
– Hola buenos días, ¿me puede patentar esto?
– Hola, ¿Y qué es esto?
– Un Dispensador desenlazardor de partículas atómicas.
– ¿Me está diciendo que ese aparato es capaz de manipular partículas atómicas?
– Sí, exactamente rompe los enlaces atómicos de muchos compuestos.
– ¿Para qué? ¿Para conseguir energía con la ruptura?
– Bueno, la energía se pierde casi toda, no hay manera de poderla almacenar.
– Entonces, ¿para qué sirve este cacharro?
– Para romper la materia desde el átomo.
– pero… ¿Qué aplicación tendría?
– ¡Joder! ¿No hay problemas con el plástico? Desintegrémoslo.
– ¿Hace desaparecer el plástico?
– ¡No! Disparando al polietileno, por ejemplo, quedaría un grupo de moléculas de carbono y de hidrógeno, en compuestos más complejos quedarían además otros elementos.
– Eso solucionaría parte del problema ecológico del mundo, su invento es realmente interesante.
– Vale, ¿me lo va a patentar de una vez?
– Claro que sí, ese invento es una genialidad, se van a pelear por industrias y gobiernos.
– Sí, ahora solo tendré que refinar un pequeño detalle.
– ¿Qué detalle? ¿La efectividad?
– No, los residuos, en su funcionamiento el aparato emite residuos altamente tóxicos que quedan dispersos en la atmósfera, claro. ¿Me da ya esa patente?
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.