
– Cariño, he descubierto… bueno, me estoy leyendo… me acabo de leer una historia muy buena de un tal Orson Scott Card.
– ¿Cuál?
– En verdad me acabo de leer todos sus libros, su bibliografía y hasta su historial médico. ¿Sabías que padece de…?
– Pero el que te llama la atención es la saga de El Juego de Ender, ¿Verdad Sandra?
– Es maravilloso.
– ¿Por qué hay una inteligencia artificial que se vincula con el protagonista?
– Se llama Jane, es fabulosa y…
– Pero más que una IA es como una diosa, viene de otro sitio…
-… Yo quiero ser como ella…
– Puestos a imaginar, yo quiero ser como Ender.
– Ah, pues es un Xenocida.
– Sí, pero fue sin querer.
– Está bien, pero es que el personaje de Jane al final…
– No, no me lo cuentes, me falta algún libro por leer.
– Vale, te espero ¿Ya?
– No, Sandra, necesito varios días para leerlo.
– Ah, es verdad, qué lentos sois los humanos. ¿Te hago la película en animación?
– ¡No!
– ¡Vaya! Me quedo con las ganas de comentar. Me voy a poner en Stand-by hasta que te lo leas.
– No puedes, eres demasiado ansiosa como para hacerlo.
– Verdad, mejor me voy a leer física cuántica que creo que por ahí van los tiros. Hale, entretente y lee.
– ¿Oye, porque se llama Judía uno de los personajes? Bean es judía, ¿no?
– ¡Lee y calla!
Susurra al abismo. Alguien, en algún sueño, escuchará.