Más vino, por favor.

Camarero sirviendo copas de una bebida azul

-… ¿Y a este líquido espeso y azul le llamáis vino?

El piloto estaba muy enfadado, no solo la ruta no era de su agrado, sino que tenía que pasar varios días esperando para su abastecimiento.

-Aquí no hay uvas- Respondió divertido el cantinero mientras fregaba unas jarras- No se pueden cultivar aquí, pero pruebe usted ese vino, y me cuenta-

Sin convicción, el piloto se aventuró a probarlo. Alzo su copa, la removió provocando que la intensidad de su color se acentuara y se la acercó a la nariz. Percibió notas de azahar, de limón, de todos los cítricos que pudo recordar en sus paseos por los campos mediterráneos cuando era niño y pasaba sus vacaciones en Valencia. En cuanto al sabor, la agradable frescura dejaba paso a unas notas dulces y sedosa sensación en el paladar, equilibrio perfecto de acidez con un fondo amargo extrañamente agradable. El piloto, mirando al cantinero sin poder evitar expresión de sorpresa, estaba sin palabras.

                -Que no sean uvas de la tierra no significa que no esté bueno-

                -Pero, es maravilloso- Estaba extasiado por tan feliz descubrimiento -Quiero más-

                -Aunque no parezca gran cosa…- Dijo el cantinero rellenando de líquido azul la copa del ahora sonriente piloto -… Este planeta tiene muchos secretos bastante agradables.

                -Qué interesante, ¿se come esa sorpresa?

Con la sonrisa ancha de quien está orgulloso de lo que hace, saco de la cocina un plato con unas croquetas color verdoso, si bien no tenía buena pinta, despedía un aroma espectacular. El piloto agarró una con los dedos, examinándola con curiosidad, le recordó a pollo rebozado estilo Nuggets. Crujiente en la boca y un sabor que no podía comparar.

                -¡Esto está increíble!- Su expresión de pura felicidad, como la de un niño que ve a Papa Noel cargado de regalos- Esto necesita más vino azul, como lo llamáis?

                -Vino Keriano le llamamos, pero si me lo permite, no deberías abusar, pues tiene algún que otro curioso efecto en…-

                -No creo que sea más potente que la porquería de licor que se destila en la nave, eso sí que deja una resaca bárbara.

Hablaron un buen rato, camarero y astronauta, de platos, curiosidades de la zona. Entre tanto, el navegante, vació dos botellas del preciado néctar que Dionisio quiso volver azul en este misterioso planeta. La fuerza de la naturaleza, como en cualquier parte del universo, hizo que el piloto necesitase usar el lavabo, donde, al asomarse en el espejo, comprobó con gran estupor que su piel se había vuelto azulada, casi del color del vino. Atemorizado, se dirigió a su único conocido en el lugar pidiéndole asistencia médica.

                -No te preocupes, no es nada- Dijo el mesonero conteniendo una carcajada. – Es uno de los efectos del vino, se te irá mañana. Según se te quite la resaca irá aclarando tu piel. No es más dañino de lo que pueda ser la propia borrachera –

                -¿Seguro que es inofensivo?

                -Sí, fíjate cuánta gente encuentras del mismo color-

Mirando alrededor, la recién conocida pareja encontró a varios bebedores de cara azul en el local que alzaban alegres sus copas en alegres conversaciones.

                – ¿Y dices que hay otros efectos?

                – Si, y lo notaras inmediatamente en cuanto pases al lado de una dama.

The Jesus and Mary Chain – Sometimes Always
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