
Oye, tío, ¿hoy no piensas salir? Venga Juan Francisco, sal del sillón, que hace un día precioso. ¡Ah! ¿Que ya vamos? Perdona, que como hablas tan raro… Ni te entiendo la mitad de las veces. Las otras no te hago caso, por lo aburrido que eres. Venga, sal ya, que me tienes cansado.
¿Qué hacemos hoy? ¿A dónde vamos? ¿Vamos al parque a perseguir a las chavalas? Hay alguna que me está dejando mensajes por las esquinas y yo sé que a ti te gusta la rubia, aquella que va siempre con mi colega. Sí, ese que está tan cuadrado y tiene cara de mala leche. Es buen tipo, no te mira mal, es que no tiene otra cara que ponerse.
¿Vamos a otro lado? Vale, yo contigo al fin del mundo, aunque me da en la nariz que por ese camino no hay nada bueno. En fin, tú sabrás. Pero, ¡Qué prisas! Al menos déjame contemplar el arte rupestre, ¡exquisito en esta zona, oye!
Juan Francisco, no me gusta este sitio, ¿por qué entramos aquí? ¿Por qué hay tantos colegas con cara de espanto?, me estoy acojonando. ¿Por qué huele aquí tan terriblemente mal? Hay aroma a pienso rancio y orina contenida, a sangre vieja, a miedo tenso. Huele a aquello que bebes aquellas noches de sábado, para ocultar tu hedor al terror de las miradas ajenas.
¿Quién es ese tipo de bata verde y mirada de psicópata? No, yo no quiero entrar. Pero… porque me abre la boca, Juan Francisco, este tío me está sobando, no sé qué mira tanto. ¿Qué es eso? ¡Joder! El tío psicópata este me ha clavado no sé qué mierda en toda la espalda. Yo no sé si es tu amigo, pero como me vuelva a tocar le muerdo la mano y le arranco un dedo. Anda, vámonos ya, déjate de cháchara.
¡Por fin! Aire libre. Qué agobio ahí dentro. Espera, Juan Francisco, déjame un segundo que voy a ponerle una reseña en la pared, que todo el mundo sepa que aquí vive un demente, está armado con una aguja. Bueno, ya hemos hecho lo que tú querías, ahora vámonos a perseguir motos.
Mägo de Oz – Espérame en El Cielo.
- Este texto ha sido traducido usando Google Translate, cualquier discrepancia en cuanto a expresión y dialogo sera tomada en cuenta.
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.