en tu nombre para poder ejecutar la gran danza de la firma, con membrete de diseño y copyright en vigor. Que exige su tributo entre cifras apretadas y su sacrificio de almas pías e impuras, sin importar su condición, piel o credo. Todo vale si la dádiva es efectuada sobre fondos legales y reglamentarios, por los siglos de los siglos…
– Sí, vale, lo que usted diga, ¿se va a tomar la última o qué? Cerramos en diez minutos.
Triangulo de Amor Bizarro – Estrella Solitaria
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.